El Mundo Nacional - Weekend - La Otra Crónica
¿QUÉ FUE DE AQUELLA LUZ?
El comportamiento de Letizia en la catedral de Santiago de Compostela durante la solemne misa con motivo de la Ofrenda Nacional por parte de Felipe VI al apóstol, negándose ostensible y públicamente a persignarse cuando el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, impartía la bendición, me obliga a preguntar a mis lectores y también a ella ¿qué fue de aquella luz que reconoció haber visto cuando conoció a Felipe?
Sucedió en el transcurso de los cursillos prematrimoniales que les impartió monseñor Estepa, uno de los más prestigiosos catequistas de la Iglesia en aquella época, mayo de 2004, obispo auxiliar de Madrid, para preparar al Príncipe y a su prometida, como un espaldarazo de la Iglesia al matrimonio católico. La idea fue del secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Juan Antonio Martínez Camino, quien consideró que la prometida de Don Felipe, después de haber contraído matrimonio civil y haberse divorciado, a la hora de afrontar una boda eclesiástica “necesita reflexionar y hacer unos cursos prematrimoniales. No se les va a privilegiar ni se les va a pedir ni más ni menos que a los demás”.
Nadie mejor que él para impartir a los novios reales los obligados cursillos prematrimoniales de catequesis concentrados en cinco cuestiones: Dios, Cristo, Iglesia, los sacramentos y la moral católica. Monseñor Estepa, fallecido el 21 de julio de 2019 a la edad de 93 años cuando ya era cardenal y con quien siempre mantuve una cordial relación, me relató la mejor anécdota de aquellos cursillos. En un momento determinado y pensando, seguramente, en el reciente pasado de Letizia, le preguntó con lógica curiosidad: “Si antes se casó por lo civil ¿por qué ahora lo hace por la Iglesia católica?
Lo que el obispo no esperaba fue la surrealista respuesta de la hoy consorte real: “Porque cuando conocí a Felipe... vi la luz”. Monseñor Estepa me explicó que posiblemente se refería a la Luz de la Iglesia. Que era mucho suponer. Si aceptamos esta respuesta y ante lo sucedido en la catedral de Santiago, no puedo evitar preguntarle: ¿Qué fue de aquella luz, querida? Si como creyó el gran cardenal Estepa era la Luz de la Iglesia, ésta, para Letizia, debe vivir su momento más bajo. Como la Institución. Y como la consorte no ha apostatado, le guste o no, sigue siendo católica. Lo era cuando se casó y se le oyó decir, al tiempo que se santiguaba, “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo” o cuando se persignó en la misa de Benedicto XVI, en Santiago en 2010, que, además, comulgó.