El Mundo Madrid - Weekend - La Otra Crónica
FRIEDRICH V TREINTA AÑOS DE GUERRA JUDICIAL PARA RECUPERAR EL ROBO DE LOS NAZIS A SU ABUELO
Himmler robó el castillo y las propiedades del abuelo de este príncipe alemán, emparentada con la Reina Sofía, tras participar su abuelo en el atentado fallido más famoso contra Hitler. Alemania le niega la restitución de sus bienes.
ESTA ES LA HISTORIA DE UN ROBO perpetrado por los nazis de cuyo botín se beneficia hoy la Alemania democrática. Su trama cuenta con personajes de excepción: Adolf Hitler, el Tercer Reich, el Almirante Canaris, la República Federal Alemana y una dinastía de príncipes emparentados con la Reina Sofía cuyos dominios les fueron arrebatados a finales de la Segunda Guerra Mundial.
El príncipe Friedrich V de la casa Solms Baruth lleva desde la caída del Muro de Berlín batallando en los tribunales contra Alemania para que le devuelvan las propiedades que los nazis robaron a su abuelo Friedrich III, un destacado noble antihitleriano que conspiró con oficiales del ejército para matar al führer.
Unos bienes que consistían en un castillo a una hora de Berlín –que contaba incluso con una estación de tren privada– rodeado por un bosque de 140 kilómetros cuadrados.
Una lucha contra el aparato judicial alemán durante la que Friedrich V asegura a LOC que ha sido víctima de la ocultación de pruebas por parte del Gobierno, de un incendio provocado que nunca fue investigado y de presuntos comportamientos negligentes por parte de la judicatura, a la que acusa de dilatar el proceso y de negarse a aceptar pruebas a su favor.
“Ahora mismo estamos presentando un recurso ante el Tribunal Europeo de DDHH para que le ordene al Tribunal Constitucional revisar nuestro caso”, explica. Una vista para la que cuenta con la representación de
Lord Peter Goldsmith, antiguo Fiscal General de Inglaterra.
“Los jueces alemanes creen saber más sobre el nazismo que los historiadores. Los tribunales no han encargado pesquisa alguna, ni aceptado nuestras investigaciones. Tampoco se han admitido el testimonio de los expertos”, añade.
Paralelamente, también ha decidido abrir un caso por la vía penal contra el ejecutivo alemán. “El gobierno está guardando documentos con pruebas clave para nuestro caso. Si esto lo hiciera un particular sería un delito y se castigaría”, argumenta Friedrich V.
Dos nuevos casos que se suman a las decenas de procedimientos y subprocedimientos presentados en distintas jurisdicciones en Alemania. Mientras tanto, el bosque es explotado por la administración para obtener madera. “El Estado se está beneficiando de lo que robaron los nazis”, protesta.
Para comprender esta lucha en profundidad es necesario viajar en el tiempo a los días y meses que precedieron al 20 julio de 1944, día en el que se ejecutó el Plan Valkiria, el intento de atentado más célebre contra Hitler.
El Plan Valkiria consistía en que el coronel Claus von Stauffenbergdebía colocar dos maletines con cargas explosivas durante una reunión con Hitler en la Wolfsschanze (la Guarida del Lobo), el búnker del führer en Prusia Oriental.
Entonces, con Hitler muerto, el resto de conspiradores debían formar un nuevo gobierno para negociar la paz con los aliados. Una apuesta complicada teniendo en cuenta que el desembarco de Normandía ya se había producido, los americanos avanzaban de forma imparable hacia el norte de Italia y el empuje soviético había destartalado las defensas alemanas en el sector del ejército centro.
Sin embargo, la operación Valkiria falló rotundamente. Stauffenberg solo pudo activar una carga explosiva cuya la detonación provocó heridas superficiales a Hitler y los conspiradores, entre los que se encontraba Friedrich III de Solms Baruth (abuelo del demandante Friedrich V), fueron detenidos.
Y es precisamente en este punto de la historia en el que es necesario volver al presente para entender la importancia del caso de Friedrich V. Hasta ahora, la historiografía consideraba que este atentado contra Hitler se produjo sin conocimiento de los aliados. Sin embargo, una investigación encargada por el príncipe alemán al historiador Nigel West (el pseudónimo literario del político británico Rupert Allason) ha demostrado que “el castillo de la familia funcionó como el cuartel general para preparar la operación del 20 de julio” y que “el servicio secreto británico se encontraba al tanto de la situación”.
“El almirante Canaris [responsable de la inteligencia militar desde donde conspiró contra Hitler hasta ser ejecutado tras Valkiria] había instalado una unidad en las dependencias del castillo de mi abuelo. Era demasiado previsible que en casa de un antinazi como él [renunció a su empleo de capitán en el ejército para no tener que jurar lealtad a Hitler y fue acusado en 1943 de “sabotear los esfuerzo de guerra”] se celebrasen las reuniones”, explica Friedrich. Encuentros en los que daban paseos a caballo y por el bosque para evitar ser espiados.
A diferencia de la mayoría de los