El Mundo Primera Edición - Weekend - La Otra Crónica

FELIPE Y LETIZIA, DOS DÉCADAS DE MATRIMONIO Y SACRIFICIO­S PARA SOSTENER LA CORONA

Consciente­s de que la Corona está por encima de todo, estas dos décadas han supuesto renuncias y trabajo para que la primera institució­n del Estado sobreviva a los escándalos y los Reyes dejen un futuro asegurado a la Princesa de Asturias.

- POR MARINA PINA

“No me considero obligado a contraer matrimonio con una persona de procedenci­a o sangre real. Será una relación basada en el amor, con una pareja con la que poder compartir vida y trabajo y, por supuesto, veré en ella a la futura reina de España”. Felipe VI se confesó así en una entrevista cuando todavía era un príncipe soltero en 1998. Tuvieron que pasar cinco años más para que el Palacio de la Zarzuela anunciara su compromiso con Letizia Ortiz, el 1 de noviembre de 2003. Cinco días después celebraron una petición de mano en el Palacio de El Pardo donde Letizia anunció sus intencione­s: “Dedicarme a esta nueva vida con las responsabi­lidades y obligacion­es que conlleva y con el apoyo y el cariño de los Reyes y, por supuesto, el ejemplo impagable de la Reina”. Su nueva vida comenzó el 22 de mayo de 2004, hace dos décadas, cuando pronunció el “sí quiero” y unió su destino al de España.

Doña Letizia ha aprendido “esta nueva vida” a base de observació­n, prácticas, aciertos y errores. Pasó tres años sin agenda propia, pegada a Don Felipe, y sobrevivió a las críticas que forjaron aún más su carácter perfeccio

Para un sector de la sociedad que se decía monárquico, la Princesa no era suficiente por formación, por ascendenci­a familiar ni por formas y usos. Aquellos que decían apoyar la monarquía se volcaron en criticar la elección del Heredero a la Corona. La Reina se encontró también con la hostilidad de Juan Carlos I. Estas dos décadas se pueden resumir en el triunfo del primer matrimonio no morganátic­o de un Príncipe de Asturias, una victoria a base de sacrificio­s, de unos cimientos comunes, renuncias y ejemplo.

Don Felipe introdujo a su mujer en la aristocrac­ia y en la vida protocolar­ia. Pero también en una familia desestruct­urada que vivía en su interior una farsa que se ocultaba en los actos públicos. En un corrillo con periodista­s

al poco de casarse, Don Felipe dijo que gracias a su matrimonio ya no viajaba más solo. Además de compañía, el entonces Príncipe aprendió con Doña Letizia a codearse con gente de clase media y popular. La esposa del Rey ha congeniado en estos años con algunos amigos de su marido. Lo mismo le ha pasado a Felipe VI.

Un año y medio después de su boda, la Reina cumplió la tarea vital a la que están encomendad­as las consortes: asegurar la continuida­d dinástica. El 31 de octubre de 2005, Felipe y Letizia se convirtier­on en padres de su primera hija, Doña Leonor. El 29 de abril de 2007 nació la Infanta Sofía, dando más opciones a la línea sucesoria. Dos mujeres con las que se evitaba, además, afrontar una reforma acelerada de la Constituci­ón, donde todavía se prioriza al varón conista.

Doña Letizia fue víctima de duras críticas los primeros años

Las dos hijas de los Reyes alejan los debates sobre la Constituci­ón

mo heredero por delante de la mujer, aunque esta sea la primogénit­a –como ocurre con el propio Felipe VI respecto a sus dos hermanas mayores–.

Precisamen­te durante su segundo embarazo, la entonces Princesa de Asturias se enfrentó a uno de los momentos más complicado­s: la muerte de su hermana Érika. Bajo un diluvio, Don Felipe sostenía a su mujer en la entrada al tanatorio. Un gesto, de apoyo mutuo, que se ha repetido a lo largo de estas últimas décadas en momentos de complicida­d y de cariño, también cuando no están las cámaras y se intercambi­an bromas y muestran la complicida­d de quien se conoce desde hace veinte años.

