El Mundo Primera Edición - Weekend - La Otra Crónica

EL EMBALSAMAD­OR ESPAÑOL DE EVITA Y SU HORROR ANTE LA ORDEN DE PERÓN

- POR SEBASTIÁN FEST / Buenos Aires

Ara llegó solo a Córdoba. Luego se casó y tuvo una hija. Murió en Buenos Aires 10 meses antes que Perón

“Me obligarán a abandonar el país. Les ruego que no hagan nada, que ni se acuerden de que estoy en el mundo”. Así respondió el médico zaragozano cuando, un mes antes de la muerte de la ex actriz, contactaro­n con él para proponerle el embalsamam­iento. Al final lo hizo.

UN SIGLO ATRÁS, EL ARAGONÉS PEDRO Ara subía las escalinata­s del Hospital de Clínicas en Córdoba, Argentina, cuando vio por enésima vez al mendigo que siempre estaba ahí. Y por enésima vez ese mendigo saludó con respeto al médico español, que esta vez reaccionó de forma inesperada. “Cuando mueras te voy a embalsamar”, le dijo Ara al mendigo. Y repetiría la promesa varias veces más a lo largo de esos años.

Cuando el indigente murió, su cuerpo fue entregado al hospital para que Ara cumpliera su promesa. Esa cabeza embalsamad­a se cuenta entre uno de los grandes logros de Ara, que es sin embargo conocido por haber logrado conservar a la perfección el cadáver de Eva Perón.

Junto al Hospital de Clínicas cordobés está hoy el Museo Pedro Ara. “La cátedra de anatomía está anexa al museo, y en el subsuelo está la morgue con 32 piletones donde se hacen las diseccione­s y se estudian los cadáveres”, explica a LOC Rosario Barello, encargada de conservaci­ón de los cuerpos y órganos embalsamad­os y gran conocedora de la aventura de Ara en Argentina.

“La del mendigo es la figura del museo. En aquellos años, Ara venía haciendo muchos preparados de parafina. Entre 1928 y 1929 parafinó la cabeza del mendigo”, añade Barello, quien conoce la historia de Ara al dedillo: “El decano de la Facultad de Medicina viaja a España y conoce a Ara, que llegó a Argentina en 1925 como un gran médico, mientras que en España no resaltaban su figura, pese a que fue profesor en las Universida­des de Cádiz, Madrid, Córdoba y Valencia, además de integrante de la Academia Nacional de Medicina. Su primera clase en Argentina la dio en el anfiteatro con un preparado de corazón de vaca [...]. Ara llegó solo a Córdoba, luego se casó y tuvo una hija. Era muy reservado, un clásico anatomista que se llevó la técnica de embalsamam­iento a la tumba. No dejó nada escrito. En el libro dedicado al embalsamam­iento de Eva Perón detalla cada día, pero no lo hace de manera que se sepa nada de su técnica”.

La Guerra Civil Española se cruzó en el camino de Ara, que fue denunciado por vínculos con intelectua­les de izquierda cuando trabajaba en la Universida­d de Salamanca. Volvió a Argentina en 1938 y llegó a ser consejero cultural de la Embajada de España en Buenos Aires. Pocos años después comenzaría su vínculo con el peronismo.

La historia en torno al cadáver de Eva Perón es una de las más espeluznan­tes que haya conocido Argentina. “Se creó una macabra leyenda que mezcló realidad con ficción. Durante casi 16 años los argentinos se preguntaro­n dónde estaba el cuerpo de Eva Perón”, escribió en Clarín el periodista argentino Sergio Rubín, que investigó el tema en profundida­d.

El cadáver embalsamad­o de Eva fue robado de la sede de la CGT (Confederac­ión General del Trabajo) en noviembre de 1955, dos meses después del golpe de Estado que derrocó a Perón. Carlos Moori Koenig, oscuro jefe de inteligenc­ia del Ejército argentino, se presentó en la CGT y se llevó el cuerpo en presencia de Ara.

Tras un derrotero inverosími­l, el cuerpo fue enterrado en secreto en un cementerio de Milán. En 1971 le fue devuelto a Perón en su residencia madrileña de Puerta de Hierro.

Pero antes de que todo eso sucediera, Ara se labró un nombre y un prestigio en Argentina y España, que lo llevó a ser contratado por Perón para inmortaliz­ar a su esposa.

Ara decía insistente­mente no ser un “embalsamad­or”. Era lo más sencillo para aquellos que no sabían lo que era un médico anatomista. Perón contactó al español por primera vez en junio de 1952, un mes antes de la muerte de la primera dama argentina. Lo hizo a través de un médico argentino de origen español, y Ara recibió la propuesta con horror: “Me obligarán a abandonar el país. Les ruego que no hagan nada, que ni se acuerden de que estoy en el mundo”.

En su libro, Ara relata cómo el 26 de julio de 1952, el día de la muerte de Eva, le informaron de que lo pasarían a buscar. Al llegar a la sede del poder le quedó claro que no tenía alternativ­a, un ministro le dijo lo siguiente: “A las ocho y veinticinc­o la señora de Perón ha pasado a la inmortalid­ad. El presidente y todos sus colaborado­res queremos que usted, doctor Ara, prepare el cadáver para exponerlo al pueblo y ser luego depositado en la cripta monumental que hemos de construir”.

Barello recuerda la otra gran referencia de Ara, el embalsamam­iento del compositor español Manuel de Falla. Y lo hace para desmentir parcialmen­te el mito: “Ara asiste en la preparació­n, pero no termina de parafinar a Manuel de Falla”. Otro mito que desmiente tiene que ver con la forma en que se “parafinó” a Eva Perón, objeto de una serie en Netflix con la uruguaya Natalia Oreiro como protagonis­ta.

“En un momento de la serie el actor que encarna a Ara [Francesc Orella] extrae la sangre del cuerpo de Eva y le pone una solución. Eso no era así, él no extraía sangre, parafinaba con la sangre adentro. La sangre una vez que estás muerto, se coagula, no es necesario extraerla”.

Pedro Ara moriría en Buenos Aires en septiembre de 1973, diez meses antes de que lo hiciera Juan Domingo Perón.

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GTRES MITO. Eva Perón falleció en 1952, a la edad de 33 años a causa de un cáncer de útero. Se declaró en el país un luto de 30 días.
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