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LA NOSTALGIA DE UNA MARBELLA IRREPETIBLE Y ÚNICA
y elegancia, prácticamente ocupado al cien por cien todo el año. Cuentan que durante la pandemia, millonarios del mundo lo eligieron como residencia. Las villas costaban 10.000 euros diarios y hay quien las ocupó durante meses.
La historia de los Hohenlohe y el Marbella Club daría para muchos de esos biopics que tanto se llevan ahora, o una serie de sagas aristocráticas, los Bridgerton en versión Marbella, ambientada en los años 60-70.
Ira dejó al príncipe con el que se había casado a los 15 años y a sus dos hijos, Christopher y Hubertus, para irse con el play boy brasileño Baby Pignatari. Cuando quiso reclamarlos, Alfonso de Hohenlohe escondió a los niños en Gibraltar y luego los mandó a internados en Austria y Suiza.
Con los años, se casó dos veces más, una de ellas con una actriz británica de poca monta. Una historia apasionante que no tiene nada de ficción.
El director general de la Fundación Unicaja, Sergio Corral, había oído hablar de las fotos de Hubertus y su talento como creador de arte pop, sus exposiciones en Marbella y algunos museos de Europa, pero fue el pintor Hernán Cortés, autor de al menos nueve retratos del rey Juan Carlos, quien le animó a ver su obra. “Y me quedé impresionado de la originalidad, el color, la modernidad y la estética de sus composiciones”.
Ha sido el comentario general de los invitados a la inauguración de Málaga. Incluso los que conocen al artista y han visto muestras anteriores, ésta les parece la mejor de su carrera. Era el sentir de sus primos Pablo Hohenlohe y su esposa María Muguiro; de Marina Fernández de Córdova, que también lleva los genes creativos de los Hohenlohe. Marina lleva nueve años en la localidad mexicana de San Miguel de Allende, estado de Guanajuato, creando diseños a base de la mejor artesanía de aquel país, que exporta a California y Texas y vende en aquella ciudad, en una tienda que ha llamado Marquesa de Marcent, el título que le dio su padre y que casualmente se trata de una antepasada suya muy relacionada con México, donde protegió a sor Juana Inés de la Cruz, la primera feminista de la América colonial. obligatoria de todos los veraneantes en el Norte de España. Lydia iba acompañada por su marido, Charly, una mujer mayor y una chica latina. En este conocido hotel sirven unos huevos fritos con morcilla que suele degustar el Rey Juan Carlos cuando está en España. Es habitual encontrarse allí rostros famosos que reponen fuerzas camino de San Sebastián o Comillas.
ESTHER DOÑA se dedica estos días a recuperar la normalidad tras su ruptura con el juez Santiago Pedraz. En un vídeo-comunicado para una revista, sale con su perrita Chloé en brazos, a la que trata como a una hija y lleva a la peluquería con asiduidad. Chloé tiene apellidos, Falcó Doña. Así reza el perfil de la cuenta de instagram que tiene el caniche, de quien su doña cuelga fotos habitualmente con coletitas y lacitos rosas.