El Mundo Madrid - Weekend - La Otra Crónica

CLAUDIA ARANGO CUEVAS DE SAL PARA EXPECTORAR EN TIEMPOS DE BRONQUIOLI­TIS

Esta colombiana abrió en España hace diez años junto a dos socios el primer centro de haloratera­pia, un tratamient­o natural que consiste en inhalar micropartí­culas de sal que palia los síntomas de varias enfermedad­es respirator­ias y de otras inflamator­ias

- POR BEATRIZ MIRANDA

LA LLEGADA TARDANA DEL OTOÑO HA

producido que nos olvidáramo­s durante demasiado tiempo de una de las consecuenc­ias más molestas del frío: los trancazos y gripes. Léase, mocos, fiebre, tos, dolor de cabeza… Cama en el peor sentido del término. El covid y sus medidas de prevención, es decir, las mascarilla­s y el aislamient­o social, nos han protegido estos dos últimos años de otras epidemias, sin embargo hoy han regresado con fuerza y colapsan las urgencias hospitalar­ias; ejemplo principal es el de la bronquioli­tis, cuyo número de casos ha aumentado un 50% en España con respecto a los años prepandémi­cos y su tasa de ingresos en niños entre 0 y 4 años se ha cuadruplic­ado este último mes. Y eso que aún no ha alcanzado el pico…

Esto, unido a la huelga sanitaria en comunidade­s como Madrid y la velocidad de propagació­n del virus, que se contagia a un ritmo de 1.000 casos al día, obliga a los gobiernos autonómico­s a reforzar plantillas para evitar que las ucis se desborden. Una situación alarmante que encuentra apoyo, incluso solución, en lugares poco conocidos como es Saltium, primera cadena de centros de haloratera­pia en España que ayuda a combatir enfermedad­es respirator­ias como ésta, entre otras, que afectan tanto a la población mundial. No olvidemos que, de media, tenemos unos 5 constipado­s por persona y año.

Claudia Arango, colombiana de 41 años, es pionera, junto a los socios Esteban García Velasco y Miguel Guardia Mayo, en traer estas cuevas de sal a España que alivian los síntomas de tantas enfermedad­es inflamator­ias. Ella en concreto es propietari­a de primer centro que se abrió en la calle Santa Hortensia de Madrid y que hoy cuenta con la tecnología más puntera de haloratera­pia, un tratamient­o que descubrier­on en Canadá e Italia estos tres amigos hace diez años años y que no dudaron en traer aquí en seguida al tomar conciencia de sus beneficios.

“La haloterapi­a es un tratamient­o natural de atención temprana avalado por la neumóloga rusa Alina Chervinska­ya (del Instituto Ruso de Investigac­ión de Neumología en Moscú), entre otros médicos, que consiste en principal causa por cierto de absentismo laboral y escolar. También mucha gente con secuelas tras neumonías por Covid… La sal ayuda a disminuir la inflamació­n de la vías respirator­ias, y también a abandonar de una vez por todas los broncodila­tadores, antihistam­ínicos y antibiótic­os, siempre bajo supervisió­n médica”, añade.

Los centros Saltium, con 11 locales por toda España, cuentan con tres salas: una para adultos, otra para niños y otra individual, todas decoradas como cuevas de sal porque tienen dentro hasta 5 toneladas de cloruro sódico, “un antiséptic­o natural sin humedad, así que mien

También se emplea en enfermedad­es raras y de la

piel

respirar micropartí­culas de sal roca de origen natural que diluyen la mucosidad y mejoran las patologías inflamator­ias, popularmen­te conocidas porque acaban en - itis: rinitis, sinusitis, faringitis, otitis, laringitis, bronquioli­tis… No tiene efectos secundario­s y evita en muchos casos hospitaliz­aciones”, afirma Arango desde una de las salas de su cueva de sal madrileña. “Puedes recurrir a esta terapia ya sea para mejorar los síntomas de un catarro como para tratar una enfermedad crónica en combinació­n con otros tratamient­os médicos; por ejemplo, tenemos muchísimas personas mayores que padecen EPOC y asma, tras estás dentro de ellas no se transmiten ni hongos, ni virus ni bacterias”. El aire limpísimo de estas salas se renueva con más frecuencia que la de un avión, y la temperatur­a oscila los 22 grados para que las personas con enfermedad­es de la piel puedan quitarse la ropa.

Porque estos centros no sólo ayudan a combatir o aliviar los síntomas de enfermedad­es respirator­ias de vías altas y bajas, también se ocupan de otras como la dermatitis atópica y la soriasis, incluso enfermedad­es considerad­as raras como la fibrosis quística.

“Los halogenera­dores rompen la sal y la convierten en micropartí­culas que inyectamos en las salas y respiramos. Al hacer efecto la sal por ósmosis, llega por inhalación a la parte más baja del pulmón, así que ayuda a expectorar. También a la piel siempre que el paciente esté hidratado, por eso recomendam­os que beban agua durante la sesión”.

Estas sesiones valen una media de unos 20 euros por niño (acompañado de adulto) y unos 27 por adulto. Hay bonos de varias sesiones, incluso anuales, para que resulten más económicos. La recomendac­ión es una sesión a la semana si es por patología puntual, dos veces a la semana durante épocas de congestión y tres si se tiene una enfermedad crónica. La propia Claudia se hizo un tratamient­o de choque de varias sesiones seguidas y consiguió olvidarse de la sinusitis que padecía desde niña.

La sala de adultos combina cromoterap­ia y música suavepara aumentar su efecto relajante. “La sal tiene iones negativos, lo que contribuye a crear un clima tranquilo y desestresa­do como si estuvieras en un bosque”.

Los resultados de la haloterapi­a son evidentes para quienes la han probado, no es de extrañar que en países como Lituania y Rusia la cubra la Seguridad Social y haya muchísimos médicos en España que la recomiende­n y usen. “Evitaría costes sanitarios, queremos transmitir su eficacia”, afirma Claudia Arango. Otra cosa es que estén contentas las compañías farmacéuti­cas si venden menos medicament­os por culpa de los beneficios de las cuevas de sal...

 ?? ÁNGEL NAVARRETE ?? Claudia Arango, propietari­a del centro Saltium de Madrid, en una de sus cuevas de sal, llena de cinco toneladas de cloruro sódico.
ÁNGEL NAVARRETE Claudia Arango, propietari­a del centro Saltium de Madrid, en una de sus cuevas de sal, llena de cinco toneladas de cloruro sódico.

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