El Mundo Primera Edición - Weekend - La Otra Crónica

SE RECONCILIA CON MARIVENT

- POR EDUARDO ÁLVAREZ

La Familia Real prolonga su estancia en Mallorca para disfrutar al fin de la isla como lugar de veraneo. Un cambio de estrategia y de imagen tras años en los que la Consorte huía de Palma en cuanto concluía la Copa de Vela. Este agosto se la ha visto relajada y feliz en el paraíso balear.

NINGUNA FRASE ha perseguido tanto a Doña Letizia como la que, con el carácter impulsivo que le caracteriz­a, espetó a una periodista de LOC en el verano de 2010 siendo todavía Princesa: “¿Tú te crees que esto son vacaciones?”. Acababa de llegar en una calurosa tarde de agosto al Club Náutico de Palma de Mallorca, donde la esperaba un enjambre de informador­es que, entonces igual que hoy, aguardaban con expectació­n su presencia, por sí sola suficiente para cuajar la crónica del día.

Aludía Doña Letizia al hecho de que la Familia Real se viera obligada durante su estancia en la capital balear a mantener una intensa agenda institucio­nal. A lo que se sumaba un seguimient­o mediático que les obligaban a no poder relajarse ni un instante.

Todo cambió con la abdicación de Juan Carlos I y la proclamaci­ón de Felipe VI como Rey en junio de 2014, precedida de la desestruct­uración familiar que habían provocado asuntos tan espinosos como el caso

Nóos que llevaría a Iñaki Urdangarin a prisión. Hubo por aquellos días incesantes rumores acerca de si la nueva Familia Real iba a mantener Palma de Mallorca como su destino vacacional. Desde Zarzuela se cortó el debate asegurando que la presencia en la isla de Don Felipe y Doña Letizia, junto a sus hijas, estaba garantizad­a. Y aquel fue, de hecho, el año en el que se estrenó un posado protagoniz­ado exclusivam­ente por los cuatro en las escalinata­s de Marivent.

Pero no fue la única novedad que se introducía con el nuevo reinado. Los Monarcas permanecie­ron en Mallorca casi 10 días, en los cuales el Jefe del Estado participó en las regatas y todos se dejaron ver en los actos institucio­nales de rigor. Sin embargo, después, para sorpresa de propios y extraños, abandonaro­n la capital balear y se escaparon del mundanal ruido y de las curiosas miradas de los ciudadanos para disfrutar, entonces sí, de unas vacaciones en algún escondite real.

Se rompía con lo que había sucedido durante décadas. Y se inauguraba una tradición, la de convertir Palma en parada obligada para los Reyes, quienes en realidad no hacían sino cambiar Zarzuela por Marivent para prolongar allí hasta el final de la primera semana de agosto su agenda oficial. Lo que daba paso a una huida hacia la privacidad más absoluta que tantas críticas les ha acarreado. Y, con ello, engordaba la leyenda sobre lo poco que le gustaría a Doña Letizia Palma.

Pero, de chisme insistente, el asunto había acabado adquiriend­o relevancia política. Porque en los últimos años varios partidos nacionalis­tas o de izquierda antisistem­a que forman parte del Gobierno balear que preside Francina Armengol arremeten verano tras verano contra la presencia de la Familia Real en la isla y, en concreto, reclaman que Marivent, cuya titularida­d correspond­e a la Comunidad Autónoma, deje de estar al servicio de Don Felipe y los suyos como residencia de descanso. Uno de los argumentos que esgrimen estos partidos sí ha llegado a calar entre una parte de la ciudadanía mallorquin­a, algo molesta con las nuevas tradicione­s de los Borbones, la de que supone un gasto considera

ble todo lo relacionad­o con el acondicion­amiento, la seguridad y el mantenimie­nto del complejo de Marivent cuando su uso por la Familia Real –con la excepción de la Emérita– se acababa reduciendo a poco más de una semana, y lo que se transmitía era que Doña Letizia en cuanto ponía sus pies en el lugar ya quería abandonarl­o.

Este 2022 ha marcado un punto de inflexión. La Reina se habría reconcilia­do con la isla, en medio de una nueva estrategia de imagen y comunicaci­ón de la Familia Real.

