El Mundo Nacional - Weekend - La Otra Crónica

EL HEREDERO SAUDÍ SÍ ES BIENVENIDO

¡Qué importan los derechos humanos si necesitamo­s petróleo o gas! Macron ha recibido al presunto inductor del descuartiz­amiento de un periodista y las críticas no se han hecho esperar.

- POR CONSUELO FONT

LA CRISIS ENERGÉTICA PROVOCADA por la guerra en Ucrania parece haber diluido los valores de Occidente como un azucarillo. Gracias a ella el todopodero­so príncipe Mohamed Bin Salman de Arabia Saudí, principal productor de petróleo, está lavando ante el mundo su leyenda negra de gobernante cruel y sanguinari­o. La mismísima CIA apuntó a MBS, como se le conoce, como responsabl­e de la brutal tortura, asesinato y descuartiz­amiento en 2018 del periodista saudí Jamal Khashoggi en el consulado de Arabia en Estambul, algo que él niega. Un año antes, también trascendió la detención de 381 parientes suyos de la realeza y adinerados empresario­s en el hotel Ritz de Yeda, la capital saudí, en una “operación anticorrup­ción”, siendo liberados dos meses después a cambio de grandes sumas de dinero. Asimismo en 2018 fueron apresados 11 príncipes que fueron a protestar a palacio por la condena a muerte de un primo suyo, Turk bin Said, aunque parece que su razón oculta fue que Bin Salman pretendía cobrarles la luz y el agua de sus palacios.

Todo esto parece haber quedado borrado, incluso el presidente estadounid­ense Joe Biden, que le calificó de “paria” por no respetar los derechos humanos, se envainó sus críticas y se reunió con él a mediados de julio cuando visitó Arabia. Posteriorm­ente, el saudí realizó una gira que le llevó a ser recibido con todos los honores el 28 de julio por Macron en El Elíseo, pese a las airadas protestas de Amnistía Internacio­nal.

Era el primer periplo europeo del heredero saudí desde que en 2018 trascendie­ra el brutal asesinato del periodista. También la primera vez desde entonces que pernoctaba oficialmen­te en el grandioso palacio parisino que adquirió en 2015 por 275 millones de euros a través de sociedades interpuest­as, calificado por la revista Fortune como la “casa más cara del mundo”. Conocido como el “château Louis XIV”, está ubicado en las afueras de París, en Louvecienn­es, cerca del palacio de Versalles, al que su constructo­r, Emad Khashoggi, sobrino del traficante de armas marbellí Adnan Khashoggi, quiso emular.

Levantado sobre un versallesc­o parque de 23 hectáreas, se derribó el original château del siglo XIX para reconstrui­r entre 2008 y 2011 un palacio de 7.000 metros a imitación de los castillos diecioches­cos, pero con una tecnología tan avanzada que fuentes, sistemas de sonido, luces o aire acondicion­ado se controlan por i-Phone. Consta de diez suites y en su interior destaca el enorme salón con techo abovedado de 52 metros de altura decorado con pinturas a imitación de los frescos Michelange­lo. Además, tiene una planta entera dedicada al ocio, dotada de bodega para 3.000 botellas, pese a que los musulmanes tienen prohibido consumir alcohol, sala de cine, estancias para meditación, discoteca y dos salones de baile. Con varias piscinas cubiertas y al aire libre, spa, y pistas de squash, su suntuosida­d roza el infinito al contemplar las fuentes de mármol decoradas con hojas de oro macizo de sus jardines y especialme­nte su acuario subterráne­o, único en Europa, con esturiones nadando en sus aguas.

Un derroche que no sorprende en el saudí, uno de los gobernante­s más ricos del planeta, con una fortuna calculada en más de 320.000 millones de euros. Actual viceprimer ministro y titular de Defensa, preside el consejo de asuntos económicos, también el de asuntos políticos y el de seguridad, ejerciendo de facto como gobernante, pues su padre, el Rey Salman, padece Alzheimer.

Hijo de Fahda, la tercera esposa del citado monarca, fue nombrado heredero en 2017 tras ser depuesto el príncipe Mohammed bin Nayef, su primo mayor, antiguo ministro de Interior. Su suntuoso palacio parisino no es el único de los carísimos caprichos de Bin Salman, dueño también del Serene, un megayate de 134 metros de eslora, valorado en 485 millones de euros. Dispone de teatro, rocódromo, varias piscinas y helipuerto, aunque lo más llamativo es el submarino que alberga en su garaje subterráne­o. De las paredes del Serene cuelga otro de los carísimos antojos del príncipe, el cuadro Salvatore Mundi, atribuido a Leonardo da Vinci, que representa a Cristo envuelto en ropajes renacentis­tas, y adquirió en 2017 por 389 millones de euros.

En el currículum del heredero saudí figuran asimismo las fiestas tipo “mil y una noches” que organiza, la más sonada celebrada en 2015 en una isla privada de Maldivas, a la que se llevaron 150 bellezas de origen ruso y brasileño. Tampoco quedan atrás sus faraónicos proyectos, entre los que destaca el apodado NEOM 2030, consistent­e en construir en Tabuk, en medio del desierto, una ciudad del futuro donde no habrá coches sino taxis voladores y robots para limpiar los hogares. Con una extensión de 25.000 kilómetros cuadrados, similar a Bélgica, y 500.000 millones de dolares de presupuest­o, podrá albergar un millón de ciudadanos, asistidos por los máximos avances en robótica y tecnología 5G para controlar su seguridad y su logística.

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 ?? E.M. ?? Vista general y detalles del palacio del heredero saudí en París, edificado en 2011 simulando un palacio del siglo XVIII.
E.M. Vista general y detalles del palacio del heredero saudí en París, edificado en 2011 simulando un palacio del siglo XVIII.
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