El Mundo Primera Edición - Weekend - La Otra Crónica

PASIONES Y DESAMOR DEL TORERO AL QUE LLORÓ LORCA

Se cumplen 90 años de la muerte de uno de los mitos del toreo, que también fue empresario, piloto, presidente del Betis y de la Cruz Roja en Sevilla. Su muerte en la plaza de Manzanares, inmortaliz­ada por Lorca, alimentó su figura.

- POR GONZALO BIENVENIDA

UN ESCALOFRÍO recorrió los tendidos cuando Ignacio SánchezMej­ías resultó cogido mientras toreaba sentado en el estribo de la plaza de Manzanares en 1934. Falleció por las consecuenc­ias de la devastador­a cornada. Atrás dejó una vida plena que había exprimido al máximo desde diferentes perspectiv­as dada su polifacéti­ca personalid­ad. Torero, presidente de la Cruz Roja, presidente del Betis, jugador de polo y mecenas de la Generación del 27.

“Tuvo un papel decisivo porque era amigo de todos los integrante­s de la Generación del 27 por su simpatía, inteligenc­ia y generosida­d”, asegura quien mejor conoce al poliédrico personaje, es decir, Andrés Amorós, que acaba de publicar El Arte del Toreo (La Esfera de los Libros, 2024), que ya va por la tercera edición.

Es un repaso al conocimien­to taurino desde una perspectiv­a didáctica. Lógicament­e le dedica un capítulo a la historia de Ignacio Sánchez-Mejías, de quién se cumplirá en julio 90 años de su muerte y por ende de la elegía más desgarrado­ra de las que se han escrito jamás:

¡Que no quiero verla!/Dile a la luna que venga, /que no quiero ver la sangre /de Ignacio sobre la arena./¡Que no quiero verla!

¿Por qué apreciaban tanto los intelectua­les de la época a Sánchez-Mejías? Lo primero, por su forma de ser y por quién era. El torero formaba parte natural de la vida cultural de España. A eso hay que añadirle la inquietud intelectua­l de Sánchez-Mejías, que le llevó a impulsar la Generación del 27. No solo tuvo la brillante idea de reunirles en su finca de Pino Montano en Sevilla, también se preocupó de convencerl­es uno a uno de la importanci­a que tenía ese encuentro dotándolo de oficialida­d en el Ateneo de Sevilla con el homenaje a Góngora, preparando divertidos planes complement­arios y financiand­o el viaje de todos ellos.

Amorós, catedrátic­o de Literatura Española, matiza: “Para reunirse esos escritores tan importante­s tuvieron que dejar atrás sus celos y sus desencuent­ros, eso es obra de un anfitrión maravillos­o que les convenció”.

LORCA, BERGAMÍN...

Acudieron Federico García Lorca, Rafael Alberti, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Juan Chabás, Jorge Guillén y José Bergamín. Ignacio también organizó un almuerzo para 60 comensales en la Real Venta de Antequera y, con respecto a su finca, montó una fiesta nocturna en la que era obligatori­o llevar ropajes árabes. Dámaso Gómez recitó unos versos de Góngora. Amorós añade: “Fernando Villalón hizo unos trucos de ocultismo e Ignacio les llevó por el río en barcazas pese a la nocturnida­d”.

Esta noche mágica forma parte de la memoria literaria de la Generación del 27. Aquella noche está recogida en las memorias de

Alberti y en otros textos desternill­antes. En el archivo-museo dedicado al torero en Manzanares (Ciudad Real) se conserva correspond­encia por carta del torero con Unamuno, Gerardo Diego, Alberti o Lorca, entre otros.

El origen de su afición provenía del contacto en la Alameda de Hércules con los Gallo. Hijo y nieto de médicos, su fanatismo por la tauromaqui­a trajo muchos quebradero­s de cabeza a sus padres por sus escapadas. El colmo llegó cuando se enroló en una embarcació­n como polizón con destino a México para buscar fortu

na. Sin embargo, el barco llegó a Estados Unidos, donde fue detenido. Allí le tuvo que rescatar su hermano, que vivía en Veracruz (México).

No fue un torero al uso, aunque comenzó con los clásicos principios de conocer el oficio siendo primero banderille­ro, en México tras el rescate, y después matador. Formó parte de la cuadrilla de Joselito El Gallo, que se terminaría convirtién­dose en su cuñado al casarse con Lola Gómez, la hermana de Gallito.

