El Mundo Nacional - Weekend - La Otra Crónica

VICTORIA FEDERICA RETRATO ECUESTRE CON LA ACTITUD DEL CABALLO DE ESPARTERO

La portada de ‘¡Hola!’ en la que se anuncia que la hija de la Infanta Elena “toma las riendas de su vida” entronca con una tradición regia: desde Carlos V pasando por Carmen MartínezBo­rdiú.

- POR ALBERTO REY

YO DIRÍA QUE HAY RECOCHINEO, PERO también sentido del humor. Tanto ella como la revista saben lo que están haciendo con esa foto a caballo y ese titular tan literal que no puede sino llevar toneladas de ironía: “Victoria [Federica] toma las riendas de su vida”. La imagen es espléndida, digna de una revista de moda internacio­nal, y la carambola es doble: por un lado la revista logra esa cuadratura del círculo que tanto necesita (atraer a nuevo público sin perder su esencia ancien régime) y por otro la sobrina del Rey se postula como la representa­nte simultánea de ambos mundos. Victoria potabiliza la antigualla monárquica para la generación de Instagram y TikTok. Y de paso recupera la tradición del retrato ecuestre.

La portada es digna de figurar en una galería junto a los Velázquez, Goya, Rubens y Madrazo a caballo de El Prado. También, por qué no, junto al caballo de Espartero. Por los cojonazos.

Victoria (Federica) tomando las riendas de su vida está entre el Príncipe Baltasar Carlos a cadebate ballo del museo madrileño (ese perturbado­r niño de Velázquez sobre un pequeño poni enloquecid­o) y la reciente portada del Vogue británico con Beyoncé emplumada sobre un caballo tan artificial que bien podría ser una

“Potabiliza la antigualla monárquica con la generación TikTok”

obra de Damien Hirst.

La fotografía de Victoria Federica es más naturalist­a que la de la artista negra porque cualquier fotografía lo sería, porque la revista española no es la británica y porque las intencione­s de ambos retratos no podrían ser más distintas. Beyoncé se prepara para volver a conquistar el mundo con un nuevo disco; @vicmabor sólo quiere dejar constancia de que su conquista, sea la que sea, ya está ocurriendo. Es más: es posible que sea la niña Borbón la primera de su familia en dejar de ser sospechosa de gastarse nuestro dinero.

Su presencia mediática, convenient­emente monetizada, le permitiría ya mantener su elevado tren de vida. ¿Hemos financiado todos los españoles las inversione­s iniciales necesarias para que ahora Victoria Federica recoja esos frutos? Indudablem­ente. Pero pensemos que siempre hay un peor: no hay más que mirar a su hermano. No se acerquen demasiado al nene, que lo mismo se comen una bala perdida.

COMO MADONNA

El caballo es un icono potente. Casi todos sabemos de gente que monta habitualme­nte y no son necesariam­ente millonario­s, pero no se conoce el caso de alguien pobre y de barrio con aficiones ecuestres. La equitación como coto de las élites ha tenido varios hitos en España. Desde la afición de Marta Ortega, a la vez discretísi­ma e híperosten­tosa, al sobre la oportunida­d de que la familia real cuente con sus propias instalacio­nes para la práctica de los deportes de cuatro patas.

Ahora se suma a ello la decisión de su miembro más fashion de recuperar los retratos reales ecuestres y de hacerlo por su cuenta. No posando para Antonio López, sino en la portada de la revista, vestida y peinada como una estrella. La hija de Elena de Borbón y Jaime de Marichalar podría haber optado por colarse en la ya famosa foto de Rosalía, Belén Esteban y Pedro Almodóvar, pero ha preferido marcar distancias con la España unida por el tra-trá y lanzar un mensaje de superiorid­ad tan anacrónico como efectivo.

Ella sale en ¡Hola! porque puede, sobre un caballo porque puede y toma las riendas de su vida porque puede. Con la tranquilid­ad y el entrañable recochineo de los que no han vivido otra cosa que el lujo y los corceles. Como cuando Carmen Martínez-Bordiú decía que para ella Franco sólo era su abuelo. La nietísima ni mentía ni se mentía, pero demostraba vivir en un mundo paralelo del que para qué salir, si fuera todo es cutre, asqueroso y con extra de patatas fritas. Dice Victoria Federica que quiere tener una familia y dedicarse a la moda. Lo conseguirá.

Los retratos ecuestres están reservados para los que todo lo tienen y todo lo quieren. En ese caso sí que una imagen vale más que mil palabras, cien mil likes y un millón de followers. Lo primero que hizo Madonna cuando, tras casarse con Guy Ritchie, se mudó al Reino Unido, fue aficionars­e a la hípica. Una de sus reinvencio­nes estéticas estuvo de hecho inspirada por el mundo del caballo. Porque ella podía. Vicmabor también puede. ¿Jode? Pues un poco sí. Y ella lo sabe.

TRADICIÓN REAL

Isabel de Borbón, Felipe IV y el prícipe Baltasar Carlos pintados por Velázquez. Debajo, Juan Carlos I a caballo en Mühlberg (Tiziano) y Carmen MartínezBo­rdiú (Dalí).

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La portada de ‘¡Hola!’ de Victoria Federica a caballo y otros retratos familiares.
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