El Mundo Nacional - Weekend - La Otra Crónica
CUANDO LETIZIA EN BIKINI ERA LA FOTO MÁS BUSCADA DEL VERANO
Baras y lo ha hecho Pablo Alborán, antes de sus actuaciones. Maroto está de vacaciones, pero cuenta que visitará las instalaciones de Flor de Sal, en Es Trenc, una empresa que exporta a toda Europa, enclavada en un parque natural de belleza impresionante.
Ya nadie corre riesgos para hacer fotos en bañador de las celebridades en verano. Ahora se las hacen ellas mismas y las cuelgan en sus redes sociales gratis. Claro que tampoco la Familia Real tiene ni una triste lancha para dar una vuelta por la bahía de Palma. Prima la austeridad y a la Reina no le gusta el mar, ni que le roben fotos que ella no controle. En cambio se la veía contenta en la clausura del Atlántida Film Festival, entregando un premio a Isabelle Huppert. La actriz francesa se ha quedado de vacaciones en la isla. Menos tendrá el ministro de Cultura Miquel Iceta. “Solo me cogeré cinco días, tengo que cuidar a mi madre, los hermanos nos turnamos”.
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Mucho ha cambiado esta semana náutica. Ya no hay paparazzi que alquilan lanchas o se esconden entre las rocas de Cabrera, el islote militar por donde solía navegar el Fortuna del Rey Juan Carlos. La foto más codiciada del verano era el bikini de Letizia. La consiguió por fin, el desaparecido Gustavo Catalán desde un barco, fue portada de ¡Hola! y se valoró en 300.000 euros. El bikini era blanco. Otra, la hizo un paciente reportero, atrincherado en Cabrera, donde avistó la lancha de los Príncipes de Asturias, Doña Sofía y algunos nietos. También la publicó ¡Hola! pagando un alto precio. Una turista española consiguió el tercer bikini de Letizia en una isla griega y se la compró Semana.
El bañador de la Princesa captado por Antonio Montero nunca vio la luz. La Guardia Civil le pilló cuando ya tenía las imágenes. Le quitó la memoria de la máquina, le acusaron de pisar el suelo protegido de Cabrera, pero Montero ganó el juicio.
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Republicanos, podemitas y antiborbones organizaron una manifestación contra la recepción real en Marivent. Eran cuatro gatos. Los invitados, una mayoría de ciudadanos partidarios de la normalidad democrática.