El Mundo Primera Edición - Weekend - La Otra Crónica

“HE CRIADO A RODOLFO SANCHO EN MIS BRAZOS”

“Era iletrado y Sancho Gracia me enseñó y me colocó en el Teatro Nacional de Barcelona”. Luego fundó las discotecas de la escena más transgreso­ra de Cataluña.

- POR LUIS FERNANDO ROMO

“Me han ofrecido mucho dinero por hablar Sancho. Son mi familia”

DE RECOGER CARTONES Y botellas vacías de cava siendo un crío a codearse con Fidel Castro, Jane Fonda y Lola Flores. La vida del empresario y relaciones públicas alicantino Paco Pàmies parece de película. Sin saber leer ni escribir ha acabado por ser el custodio de los secretos del Paralelo barcelonés, donde en 2007 abrió el bar Loco loco Paralelo, un sentido homenaje al primer musical protagoniz­ado por su “padre y hermano” Paco Morán, como así recuerda al añorado intérprete cordobés.

Llegó a Barcelona con 9 años desde La Murada, una pedanía de Orihuela (Alicante). En su casa no había lugar a derroches. Su madre fregaba suelos y su hermana era pollera, así que Paquito dejó la escuela porque quería ganar un dinerito. Ayudaba a las personas mayores con los carros de la compra, fue recogepelo­tas y a los 13 años fue aprendiz en una droguería. Allí vendía la

pintura a granel y en sus ratos libres pintaba pisos a cambio de la voluntad.

En 1973 un amigo le dijo que se fuera para hacer de extra en la obra Tiempo de espadas, “así que me fui al teatro Moratín –en la actualidad la sala Luz de Gas– pasé el casting y me dijeron que no tenía que hablar, que solo aparecía al final de la función para abrir la puerta para que los personajes pasaran. ¿Sabes quiénes eran los protagonis­tas? Sancho Gracia y Joan Pera”, comenta con cierta nostalgia. Nada más cruzar la mirada con Sancho se coció una amistad que duró hasta la muerte del intérprete en 2012. El protagonis­ta de Curro Jiménez fue padrino de su boda.

“Como era iletrado Sancho me enseñó a leer y a escribir a sus contactos me colocó en el Teatro Nacional de Barcelona, que dependía del Ministerio de Informació­n y Turismo. Con 18 años fui el representa­nte de gira de la compañía y el primer relaciones públicas de un teatro en España”. A desparpajo no le ganaba nadie. Paco tenía labia, aprendía rápido y las captaba al vuelo.

En aquella época Sancho era íntimo de Chema Suárez, uno de los mejores relaciones públicas de nuestro país y hermano del presidente Adolfo Suárez “que fue el padrino de bautismo de su hijo Rodolfo Sancho”. Silencio. Suspira. Entrevista­do y entrevista­dor estamos pensando lo mismo: el juicio a Daniel Sancho por el asesinato y descuartiz­amiento de Edwin Arrieta. “Para mí esta familia es sagrada. No hablo de temas delicados”, asegura este experto en la farándula que lleva a

gala ser leal con la gente que estima. “Con Noela –viuda de Sancho– hablo una o dos veces a la semana” y apostilla que “a Rodolfo casi le he criado en mis brazos”.

Todavía recuerda la amistad de Sancho con Fidel Castro. “Todas sus películas se las regalaba al Gobierno cubano porque no tenían dinero. Él fue una de las personas que quien abrió las puertas del cine cubano en España y muchas produccion­es se rodaban en la isla porque era barato”. Allí coincidió con Jane Fonda y su marido, Ted Turner, que también habían sido invitados por Fidel para la inauguraci­ón de los Juegos Panamerica­nos.

Tras el Teatro Nacional de Barcelona pasó al teatro Victoria como relaciones publicas y le siguieron la discoteca Camelot, la sala de fiestas Barbarroja, recuperó la sala Barcelona de Noche y los teatros Arnau y El Apolo. Por la venta de este último, en señal de agradecimi­ento los nietos del empresario le cedieron “ante notario” todo el legado artístico del teatro “con miles de bocetos, música original, libretos, fotos e incluso tengo la bobina original de Las alegres chicas de Colsada”. Y desliza: “El empresario era muy amigo de la Collares, la mujer de Franco”.

Durante estas cinco décadas junto a su fiel compañero, el empresario Jaime Albó, dueño de El rincón del artista y la Sala Apolo, han sido quienes está ndinamizan­do el Paralelo. A esta labor se ha unido su amigo el Mago Pop, que compró el teatro Victoria en 2019.

Paco ha vivido demasiado. Durante el rodaje de la película Victòria! La gran aventura de un pueblo (1983) trabó una buena amistad con Helmut Berger. “Le encantaba jugar con temas prohibidos.

Después del rodaje íbamos a cenar y siempre se nos escapaba con la excusa de que iba al baño. ¿Sabes dónde se iba? Le teníamos que ir a buscar a Sitges, donde se montaba unas fiestas tremendas. A veces desaparecí­a durante dos o tres días”.

Nunca olvidará las experienci­as vividas junto a Peter Marshall, el actor de Orzowei. Convertido en una súper estrella realizó una gira por toda España contratado por el Circo Mundial, “así que le llevé a Santa Pola aprovechan­do que actuaba en Elche. De repente nos rompieron a pedradas todos los cristales de la casa de mis padres porque el tío no quería salir a saludar. Había como 300 niños en la calle tarareando la canción Orzowei, tararará, tararará… Me dio mucha pena cuando murió en accidente de coche con 29 años”.

Solo le queda cumplir un sueño. Junto a su íntimo amigo, el empresario Jaime Albó, dueño de El rincón del artista y de la Sala Apolo, espera que el Ayuntamien­to les conceda un espacio para mostrar los miles de objetos artísticos atesorados en el sótano de 300 metros del bar Loco loco Paralelo.

 ?? CEDIDA ?? Paco Pámies, en Loco loco Paralelo, su bar. Quiere que los objetos de su colección se expongan en un museo en Barcelona.
CEDIDA Paco Pámies, en Loco loco Paralelo, su bar. Quiere que los objetos de su colección se expongan en un museo en Barcelona.

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