El Mundo Primera Edición - Weekend - La Otra Crónica
FAMOSOS DIGNOS DE CONDENA A LA GUILLOTINA DIGITAL
PEDIRLE PERAS AL OLMO. Me descubre mi compañera
Marta Corbal el movimiento guillotina digital que está triunfando en EEUU. Consiste en castigar a un famoso dejándole de seguir en sus redes sociales por la simple razón de no haberse manifestado sobre el conflicto en Gaza. Fenómeno del que ya son víctimas celebridades de la talla de Taylor Swift o Kim Kardashian, que han perdido seguidores a mantas por vivir ajenas a la realidad en sus cuentas de Instagram, mostrándonos su vida perfecta a todo tren como sin importarle un congo lo que pasa fuera de su universo de luz y color.
Francamente, corrientes como ésta me producen risa; yo de gente como Swift y Kardashian no me espero ningún tratado –o story, más bien– en pro de la concordia internacional ni ninguna lección de geopolítica. Sólo moda, música, alguna excentricidad de las suyas, brilli brilli y tal. Ahora bien, es verdad que a veces esta gente tan popular hace bien cuando aprovecha su fama para mojarse en favor alguna causa. Eso sí, tristemente lo suelen hacer como estrategia de marketing, así que pocas veces nos creemos de verdad los arranques solidarios o filantrópicos de los vips. No creo que cese el conflicto en Israel si Taylor se pronuncia sobre él, tampoco que Kim haga cambiar de opinión a nadie sobre Netanyahu. La única voz autorizada para charlar sobre el asunto que frecuenta escenarios y personajes frívolos yo creo que es, y por vía matrimonial, Amal Clooney. Y no se me ocurre nadie más. Encuentro muy gracioso lo de guillotina digital; por lo visto, alguien le puso este nombre ocurrente al movimiento después de que una influencer se plantara en la última gala del Met vestida de María Antonieta y espetara en sus redes:
Que les den pasteles, frase de Kirsten Dunst en la película de Sofia Coppola y que alude a la falta de interés por los problemas sociales por parte de los reyes de Francia a finales del siglo XVIII, lo que prendió la mecha revolucionaria. Yo mandaría a la guillotina a algunos famosos pero por otras razones: horterismo, cursilería... pero no por apatía o silencio frente a algunos asuntos de gran trascendencia. No puedes pedirle peras al olmo, frase que decía mucho mi padre y me encanta. Mejor que algunos no se pronuncien sobre ciertas cosas, recordemos a
Bisbal y su tuit sobre las pirámides de Egipto durante las revueltas contra la dictadura de Mubarak.
Por eso en gran parte nuestras celebrities dejaron Twitter, ahora X. No por los haters, sino porque poco o nada tienen que decir y hemos llegado al límite de la corrección política. En Instagram al menos pueden seguir viviendo de su imagen y despachar a su público con un emoji. Eso sí, hay algunas fotos y vídeos que merecen guillotina, ¡que les corten la cabeza! pero de verdad, para que dejen de seguir colgando cosas. Bailes de Tik Tok, bromas pesadas a tu marido, mensajes de amor a perros, citas de Paulo Coelho. Si no vas a aportar un contenido interesante o diferenciador, mejor que no hagas nada. Pero esto es algo imposible; no eres nadie en casi todos los gremios (política, moda, cine...) si no tienes redes sociales, actualizadas y abiertas al público 24 horas. Qué esclavitud. Un castigo peor que la guillotina.