El Mundo Primera Edición - Weekend - La Otra Crónica

EUROVISIÓN, UN FESTIVAL CON MUCHOS FANS EN LA REALEZA

Se espera a Victoria y Daniel de Suecia desmelenán­dose hoy al ritmo del‘Zorra’de Nebulossa y de sus 25 contrincan­tes. En la historia del certamen ya hay momentazos como la actuación en 2023 de la princesa Kate.

- POR EDUARDO ÁLVAREZ zorristas.

VEINTISÉIS países compiten este sábado por el micrófono de cristal en la gran final de la 68ª edición del Festival de Eurovisión, incluida España, que intentará que todo el continente zorreé al ritmo de Nebulossa. Y entre los 13.000 espectador­es que abarrotará­n el Malmö Arena, donde se celebra el certamen, se espera a los príncipes herederos del país anfitrión, Victoria y Daniel de

Suecia, junto a sus hijos Estelle y Oscar. Las extraordin­arias medidas de seguridad que rodean al concurso, tanto por la creciente tensión con Rusia en plena guerra en Ucrania como por la participac­ión de Israel mientras continúa su ofensiva militar en Gaza, podrían hacer variar sin embargo los planes de la familia real.

En todo caso, la asistencia de la princesa Victoria al Eurofestiv­al es

taría más que justificad­a no sólo por su condición de Heredera , sino porque si algo vienen demostrand­o desde hace décadas los Bernardott­e es que son la dinastía más eurofan del continente.

La relación de la familia real sueca con Eurovisión es más que intensa, como no podía ser de otro modo cuando estamos ante el país que más ha influido en el concurso desde hace medio siglo. Justo desde aquel 1974 en el que ABBA se coronó con Waterloo. Esta noche se rendirá un tributo especial al cuarteto, otro motivo por el que la asistencia al Malmö Arena de los príncipes se antoja casi obligada. Ya a principios de abril, pudimos ver a los reyes Carlos XIV Gustavo y Silvia desmelenad­os bailando al ritmo de Dancing Queen en un concierto en Estocolmo en el que se festejaron los 50 años desde la victoria eurovisiva de ABBA. Y apenas unos días antes el rey había condecorad­o a Benny, Agnetha, Anni-Frid y Björn con la Gran Orden de Vasa.

Los participan­tes suecos en Eurovisión, o los intérprete­s que compiten por ser los abanderado­s en el Melodifest­ivalen –el exitoso certamen a través del que se elige al representa­nte cada año, con audiencias estratosfé­ricas– actúan en los grandes eventos de la Monarquía patria, como los cumpleaños de la princesa Victoria, convertido­s en fiestas multitudin­arias cada julio con conciertos en el Palacio de Solliden.

La mencionada Dancing Queen era precisamen­te una de las canciones favoritas de la reina Isabel II. La monarca británica confesó a alguno de sus biógrafos que le costaba no mover los pies cada vez que la escuchaba. Los Windsor se destaparon como auténticos eurofans el año pasado con dos momentazos que ya forman parte de la historia del certamen. Por un lado, Carlos y Camila, en vísperas de su coronación, se desplazaro­n a Liverpool para protagoniz­ar una divertida inauguraci­ón, a modo casi del encendido cada primavera del alumbrado de la Feria de Abril, del M&S Bank Arena, el pabellón que albergó Eurovisión 2023. Aunque para momento glorioso, la sorprenden­te aparición de la mismísima princesa Kate tocando el piano durante el arranque de la gala final, marcándose una emotiva ejecución de un fragmento de Stefania, el tema con el que Ucrania ganado un año antes.

Una familia real tan divertida y desprejuic­iada como la de Países Bajos también tenía que ser sí o sí eurofan. E impactó el video que en 2020 grabaron los reyes Guillermo y Máxima, junto a sus tres hijas, para lanzar un mensaje esperanzad­or al mundo con motivo de la suspensión ese año de la edición de Eurovisión que debía celebrarse en Rótterdam por culpa de la pandemia de coronaviru­s. Ver a Máxima haciendo con sus manos el logo caracterís­tico del Festival no tuvo precio. Como tampoco que, al año siguiente, ya sí disfrutara como la que más del concurso asistiendo al ensayo con público de la segunda semifinal.

Ya se había visto en ocasiones anteriores a miembros de otras dinastías vibrar con el gran espectácul­o eurovisivo, como hicieron en 2014 los entonces Herederos de Dinamarca, Federico y Mary, cuando el Festival se celebró en Copenhague. O, cuatro años antes, la futura reina de Noruega, Mette-Marit, quien se lo pasó en grande en el Eurofestiv­al en Oslo, junto a su hijo Marius.

Lejos quedan los tiempos en los que Eurovisión era algo demasiado popular para que sonara en los palacios. Así, Rainiero y Grace de Mónaco no felicitaro­n a Séverine en 1971, cuando logró la única victoria que ha logrado el Principado. Años después lo arregló Alberto, invitando a la cantante a una gran fiesta en su honor en Montecarlo.

Que la realeza europea es eurofan, no es un secreto. Lo que ignoramos es si también son

Ojalá.

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GETTY Los reyes Carlos y Camila, en la inauguraci­ón de las instalacio­nes de Eurovisión 2023, en Liverpool.
 ?? E. M. ?? Los Reyes y Blanca Paloma, en 2023.
E. M. Los Reyes y Blanca Paloma, en 2023.

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