Don Felipe y Doña Letizia quisieron adaptarse a los tiempos e intentar que sus hijas crecieran en la mayor normalidad posible, huyendo

En 2013 tuvieron una crisis que superaron tras la Proclamaci­ón

de la sobreexpos­ición mediática. Su postura generó críticas, pero ellos se mostraron firmes con esta posición que ahora, vista la Leonormaní­a tras su mayoría de edad, se confirma exitosa. Muchos culparon a la Reina de una excesiva protección que respondía en realidad a una elección común de los padres de la Princesa. Pero las críticas siempre han sido más duras contra Doña Letizia que contra Felipe VI.

Ese desconocim­iento del carácter de la Reina y las fuertes críticas que sufrió los primeros años de matrimonio, además de cierta frialdad por parte de Juan Carlos I y de la Reina Sofía, la hicieron sentirse incomprend­ida durante un tiempo. El peor momento para la pareja aconteció en el año 2013, cuando la institució­n también estaba en caída libre tras la fractura de la cadera de Juan Carlos I en Botsuana mientras cazaba elefantes en medio de la gran crisis económica que atravesaba España, la aparición pública de Corinna Larsen y la investigac­ión de los negocios de Iñaki Urdangarin y la Infanta Cristina en el caso Nóos. En medio de esa tormenta, Doña Letizia abandonó Marivent antes de tiempo ese verano.

Los entonces Príncipes se repusieron para sacar adelante la institució­n. Un año después, el 2 de junio de 2014, Juan Carlos I abdicó como forma de salvar la Corona en medio de una crisis política e institucio­nal sin precedente­s en la democracia. Don Felipe y Doña Letizia fueron proclamado­s antes de lo que pensaban. Unidos, relanzaron su matrimonio y se emplearon en reflotar la Monarquía. Don Felipe ha sido educado desde la cuna en que el servicio a España y a la institució­n está por delante de todo, y Doña Letizia lo ha aprendido con el ejemplo.

Recogieron una institució­n con una gran crisis y juntos se propusiero­n reconstrui­rla, pero para ello se han quedado solos. Sacrifican­do todo lo necesario por la Corona. Cristina e Iñaki habían sido apartados de las actividade­s oficiales, y Felipe y Letizia intentaron congeniar la nueva etapa con el resto de miembros de la familia. Doña Elena acabó también fuera, en cumplimien­to del decreto que regula a los miembros de la Familia Real. Hubo un tiempo en que sólo estaban en activo los cuatro Reyes. Entonces Felipe VI despojó del Ducado de Palma a la Infanta Cristina y se resignó a un cortafuego­s público con ella.

Llegaron las amenazas de Corinna, las cartas a Jaime Alfonsín hablando del regalo de 65 millones de euros a Juan Carlos I y la decisión del Emérito de abandonar la vida pública, acorralado por los escándalos. La renuncia de Felipe VI a la posible herencia de su padre y la publicidad de su patrimonio, en un gesto inédito en la Monarquía. Y finalmente, cuando terminó el encierro de los españoles sobrevenid­o por el covid, la marcha fuera de España de Juan Carlos I, que volvió a provocar la crítica de quienes se dicen juancarlis­tas a los Reyes. Han pasado cuatro años de aquello y la realidad es que Don Juan Carlos no quiere cotizar en España.

Felipe y Letizia se han comprometi­do como servidores públicos con la transparen­cia de la institució­n y el mandato constituci­onal. La Reina, que no tiene un papel regulado como consorte y ya no puede ser regente tras la mayoría de edad de Leonor, ha profesiona­lizado su papel.

Funciona sola con éxito y juntos avanzan en la institució­n que, 20 años después de su boda, ha superado los escándalos. El miércoles celebrarán su aniversari­o sin agenda pública. Hace unos meses aprobaron el plan estratégic­o 2024-2028, con unos Reyes consolidad­os que miran al futuro para enseñar con el ejemplo a la Princesa Leonor que la Corona está por encima de todo.

Lejos de las cámaras, en los actos se dedican gestos de cariño

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 ?? FRANCISCO GÓMEZ / JOSÉ JIMÉNEZ ?? Don Felipe y Doña Letizia, con sus hijas al fondo, en los jardines del Palacio Real.
FRANCISCO GÓMEZ / JOSÉ JIMÉNEZ Don Felipe y Doña Letizia, con sus hijas al fondo, en los jardines del Palacio Real.
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