DOS AÑOS DE INJUSTO EXILIO

Con motivo del segundo aniversario del día “más triste de la reciente historia de la monarquía española”, según opinión del ilustre Carlos

Espinosa de los Monteros y de muchísimos ciudadanos, se ha recordado, con emoción, el exilio que el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, con la colaboración de Felipe VI, mantiene al Rey Juan Carlos, sí, al Rey, lejos de su casa y de su país de forma anticonstitucional. “Más de 700 días de soledad sin poder venir a España porque unas veces ‘no era oportuno’ o ‘por motivos de seguridad’ o porque ‘no era el mejor momento’... y más de 700 días después… nada de nada”, como resume en su artículo el amigo Carlos Espinosa de los Monteros.

Leyendo otro artículo en EL MUNDO con el título El exilio interior del Rey Emérito leo que el soberano se encuentra en Abu Dabi “porque así lo ha decidido él... acostumbrado toda su vida a su santa voluntad, no le da la real gana de regresar porque no está dispuesto a atenerse a las normas que, del Rey abajo, rigen para todos los españoles”. Un tanto fuerte este comentario como fuerte me parece cuando leo que “los 55 grados a la sombra del Emirato son el precio a pagar, parece, para no pagar otros precios”.

Reconozco que soy de esos “coríferos” como Aznar y otros muchos que “se hacen cruces porque el Rey padre siga fuera de España”, aunque no creo que “Don Juan Carlos está deseoso de regresar a España para seguir haciendo su real gana”.

Y se añade que “no se lo consientan ni la malvada Letizia ni el mal hijo” (sic) quienes a su juicio “parecen estar ganando la partida”.

Me sorprende porque, hasta ahora, no se sabía, aunque yo personalmente lo sospechaba, que en esta dramática historia “tanto monta, monta tanto “Isabel” Letizia como “Fernando” Felipe, cuando el compañero escribe “lo que la una y el otro, el otro y la una, vienen haciendo con enorme tesón”.

Posiblemente puede que el artículo en cuestión tenga razón. Siempre pensé, aunque sin pruebas, que “la malvada Letizia”, como se la califica, que no yo, había sido parte responsable de la salida de España del Rey Juan Carlos (sí, el Rey). Alguien muy cercano a ella me dijo que era su venganza ante tanta humillación recibida del real suegro desde que se anunció la boda.

Cierto es que hoy nos queda, afortunadamente, el magnífico alegato de Carlos Espinosa de los Monteros, publicado en el mismo número, demostrando el respeto de EL MUNDO por la libertad de expresión ante la disparidad de criterios sobre un tema tan delicado como este, en el segundo aniversario del día más triste, vuelvo a repetir, de la historia de la Monarquía española.

Pensando en Isabel II y en Alfonso XIII, muertos en el exilio, es de desear que no haya dos sin tres.