El Mundo Madrid - Weekend - La Otra Crónica

“ME ENCONTRÉ A ISABEL PREYSLER EN LA CAMA DE MI PADRE”

No es la única anécdota divertida que recuerda el hijo de Alfonso de Hohenlohe, padre de la Marbella moderna. La Fundación Unicaja de Málaga presenta su última exposición fotográfic­a

- POR MARÍA EUGENIA YAGÜE

DESDE SU NACIMIENTO EN MÉXICO ( 1959), donde su padre introdujo los automóvile­s Volskwagen, hasta su actual ( y pasajera) residencia en Marbella, Hubertus ha recorrido el mundo decenas de veces, repartido entre sus casas de Viena, Andalucía y allí donde le lleve su inquietud permanente de creador y artista. Ha sido esquiador olímpico, presentado­r de televisión en Austria y Alemania, diseñador, publicista para las marcas de su primo Lapo Elkan, compositor, cantante y, siempre, fotógrafo. De su trato con Andy Warhol en Nueva York, le impresionó aquella frase: “En el futuro todos serán famosos durante 15 minutos”, tan premonitor­ia ante lo que hoy son las redes sociales. “Pero ahora el producto no es la sopa Campbell o la Coca-Cola, somos nosotros. Consumimos a la gente y las personas quieren ser consumidas”, cuenta Hubertus. “Yo siempre salgo en mis fotos, fui un precursor del selfie, sin buscarlo, ni saberlo. Segurament­e porque quería ser amado y seguido. Por desgracia, en mi infancia, sufrí la ausencia de mis padres –Alfonso de Hohenlohe e Ira de Füstenberg–, inmersos en las peleas de su complicada separación”. Pregunta.- Ha expuesto usted en varios museos y entidades de Europa, ¿Qué vemos en esta exposición?.

Respuesta.-. Es un viaje que empieza en Marbella en los años 70, donde viví 10 años al regresar de México. Luego, para protegerme, mi padre me manda a colegios austriacos y allí más tarde empiezo a esquiar, a hacer música, televisión. En la pandemia volví a España, a mis raíces, aunque siempre siento el vacío de los años ausentes, donde echaba de menos jugar con Ballestero­s en Pedreña o las pistas de Sierra Nevada. Exponer en Málaga es una casualidad estupenda. Mi bisabuela, Trinidad von Scholtz Hermensdor­ff, duquesa de Parcent, fue una gran mecenas, un personaje muy apreciado en Málaga y en Ronda, de donde procede precisamen­te Unicaja, patrocinad­or de la exposición.

BIEN RELACIONAD­O

Hubertus está emparentad­o por parte de su madre, Ira de Fürstenber­g con la aristocrac­ia alemana y los Agnelli italianos, propietari­os de la Fiat. Los Medinaceli, la casa noble más importante e España, son sus primos hermanos. Y su padre era Hohenlohe, una de las más antiguas aristocrac­ias de Austria y la antigua Checoeslov­aquia. “Me gusta mi familia, quizá porque me faltó de niño. Me aportan todos, los Medinaceli, los Agnelli, tengo lo mejor de cada uno”, dice Hubertus. .

P.- Con semejante árbol genealógic­o, otro se hubiera montado una vida social apabullant­e, o una boda con una princesa de las finanzas. R.- A mi me gusta ser auténtico, no me interesa venderme, ni tengo afán por el dinero, que tampoco tenía mi padre. Y, finalmente, me he casado con Simona Gandolfi, mi novia de siempre, una italiana de Bolonia, esquiadora como yo y con muchas más cosas en común. Estamos juntos desde hace más de 20 años y estoy muy contento.

P.- En el catálogo hay fotos de ciudades y retratos de tanta gente conocida que ha pasado por su vida. R.- Desde Marisa Berenson, a Niki Lauda, Naty Abascal, Gunilla, Lenny Kravitz, David Bowie, mi amigo, y todas las celebridad­es que pasaban por el Marbella Club cuando era de mi padre. .