Palma de Mallorca ha dejado al fin de ser esa corta parada de poco más de una semana para continuar la actividad oficial con vistas al Mediterrán­eo para recuperar su carácter de paraíso en el que los Borbones también pueden disfrutar del descanso, de sus aficiones y, en definitiva, de una parte de sus vacaciones más íntimas, que no privadas.

Y, así, más allá de que todo apunte a que Don Felipe y Doña Letizia también van a realizar alguna escapada secreta en los próximos días, han prolongado esta semana su estancia en Marivent, ya de un modo absolutame­nte relajado y sin ningún acto en la agenda oficial.

La estudiada, y sorprenden­te, salida que los cuatro protagoniz­aban este pasado miércoles por la mañana por el centro de Palma, donde protagoniz­aron un paseo como si fueran unos turistas más, tenía un único objetivo: el de demostrar que, efectivame­nte, seguían en la isla y que la querían disfrutar también como lugar de recreo. Tanto los Reyes como sus hijas iban con estilismos informales y cómodos y demostraro­n tanta complicida­d entre ellos como con algunos de los viandantes entre los que despertaro­n enorme expectació­n y no poca incredulid­ad.

Don Felipe había regresado pocas horas antes del viaje relámpago que le había llevado hasta Bogotá para asistir a la toma de posesión del primer presidente de izquierdas de Colombia, Gustavo Petro. A la misma hora del paseo, en los medios de comunicaci­ón resonaba la polémica suscitada por el gesto del Monarca de no levantarse ante el paso de la espada de Simón Bolívar.

Pero la reconcilia­ción de Doña Letizia con la capital mallorquin­a había comenzado días antes. Los informador­es que año tras año siguen las andanzas de la Familia Real en Palma concluían que este verano se veía a la Consorte especialme­nte relajada. La Reina habría disfrutado de varias jornadas de relax en compañía de algunas de las pocas personas con las que ha tejido complicida­d en la isla, como la mujer del cantante Jaime Anglada. En la recepción que el 4 de agosto ofrecieron los Reyes, junto a Doña Sofía, a la sociedad civil balear, por primera vez en los jardines de Marivent, no pasó desapercib­ido lo ultrabronc­eada que se mostró la Consorte, quien al fin parecía feliz en el lugar.

No ha cedido en todo la Reina Letizia. Así, no ha acudido ni un solo día al Club Náutico para acompañar a Don Felipe a su llegada para participar en la competició­n de vela o recibirle tras alguna jornada de regatas. Y, mientras, uno de los run-runes más insistente­s entre cierta sociedad balear este verano ha sido la incomprens­ión que genera el hecho de que ni la Princesa Leonor ni la Infanta Sofía parezcan tener el mínimo interés por la vela, pensando sobre todo en el futuro de una tradición tan ligada a la dinastía.

Sabido es que, durante sus estancias en Marivent, Don Felipe y Doña Letizia se han alojado siempre en Son Vent, residencia que, aun incorporad­a en el mismo recinto, les ha permitido a lo largo de todos estos años un espacio de intimidad suficiente­mente lejos del resto de la familia. La Reina ha vivido en Mallorca algunos episodios especialme­nte desagradab­les, como el célebre rifi rafe con su suegra en abril de 2018 a la salida de la misa del Domingo de Resurrecci­ón en la catedral de Palma. O, antes, en 2013, un annus horribilis para ella, su abandono precipitad­o de la isla en plenas vacaciones estivales en mitad de la que habría sido la mayor crisis matrimonia­l de Don Felipe y Doña Letizia según trascendió en su momento.

En los últimos años, prácticame­nte en cuanto concluía la Copa de Vela, Doña Letizia se marchaba de Palma junto a sus hijas. Y no han sido pocos los años en los que, ya sin ellas, Felipe VI prolongaba unos días más su estancia en la isla para disfrutar de la compañía de buenos amigos con los que cuenta allí. Incluso a veces, como sucedió el año pasado, el Rey realizó varias idas y venidas a Palma a lo largo del verano. El tiempo confirmará o no si la Reina ha terminado encontrand­o al fin su lugar en Marivent.

Empezaba a calar la crítica de algunos partidos por el coste del mantenimie­nto del recinto real para una sola semana

El paseo por la ciudad el miércoles sirvió para que se visualice que la Familia Real reducirá su escapada secreta

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EFE Los Reyes, durante la recepción a la sociedad civil balear en los jardines de Marivent.
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