El Mundo Madrid - Weekend - La Otra Crónica
EL HOMBRE DE LA NOCHE QUE TIENE 100 MILLONES Y EMPEZÓ DE LAVAPLATOS
Tiene una colección de cochazos y “juguetes” y se dice que se ha comprado un palacete en el centro de Madrid. “Mi padre era muy rico y vivíamos bien, pero abandonó a mi madre y nos fuimos a un barrio pobre de Londres”.
GURÚ DE LA NOCHE, boxeador profesional invicto, filántropo, ex entrenador de Madonna y Gwyneth Paltrow y, por supuesto, millonario. Joe Fournier (41) es el hombre del momento. Desde hace meses, el británico pasa más tiempo de la cuenta en Madrid, donde callejea a sus anchas porque nadie le conoce. Es decir, no es pasto de los paparazzi. Pero tiempo al tiempo, porque tiene entre manos abrir el club nocturno Bonbonniere, uno de los hot points de las celebridades con sedes en Mykonos (Grecia), Cerdeña y Tulum (México).
Inspirado en los exclusivos huevos Fabergé, el empresario está en negociaciones para inaugurar su club en la capital. En conversación con LOC comenta que “cuando vine como turista a Madrid me enamoré de la ciudad por su gente, la energía, el clima y el entusiasmo que no se encuentra en ninguna otra ciudad de Europa”.
Y añade: “En comparación con Londres, en términos de estilo de vida y felicidad, es diez veces mejor Madrid. Así que me pregunté: ‘¿Quiero volver a Londres?’ No. Soy una persona feliz y esta ciudad y yo hacemos una bonita pareja”. Inaugurará en 2025 ya que tras haber elegido el lugar adecuado, recientemente encontraron otro mejor. En su mente también está abrir en Marbella y en Ibiza.
Su nacimiento parece de cuento. “Vi la luz en Londres, pero el principio de mi infancia transcurrió en Mónaco porque mi padre era muy rico. Pero él abandonó a mi madre cuando era un bebé y nos trasladamos a un barrio muy pobre de Londres donde vivimos en un estudio con un montón de hermanos y hermanas. Solo vi a mi padre una vez. Ya falleció”.
Joe Fournier, que no está vinculado a la conocida familia fabricante de naipes, es lo que se denomina un hombre hecho a sí mismo. Pasó de trabajar como lavaplatos por una libra la hora y de embolsarse otras diez por cada pelea que ganaba en el parque, a ser capitán de la selección inglesa de baloncesto y empresario de una cadena de gimnasios. En 2012 los vendió para arriesgarse en el sector de la hostelería. Se ha arruinado y reinventado en varias ocasiones y siempre termina levantándose.
A TODO TREN
Le gusta vivir a tope. Y a todo tren. Posee varios aviones privados, residencias en varios países y, de hecho, dicen que compró un palacete en el madrileño barrio de La Latina: “Hay un rumor que asegura que
tengo un gran palacio, pero ni lo confirmo ni lo desmiento”; cuando compró su primer yate admite que “no me di cuenta de que necesitaba otro para lo que yo denomino mis juguetes (motos acuáticas, flyboards, mini submarinos), así que compré otro barco para mi barco”.
Entre sus aficiones más destacables están los coches. En su garaje
atesora Lamborghinis, Rolls Royces, Porsches y motocicletas, “supongo que hay más de veinte coches, pero no quiero parecer arrogante” y explica que Jay Leno le invitó a ver su gran colección de autos cerca del aeropuerto de Burbank en California: “Pasé seis o siete horas con él viéndolo todo y me dijo que la gente le suele preguntar cómo se las apaña para saber que un coche iba a subir cien veces su valor”. Asimismo le encanta darse caprichos. “Estaba en Los Ángeles tomando una sopa y un sándwich con Usher y Dallas Austin –productor de 2Bad de Michael Jackson– y les dije: “Vámonos a Las Vegas, tengo el jet aquí. Y dos horas más tarde estábamos en un casino apostando diez millones de dólares al blackjack”.
En 2017 la revista Forbes aseguraba que poseía 100 millones de libras, “pero no tengo ni idea de lo que tengo en mi cuenta. Si tuviera que adivinarlo ni tan siquiera me acercaría”.
Suena arrogante. Acto seguido me dice: “Cuando estalló la pandemia no pudimos abrir el negocio, no tuvimos ingresos durante dos años y pagué a toda mi gente porque tenía hijos, hipotecas, estaban enfermos… Ellos me han sido leales durante 11 años y es lo mínimo que podía hacer. La única pregunta que hice sobre el dinero fue a mi equipo de banqueros: ‘¿Cuánto tiempo puedo permitirme seguir pagando a todo mi personal?”.
Lo tiene claro: “He conocido a gente sin dinero más feliz que yo. Ahí me di cuenta de que tengo que trabajar en mi felicidad y no en cuánto dinero tengo. Se trata más de tu salud mental, de mirar dentro de ti y preguntarte ¿Dónde quiero estar? ¿Qué quiero hacer? ¿Hacer felices a otros me hace más feliz que hacerme feliz a mí mismo?”.
La cuenta atrás ha empezado. España es su próximo reto. ¿ Acudirán sus clientas vip como Kim Kardashian, Paris Hilton, Gigi y Bella Hadid o Emily Ratajkowski? De momento, sigue aferrado a su disciplina y la resiliencia. Y, sobre todo, degustando nuevos placeres recién descubiertos como los vinos del Cierzo (León), los Pingus, los Vega Sicilia y para ocasiones informales una buena Mahou fresquita. “Es una de mis favoritas”, concluye.