P.- Sus invitadas eran Liz Taylor, Gina Lollobrigi­da, Audrey Hepburn, Joan Collins. Y hasta María Callas...

R.- Una noche, cuando yo tenía seis años, una señora chillaba a las tantas de la noche. Le dije a mi nanny que pidiera que se callara. Aquellos chillidos no me dejaban dormir. “¿No sabes que lo que hace es cantar y es la mejor del mundo de la ópera?”, me dijo. Desde entonces sigo sintiendo aquel recuerdo en el escenario.

P.- Cuenta la leyenda que encontró a Isabel Preysler en la cama de su padre. .

R.- Es cierto. Yo volvía del colegio en Austria y al entrar en la habitación de mi padre, me encontré con Isabel acostada. Nadie me había dicho nada y pensé, ‘no me puedo creer que tenga algo con Isabel’. Hasta que también vi a Griñón en el cuarto. No había sitio en el hotel y mi padre, muy generosame­nte, les había cedido su cuarto.

P.- Sean Connery también era habitual de su casa.

R.- Lo recuerdo como un gran señor, divertido, sencillo, nada James Bond. Jugaba con mi padre al golf y se hacían trampas el uno al otro en el campo.

“Los chillidos de Callas a las tantas de la noche no me dejaban dormir”

“Mi padre fue un ser irrepetibl­e y no se le ha reconocido como se merece”

P.- El príncipe Alfonso convirtió un pueblecito de pescadores en una lugar idílico, elegante, sencillo, que atrajo a las grandes familias de Europa. Así puso a Marbella en el mapa del turismo de calidad. ¿Cómo la ve ahora? .

R.- Era además un estilo de vida que se ha perdido poco a poco, arrollado por la vulgaridad reinante. Los Hohenlohe siempre han tenido una estética muy especial. Hoy día, el buen gusto es menos caro que el mal gusto. A mi padre no se le ha reconocido como se merece y lo que significó para Marbella. Fue irrepetibl­e, aunque yo intento que se respete su legado.

P.- En vista de cómo se presentaba la Marbella de Jesús Gil, su padre acabó refugiándo­se en una finca de Ronda, que ahora disfruta mucho su madre, Ira de Fürstenber­g. R.- Era de una monjas que protegió mucho mi bisabuela, animándola­s a vender repostería y trabajos de punto porque eran muy pobres. Se llama “Las Monjas” y la anterior propietari­a, que pasaba mucho frío en la serranía, se la cambió a mi padre por unos apartament­os en el Puente Romano, cuando era suyo. Carlos Falcó le animó y le ayudó a plantar viñedos y ahora produce un vino estupendo. Mi sueño es llevar las riendas algún día y hacer cosas con vino y fotos. Pero mi madre no quiere que vaya gente por allí a ver las viñas y probar vinos.

P.- ¿ Queda algo o alguien, de aquella época glamurosa que le tocó vivir?. .

R.- Queda Gunilla, mi tía Beatriz Hohenlohe.. Las casas de Ana Gamazo y Juan Abelló y algunas de Guadalmina, tienen todavía aquella atmósfera, pero poco más... . P.- Gunilla y Victoria Marichalar, llevaron el mismo vestido en la Gala Starlite y no se habló de otra cosa. Los dos modelos venían de la boutique de Simona, su esposa. R.- Gunilla lo pagó, a Victoria se lo prestaron y le sentó mal la coincidenc­ia. Tenía que haber sido más cool, hacerse una foto juntas y tomárselo con humor. Comprendo que es difícil reaccionar con 22 años. Apareces tanto en las redes y en las revistas, que ya no sabes si eres tú o la de la foto.

“No tengo afán por el dinero, que tampoco tenía mi padre”

Sean Connery era un gran señor, divertido, sencillo, nada James Bond...

 ?? E.M ?? Hubertus Hohenlohe posa para el cartel de su exposición de fotografía.
E.M Hubertus Hohenlohe posa para el cartel de su exposición de fotografía.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain