CAMBIA EL AFTER POR LA IGLESIA

Pagó al final por el anillo de compromiso 28.000 euros. No se deshará de él porque aún sueña con reconquistar a su ex prometida. B.M.

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TAMARA FALCÓ volvió rápidamente a su rutina, es decir, a su Hormiguero, sus misas y sus photocalls, después de su ruptura con Iñigo Onieva. Sin embargo, a él parece que le está costando mucho más olvidarse de ella. Según fuentes de su entorno, el joven está “hecho polvo” después de que la hija de Isabel Preysler cancelara su compromiso matrimonial con él y apenas sale de casa. Todos sabemos que estuvo encerrado durante días tras la filtración del vídeo de marras besando a otra en un festival, pero tras su reaparición lo único que ha hecho es atender sus obligaciones profesionales. Ni juergas con amigotes, ni nada. Se ha volcado en su trabajo, que también es verdad tiene que ver con el ocio, la restauración y la noche, pero no hay constancia de él sonriente rehaciendo su vida, más bien lo contrario.

Los paparazzi le han pillado hasta en misa expiando sus pecados, quizás. Saliendo a correr. Se ha marchado de casa de su madre, con quien se fue de viaje a Estambul para poner tierra de por medio, y se ha alquilado un piso en el barrio de Salamanca. Con respecto al famoso anillo de compromiso, por el que pagó finalmente unos 28.000 euros, no tiene previsto deshacerse de él porque aún esp e ra reconquistar a Tamara. Está a la espera de recibir el definitivo. La firma de joyería le cedió un prototipo para poder pedir la mano a Tamara en septiembre mientras mejoraban la versión definitiva, con mayor quilataje en los brillantes. Una sortija que podría haber elegido Tamara, porque es de una marca que le gustaba y así se lo hizo saber a Iñigo. Eso sí, el diseño definitivo puede que fuera cosa de Carolina Molas, madre de Iñigo, quien ayudó a su hijo a escoger la pieza.

GTRES