El Mundo Nacional - Weekend - La Otra Crónica

UN LÍO CON LA DONCELLA QUE PUEDE COSTARLES 3 MILLONES A LOS HIJOS

La saga más escandalos­a de la nobleza tiene un nuevo capítulo. Los hijos tendrán que repartir la herencia del padre con otra hija extramatri­monial (ya tenía uno).

- POR MARÍA EUGENIA YAGÜE

SEIS AÑOS DESPUÉS DE LA SENTENCIA que reconoció a Rosario Bermudo como hija de Leoncio González de Gregorio, primer marido de Luisa Isabel Álvarez de Toledo, duquesa de Medina Sidonia, esta vecina de Torrejón de Ardoz, de 71 años, reclama la herencia que podría correspond­erle y que su abogado Javier Osuna, estima en unos tres millones de euros.

Los hijos del difunto consorte de la llamada duquesa roja, Pilar, Leoncio y Gabriel, están en desacuerdo con las pretension­es económicas de esta señora. Consideran que la forma en que se ha llevado el proceso de filiación contiene errores jurídicos que lo invalidan y lamentan que Bermudo exigiera en 2017 exhumar los restos de su padre para obtener su ADN, cuando los hijos del difunto se habían ofrecido ya a hacerse la prueba genética y evitar un acto tan macabro.

Pilar y su medio hermano Javier la hicieron y se la enviaron al juez con resultado positivo de la misma. Bermudo estaba de acuerdo en principio, pero luego se volvió atrás y exigió al juez la exhumación, cuyos costes le obligaron a pagar a Pilar González de Gregorio y a Javier, precisamen­te contrarios a la misma.

Este Javier González de Gregorio Molina es otro hijo extramatri­monial de Leoncio, fruto de la relación entre el aristócrat­a y Marta de Molina von Stranz, una amiga de la familia. Javier, casado con la duquesa de Plasencia, fue reconocido como hijo en vida de su padre y está unido a sus medio hermanos contra Bermudo.

Pilar y Javier han recurrido la sentencia de filiación por defectos de forma y errores procesales, aunque no niegan que Bermudo sea hija de su padre. Consideran que ha habido ilegalidad en el método empleado para obtener la primera prueba de ADN, cuando un detective recogió una botella de agua que había tirado Leoncio, uno de los hijos, en la Facultad donde daba clases de Historia, para analizar su saliva. La prueba dio positivo, “pero para nosotros es algo inadmisibl­e –asegura a LOC Gabriel González de Gregorio–. Es la intimidad de un ciudadano, robada sin su permiso”. Y lamenta también la desigualda­d de la ley, según las distintas autonomías. “En Cataluña, Navarra y País Vasco hay unos plazos para reclamar una herencia y demostrar que se tiene derecho a ella. Y el que no lo hace a tiempo, no hereda”.

Rosario Bermudo tenía un padre que la había adoptado y dado sus apellido, pero un día decidió que el posible nuevo padre era más importante y acaudalado que el anterior.

Años después de fallecer Leoncio González de Gregorio, presentó la demanda para ser reconocida.

En sede judicial aseguró que siempre había sabido de sus orígenes y que había tenido contacto con los abogados de su padre cuando éste todavía estaba vivo. ¿Por qué no le demandó entonces? ¿Podría haber recibido alguna compensaci­ón en aquel momento y pleitear por algo más importante años después? Su madre, Rosario Muñoz, sirvienta en la finca extremeña de los González de Gregorio, se habría quedado embarazada del hijo de los propietari­os, un joven, por cierto, menor de edad. La criada era varios años mayor que el señorito.

La duquesa de Medina Sidonia comentaba con ironía las aventuras extramatri­moniales de su marido: “No es lo mismo ser puta que les

biana. Yo a mis hijos los tuve siempre del mismo… y sin ganas”. Al final de sus días y muy enfermo, Leoncio contrajo matrimonio con Maravillas Almara Sáinz, el ama de llaves de su palacio de Quintana Redonda, en Soria. El matrimonio de Luisa Isabel y Leoncio terminó con el nacimiento del tercer hijo. La

duquesa roja acabó siendo militante antifranqu­ista, fue encarcelad­a y se exilió en París. A su regreso a España se dedicó a organizar el extraordin­ario archivo histórico de su residencia del palacio de los Guzmanes en Sanlúcar de Barrameda junto a su secretaria, colaborado­ra y amante, la alemana Lilian Dahlmann. Después de 25 años juntas y a punto de morir, Luisa Isabel y Lilian contrajero­n matrimonio en 2008. A la muerte de Luisa Isabel empezó un largo pleito de los hijos contra la viuda de su madre por la herencia.

NI UN DURO DE LA HERENCIA

La duquesa se había quedado con todos los bienes heredados por sus hijos, incluso los que procedían de otros familiares y los dejó sin nada. Todo su patrimonio pasó a la Fundación Casa Medina Sidonia, con sede en Sanlúcar, pero después de años de litigio entre los herederos y la viuda de la duquesa la Justicia dio la razón a sus hijos. La Fundación debía entregarle­s más de 33 millones de euros.

Nunca han cobrado un céntimo. La Junta de Andalucía y otros organismos oficiales forman parte de la Fundación y se resisten a darles lo que les correspond­e, argumentan­do protección cultural de esos bienes. A esta larga estela de procesos judiciales se une ahora la reclamació­n económica de Rosario Bermudo.

“Eso de tres millones, ni de coña“, comenta uno de los hijos, sobre las pretension­es de Bermudo. “Mi padre podía haber tenido una gran fortuna pero fue un mal administra­dor y lo que se repartió a su muerte fueron bienes inmuebles, pinares, mucho secano y fincas que podían ser valiosas en algún momento y hoy han perdido su valor. Lo más importante es el palacio de Quintana Redonda, donde mi hermana Pilar ha invertido mucho para dedicarlo a bodas y eventos. Quisimos llegar a un pacto con Bermudo pero cuando de pronto pidió la exhumación de nuestro padre Pilar y Javier se enfadaron mucho, no había ninguna necesidad de algo así. Sólo le interesa el dinero y hasta pretendía cobrar de la herencia de mi madre, que nada tiene que ver con su tema”.

“No es lo mismo ser puta que lesbiana”, decía la duquesa roja

 ?? ÁLBUM FAMILIAR ?? Leoncio González de Gregorio, junto a Luisa Isabel, la ‘duquesa roja’.
ÁLBUM FAMILIAR Leoncio González de Gregorio, junto a Luisa Isabel, la ‘duquesa roja’.
 ?? SERGIO GONZÁLEZ ?? Rosario Bermudo, hija de Leoncio González de Gregorio, es fruto de una relación del aristócrat­a con una sirvienta.
SERGIO GONZÁLEZ Rosario Bermudo, hija de Leoncio González de Gregorio, es fruto de una relación del aristócrat­a con una sirvienta.

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