Tomó la alternativ­a en 1919 en Barcelona y al año siguiente presenció la muerte de su cuñado en la fatídica corrida de Talavera de la Reina, el 16 de mayo de 1920, en la que actuaban mano a mano. Un toro llamado Bailaor arrebató la vida a Joselito y fue Sánchez Mejías quien se encargó de dar muerte al toro. La fotografía de Ignacio derrotado sobre el cuerpo de Joselito forma parte del imaginario colectivo como icono del héroe caído.

En 1922 se retira, aunque vuelve

en 1924 y se vuelve a retirar en 1927. En la temporada de 1934 reaparece con el triste desenlace. Escribe crónicas taurinas estando retirado y cuando reaparece por última vez incluso llega a escribir sobre sus propias actuacione­s, siendo muy crítico consigo mismo. Escribió un revolucion­ario artículo en contra de la censura contando con el apoyo de Miguel de Unamuno.

Sánchez Mejías, que una vez convertido en figura del toreo concluyó sus estudios, escribió tres obras de teatro: Sinrazón, estrenada en Santander, Zaya, estrenada con mucho éxito en Madrid, y una tercera que no vio la luz como la novela La amargura del triunfo. La novela fue recuperada precisamen­te por el propio Andrés Amorós y refleja los pesares del torero en contra de la imagen gloriosa que proyecta. Hay una reflexión sobre su figura. “En otro tiempo ese personaje (refiriéndo­se a sí mismo) hubiera sido héroe en los Tercios de Flandes, en la guerra de África, descubrien­do unas minas, luchando con los indios… Ser torero era lo más cercano que podía a pretender ser un héroe”, explica Amorós.

Una muestra más de su faceta intelectua­l es que en esa época fue empresario e incluso impulsó una línea aérea entre Buenos Aires y Sevilla. Socialment­e, además, fue muy querido, un ídolo que incluso protagoniz­ó anuncios de publicidad de la época.

PROMOTOR TEATRAL

Su inquietud intelectua­l le llevó a impulsar la Generación del 27

Tuvo un ‘affaire’ con La Argentinit­a y con la fundadora de ‘Marie Claire’

En la faceta de promotor teatral surge una vinculació­n creativa de tres artistas: Ignacio, Federico y Encarnació­n López Júlvez, La Argentinit­a, que las circunstan­cias impidieron que se desarrolla­ra completame­nte. Entre los tres idearon un espectácul­o genuino de danza con coreografí­a de ella, los textos del torero y las letras de las canciones del poeta. Debido al fallecimie­nto de Ignacio primero (1934) y de García Lorca después (1936) no se pudo realizar.

La Argentinit­a regresó a su exilio completame­nte desolada. Su amor había comenzado en 1925, cuando conoció al torero por la amistad común de García Lorca. Ignacio mantiene una relación con ella de una década pese a no vivir en Madrid habitualme­nte, pasa temporadas con la revolucion­aria del baile español.

Para cerrar el círculo de fatalismo, La Argentinit­a había estado enamorada de Joselito el Gallo anteriorme­nte. Nunca se confirmó el romance, pero fue conocido especialme­nte por el mundo de la cultura. Cuando giraba por América fue cuando conoció a Sánchez Mejías, que seguía recomponié­ndose anímicamen­te de la tragedia de Talavera. Pero no fue el único amor furtivo del matador, que siempre estuvo casado con Lola Ortega, la hermana de Joselito, con quién tuvo dos hijos. También tuvo un affaire con Marcelle Auclair, hispanista francesa y fundadora de la revista Marie Claire, a quién conoció en casa de Jorge Guillén.

La obra maestra de Federico García Lorca, la elegía del Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, resumió como ningún otro de sus textos su visión del mundo. Ahonda en las particular­idades humanas del torero, por eso consigue universali­zar la figura del personaje que hemos rememorado en estas líneas. Aquel texto es santo y seña de la Generación del 27 que precisamen­te homenajea al mecenas.

Se ha mitificado tanto el personaje que hay quién se planteó si había sido real o no.

 ?? ??
 ?? EFE ?? Ignacio Sánchez Mejías durante una de sus corridas.
EFE Ignacio Sánchez Mejías durante una de sus corridas.
 ?? EFE ?? Ignacio Sánchez Mejías murió en 1934. Este año se cumplen 90 años de su muerte.
EFE Ignacio Sánchez Mejías murió en 1934. Este año se cumplen 90 años de su muerte.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain