El Mundo Primera Edición - Weekend - La Otra Crónica

DE SOMBRA DE RUBALCABA A ABOGADO DE BEGOÑA GÓMEZ

Su nombre se parece al de un ex futbolista, pero él juega en el campo de la abogacía. Fue la discreta mano derecha de Rubalcaba y ministro del Interior con Zapatero. Está separado.

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MARTA CORBAL

NO, NO ES ENTRENADOR de fútbol. Ni el héroe que subió al Rayo Vallecano a Primera División en 1992. Pero Antonio Camacho Vízcaíno (60) tiene hoy una tarea más complicada que la que tuvo José Antonio Camacho en Vallecas: demostrar la inocencia de Begoña Gómez. La mujer de Pedro Sánchez se sentará en el banquillo de los acusados el próximo 5 de julio y su ahora abogado deberá plantear una línea sólida de defensa. En su contra, juegan imputacion­es de delitos de corrupción en el sector privado y tráfico de influencia­s.

Surgen muchas preguntas acerca de esta causa. ¿Fue tan influyente el encuentro de la primera dama con Javier Hidalgo? ¿O se trata de un montaje para destruir al presidente, como él mismo sostiene? Son cuestiones que debe dilucidar la justicia. Sin embargo, este suplemento puede arrojar luz acerca de algo igualmente importante: ¿Quién es Antonio Camacho y por qué lo ha elegido Begoña Gómez como salvador?

Nacido en Madrid en 1964, Antonio Camacho fue ministro del Interior entre julio y diciembre de 2011, durante el mandato de Zapatero. Abogado de profesión, se licenció en Derecho en la Universida­d Complutens­e de Madrid en 1987. En 1991 obtuvo una plaza para el ministerio Fiscal por oposición y dos años después empezó a ejercer como fiscal del Tribunal Superior de Justicia de Valencia y, posteriorm­ente, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Durante esta etapa, llevó causas relacionad­as con el terrorismo o la inmigració­n ilegal.

Camacho fue un activo miembro del PSOE y también de la Unión Progresist­a de Fiscales, de la que llegó a ser presidente en 2003. Un año después, el ex ministro del Interior y juez José Antonio Alonso Suárez, le designó como secretario de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior.

Cuando Alfredo Pérez Rubalcaba sucedió a Alonso Suárez en el cargo, el ministerio siguió manteniend­o a Camacho en su sillón. Como número dos de Rubalcaba en Interior participó en la creación el mando único de la Policía y la Guardia Civil y puso en marcha el Centro Nacional de Coordinaci­ón Antiterror­ista, así como el Centro de Inteligenc­ia contra el Crimen Organizado.

También cooperó en la coordinaci­ón de la negociació­n con ETA, abriendo un proceso de negociació­n en 2006 que, lejos de derivar en una tregua sostenida en el tiempo, terminó con un atentado de la banda vasca en Barajas en diciembre de 2006. Su ejercicio profesiona­l en esta etapa también se vio salpicado por el chivatazo con el que se alertó a ETA de una operación contra su red de extorsión, el conocido como caso Faisán.

Ninguna situación ni personal ni política le impidió seguir triunfando. Su apogeo profesiona­l coincidió, además, con un giro inesperado en su ámbito personal. Casado con su mujer de siempre y con un hijo en común, se separó durante esta etapa y cambió radicalmen­te de forma de vida. Por aquel entonces, era una persona desconocid­a y solía ser definido como “mano derecha” y “sombra de Alfredo Pérez Rubalcaba.

Cuando Rubalcaba se postuló como candidato a la presidenci­a, él se convirtió en el nuevo ministro de Interior. Estuvo solo seis meses en su cargo y ese mismo año se presentó como primero de la lista socialista por Zamora, obteniendo su escaño para el Congreso de los Diputados.

Según quienes le conocen, es un hombre prudente, reservado, discreto y fumador. Los que lo trataron sostienen que era algo frío en la primera toma de contacto. Algo cambia totalmente cuando tiene una relación más cercana con las personas, mostrándos­e cordial y ameno con su círculo. Los que coincidier­on han contado también que era un diputado duro y a la vez correcto con sus adversario­s políticos de la Cámara Baja. Durante sus intervenci­ones, respondía a las críticas con templanza, pero sin escatimar en contraataq­ues.

En 2014 renunció definitiva­mente a su escaño y regresó a la abogacía. “Todos analizan muy positivame­nte a los políticos de la Transición, y eran profesiona­les de distintos ámbitos. Buena parte de ellos regresaron después a sus profesione­s... Yo aporté en su día, pero soy juez y fiscal, mi ámbito es el del Derecho y a ello me dedico ahora como abogado. La actividad política, tal como la entiendo, debe ser provisiona­l. Por eso, cuando se habla de ‘puertas giratorias’ habría que matizar algunas cosas”, reveló.

Nada más salir de la política, el despacho de abogados Pérez-Llorcale abrió su primera puerta. El ex ministro y entonces fiscal en excedencia se incorporó al bufete como consejero de Derecho Penal Económico. Cuatro años después, fichó como abogado por Moreno Alarcón Abogados, su casa actual.

En 2019, defendió al número 1 del PSOE de Santander, Pedro Casares, imputado en un caso de falsificac­ión de firmas. Ahora, lleva la defensa de Fernando Peña, presunto cabecilla del caso Nummari, en el que están envueltos Imanol Arias y Ana Duato. Su objetivo para los próximos días es que la primera dama siga en Primera.

También defendió al socialista Pedro Casares, imputado en 2019

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EUROPA PRESS Antonio Camacho, en una entrega de medallas en 2021.
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EFE Pedro Sánchez y su mujer Begoña, en Benalmáden­a (Málaga).

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