El Mundo Nacional - Weekend - La Otra Crónica
50 AÑOS DE FELIZ MATRIMONIO PERO NO PARA LOS HIJOS
“Tener un hijo no es tener un ramo de rosas”, decía mi paisano Federico García Lorca. ¿Y tener tres?, como tienen Natalia Figueroa y Raphael, que acaban de celebrar esta semana sus bodas de oro. Cincuenta años de feliz matrimonio. Concepción Arenal escribía que la sociedad paga bien caro el abandono en que deja a sus hijos como todos los padres que no educan a los suyos. Que no es el caso de Natalia y Raphael. Lo que sucede es que hay tan pocos hijos que igualen a sus padres ¡por tantos que pueden menos, qué pocos pueden más!
Es el caso de los tres descendientes de este famoso matrimonio, que no ha sabido contagiar a sus hijos la fórmula de la resistencia matrimonial y cuyo ejemplo no ha influido positivamente ni en Manuel, que en 2008 se casa con Amelia Bono. El haber tenido cuatro hijos, Jorge, Manuel, Gonzalo y Jaime, no impidió la separación en 2021. Ni en Alejandra, la única chica, que, en 2001,
contrae matrimonio con Álvaro de Arenzana pero ni la existencia de dos hijos, Manuela y Carlos, permitieron celebrar el décimo aniversario ya que se divorciaron en 2009. Y tampoco en Jacobo, que se casa en julio de 2002 con
Toni Acosta y se separa en 2015, con dos hijos: Nicolás y Julia.
Dentro de la tragedia que supone un fracaso matrimonial, los hijos mantienen una relación excelente con sus ex, lo que ha hecho posible que Manuel y Amelia se hayan reconciliado en su décimo cuarto aniversario de boda.
Con Natalia y Raphael siempre me unió digamos que amistad. A pesar de todas las dificultades para saber el lugar donde se casaban, porque no lo sabían ni los invitados. Los novios tomaron todas las medidas para que la prensa no lo supiera
(no porque hubieran vendido la exclusiva), y aquel 14 de julio de hace ¡¡¡50 años!!! yo me encontraba en la iglesia de San Zacarías de Venecia para escribir la crónica de aquella boda para ¡Hola! Aunque no era una boda real, la de Natalia y Raphael casi lo era, hasta el extremo de que el ABC encargó nada menos que al escritor José María Pemán que escribiera la crónica del enlace. ¡Todo un lujo!