El Mundo Nacional - Weekend - La Otra Crónica

ORGÍAS, CUERNOS, SEXO... ASÍ SE RESARCEN LOS EMPOLLONES QUE AHORA SON LOS MÁS RICOS

Un selfi de Elon Musk en una reunión de empresario­s ha destapado las prácticas de las fiestas de los informátic­os más frikis. El dueño de Tesla niega las bacanales, pero son citas mensuales.

- POR MARINA PINA

SOLO EL TRINO DE LOS PÁJAROS interrumpe el silencio de las calles de Palo Alto. De vez en cuando, un par de vehículos crean lo que allí se concibe como un atasco –a lo sumo, cinco coches–, pero nada más. Pocos peatones caminan por esta ciudad de California y al otro lado de los setos se construyen en viviendas de varios millones de euros, la vida de aquellos que, ocho millas al Este, hicieron fortuna en Silicon Valley. Hay poco escándalo por esas calles por la mañana. Pero la resaca de lo que sucede al atardecer aún retumba en muchas paredes.

Los ingenieros que estudian en Silicon Valley tienen fama de nerds: empollones, introverti­dos y con pocas capacidade­s sociales, pues los años de estudio para dar con el negocio del futuro –ahora orientados a la inteligenc­ia artificial– dejan poco margen para socializar. Así que cuando cierran startups y encuentran un respiro, lo hacen en fiestas en grandes casas. Reuniones en las que se juntan los nuevos estudiante­s con sus ídolos en busca de desinhibir­se con ayuda de alguna droga de última generación.

De esas fiestas no se habla mucho, hasta ahora. Porque el Wall Street Journal señaló que a finales del año pasado la mujer del fundador de Google, Sergey Brin, se había acostado con el creador de Tesla, Elon Musk, en una de esas convencion­es. Aunque el hombre más rico del mundo negó raudo ese affaire, lo hizo con una fotografía de la semana pasada en la que posa con Brin en una de esas fiestas que ha dado pie a hablar del elefante blanco que impera en la habitación de Silicon Valley. El talento se desfoga en fiestas con drogas, orgías y alcohol.

El selfie de Musk es digno de análisis. Él, con camiseta blanca, sonríe a la cámara y detrás Brin mira al infinito con un vaso de plástico en la mano que contiene una bebida de color amarillent­o. En el pecho de Brin está apoyada la cabeza de lo que parece una mujer con camisa estampada y pelo decolorado. Detrás del fundador de Google se intuye otra chica con camisa azul y pelo rosa. Según ha publicado el Daily Mail, la invitación a esa fiesta pedía acudir vestido de ‘safari chic’ o ‘ropa tribal o de la jungla’. Pero detrás de esa invitación todos sabían que con el paso de las horas, las copas y las drogas, se convertirí­a en la bacanal mensual que se celebra entre los empresario­s de Silicon Valley.

“Fue una fiesta aburrida y de negocios, con cero desnudos o sexo”, declaró Elon Musk. Pero sus palabras distan mucho de las de otros asistentes a la reunión. Como una joven que acabó manteniend­o sexo con dos parejas más en el salón. A esa chica previament­e le habían ofrecido éxtasis en una bolsita y un emprendedo­r le había pedido besarla mientras su mujer le animaba a que lo hiciera: “Fue todo muy raro”, resumió días después.

“Si hay fiestas sexuales en Silicon Valley, nunca he visto ni he oído nada sobre ninguna. Si buscas fiestas salvajes estás en el lugar equivocado”, dijo Musk. Sin embargo, el joven Paul Biggar, que acudió a la citada fiesta, dijo que la cita sexual había sido “bastante más tremenda de lo que suena. Nos habían avisado antes de ir, para que no flipáramos con lo que sucedía ahí. Las fotos no estaban permitidas y tampoco contar nada de lo visto”.

La primera que destapó este tipo de fiestas fue la periodista de Bloomberg Emily Chang, que en su libro Brotopia desgrana la vida social de los multimillo­narios de Silicon Valley. Según ella, se organizan cenas en las que cada hombre puede llevar a todas las mujeres que quiera, muchos aparecen con sus mujeres o novias. Tras la cena, empiezan a correr las drogas y a mantener relaciones de dos, tres o más personas. Algunos continúan hasta el amanecer. Entonces desayunan y vuelven a mantener relaciones.

Musk continúa negando el carácter de esas fiestas. Sin embargo, algunos de sus pares sí que han participad­o en esos planes. Travis Kalanick, CEO de Uber, reconoció en una entrevista en GQ en 2014 que tenía tanto dinero que disfrutaba de mujeres a la carta. “Lo llamábamos Boob-er” –algo así como bucear entre tetas, en un juego de palabras entre tetas (boobs) y googlear–.

El año pasado, Melinda Gates rompió su matrimonio. Entonces salieron a la luz las fiestas de piscina, las estripers y las relaciones extramatri­moniales del cofundador de Microsoft. De hecho, su biógrafo ha afirmado que mientras estudiaba en Havard le gustaba escaparse a los barrios más oscuros de Boston para ver pornografí­a y estar con prostituta­s.

Además de la excusa de que trabajan muchas horas, en Brotopia

Una de las prácticas se llama “boob-er”, como bucear en busca de ‘tetas’ en internet

Chang intenta analizar el porqué de este comportami­ento: “Muchos de los grandes empresario­s de Silicon Valley tienen algo en común: una adolescenc­ia solitaria con ningún tipo de relación con personas del sexo contrario”.

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AGOSTINI / AP Elon Musk acudió a una fiesta en la que, según él, no había drogas ni sexo. Intenta lavar la imagen de los millonario­s.
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LINX DATING Amy Andersen tiene una ‘app’ de citas tipo Tinder.

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