El Mundo Primera Edición - Weekend - La Otra Crónica

PISCINA Y ZARA DE DÍA Y CHUECA Y LA LATINA DE NOCHE

- POR TADEO BOLEAS

La vicealcald­esa de Madrid recuerda aquel año que se quedó sin vacaciones para quedarse en la ciudad trabajando en Zara. Sin embargo, se lo pasó genial. Descubrió la capital y no se perdió un plan: todo el día con sus amigas a remojo, tomando vermú en sus bares favoritos y pateándose las calles que se derretían.

“TODOS MIS VERANOS HAN SIDO QUE TE CAGAS”.

A calzón quitado arranca su relato estival Begoña Villacís (Madrid, 1977), vicealcald­esa de Madrid, abogada y concejal desde 2015 del Ayuntamien­to, en cuyo pleno ejerce de portavoz de Ciudadanos. Uno de los últimos eslabones del partido naranja.

Como no podía ser de otra manera, la política, siempre cercana y simpática, prefiere narrarnos uno de sus veranos encerrada en Madrid. “A mí el verano me pone feliz, me paso todo el año esperándol­o”, sostiene esta mujer a quien, no nos engañemos, el sol le gusta, y mucho, en todas las épocas del año. No hay más que ver su bronceado eterno.

“Mi peor verano fue hace 25 años, cuando empecé a trabajar en un Zara tres meses, yo tenía unos 20, era relativame­nte joven, tampoco una niña, ya estudiaba Derecho. Ese verano me di cuenta de que me había hecho mayor, sobre todo cuando pregunté en mi trabajo cuántos días me correspond­ían de libranza y me respondier­on que 10. Aquellos veranos largos de dos meses y pico de cuando cría se habían acabado”, recuerda en tono nostálgico.

“Entonces tomé conciencia de mi realidad, ya me había convertido en una persona ‘mayor’ y asumí que a partir de entonces mis veranos iban a ser mucho más cortos. Siempre he tenido muchísimo trabajo... Incluso antes de dedicarme a la política”.

Antes de ser una de las líderes de Ciudadanos, Villacís había sido responsabl­e de las Áreas de Derecho Tributario, Laboral y Mercantil en Legálitas. También vivió un tiempo largo en Virginia (EEUU). Además, ejerció de analista en temas de Derecho en programas de televisión, de hecho conoció a Albert Rivera en una tertulia en un plató, entonces la fichó.

Pero ese verano del que nos habla, mucho antes de ser una persona pública, disfrutó de su anonimato. Lo propio de una joven normal de su edad dispuesta a pasárselo súper bien. “Esos diez días de permiso me los pegué en Madrid con mis amigas. Estuvo fenomenal, lo más guay fue que descubrí la capital en julio y agosto, yo siempre me iba fuera cuando tenía vacaciones y desconocía la ciudad en esos meses. Fue un verano muy divertido. Estábamos todo el día en las piscinas de Vallehermo­so, bañándonos y tomando el sol (...)”. Begoña rememora feliz aquellos años de despreocup­aciones. Sin un cargo tan alto ni hijas, porque recordemos que la política se casó después y tuvo tres niñas (la última hace tres años).

“Salíamos casi todas las noches, íbamos a la terraza del bar El Viajero, en La Latina. Es uno de mis sitios favoritos de Madrid. No salíamos de allí. Ese verano pude reconocer la ciudad. No tenía hijos ni nada, ni grandes responsabi­lidades. Todo era más fácil, era una persona más libre”.

En la actualidad, Begoña Villacís está separada de su marido y ha rehecho su vida sentimenta­lmente.

“Me hacía mucha ilusión salir a patearme Madrid. Tenía tiempo para hacerlo. Yo entonces vivía por el barrio de Chamberí y llegaba hasta el parque de

El Retiro caminando. Recuerdo que me ponía a leer tranquilam­ente en las escalinata­s del lago del Retiro”.

Aparte de La Latina, la ciudadana y sus amigas también exploraron otras zonas de la ciudad. “Salíamos mucho a divertirno­s también por Chueca”.

En efecto, ese verano que tenía que quedarse en Madrid obligatori­amente, ese verano que veía inicialmen­te como el que iba a ser el peor de su vida, terminó siendo el mejor. “Mira que soy nacida en Madrid, pero como tantos madrileños me voy fuera en verano lo que puedo, sobre todo por el calor... Pensé en la canícula y me horroricé por no poder ese año salir despavorid­a, como todos hacemos cada año buscando el mar... Como se dice popularmen­te, es cierto que Madrid son nueve meses de infierno y tres de infierno. Además, recuerdo que ese verano fue muy caluroso especialme­nte. Un horror, por eso estábamos todo el día refugiadas en las piscinas de Vallehermo­so”.

Allí iban por la mañana y después se tomaban el aperitivo por el centro. Al caer el sol, iban a un garito de Chueca que se llamaba Liquid y acaban la noche en El Viajero, a donde acudían hasta en domingo. “Dábamos muchas vueltas por la ciudad. Tomábamos el vermú en la Plaza de Santa Ana”. No les quedó ni un plan madrileño por hacer.

Tenía turno de tarde en Zara. “Como era de las pocas chicas de la tienda que hablaba idiomas, en concreto inglés, y Zara se estaba expandiend­o por el mundo en ese momento, me pidieron que me ocupara de formar a las encargadas de Tokio, Canadá y Los Ángeles”. Sin duda, fue una experienci­a muy interesant­e para ella. Aún le quedaban años de carrera, pero al ser verano no tenía que ir a clase y por eso pudo ponerse a trabajar y ahorrar.

Y de peor verano, nada. “Este verano fui muy feliz con mis amigas de toda la vida: Natu, Sonia, Susana y Jorge, que no era mi noviete, ¿eh?. En este verano estaba sola, sin novio. Yo he tenido muchos novios pero justo este verano estaba soltera”. Quizás por eso lo pasó tan bien Begoña Villacís.

La miembro de Ciudadanos es de las más valoradas de su partido entre la población española. Sigue en su cargo, aunque es presumible que en las próximas elecciones, si continúa la debacle en las urnas de la formación naranja, no repita. En cualquier caso, se ha percibido toda la legistura una relación cordial tanto con el alcalde Martínez Almeida como con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Ayuso, en especial durante la pandemia.

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JAVI MARTÍNEZ

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