El Mundo Nacional - Weekend - La Otra Crónica

DE VENDER CUENTOS POR UN CÉNTIMO A GANAR 125 MILLONES CON JUEGO DE TRONOS

Nacido a finales de los 40 a las afueras de Nueva York, la pobreza de su infancia y su negativa a ir a combatir a la guerra de Vietnam tuvieron una gran influencia en su exitosa obra Juego de Tronos.

- POR DANIEL J. OLLERO

LAS INTRIGAS Y LAS LUCHAS DE PODER entre los Lannister y los Stark han mantenido a millones de personas pegadas a la pantalla durante casi una década gracias a la prodigiosa imaginació­n de George R.R Martin (73), el creador de Juego de Tronos (JdT). Un pelotazo televisivo de tal magnitud que ha llevado a la cadena HBO a estrenar el próximo 21 de agosto La Casa del Dragón, también basada en la obra de este autor.

La capacidad de Martin para crear historias apasionant­es de intriga es indiscutib­le. Sin embargo, no menos intrigante es su propia biografía: desde la pobreza hasta amasar una fortuna de más de 125 millones de dólares.

La infancia de George R.R Martin bien podría estar escrita por David Simon y ser un aperitivo de la segunda temporada de The Wire.

Transcurri­ó entre viviendas sociales, astilleros, paro y pobreza en Bayonne, una ciudad portuaria situada en los arrabales de la Gran Manzana (pero en el estado de Jersey) a la que un puente de 500 metros separa del lujo de Nueva York. “Veía las luces desde mi ventana y me parecía Shangri-La [una utopía]”.

“No teníamos dinero. Mi padre estuvo en el paro durante mucho tiempo antes de ser estibador y no teníamos coche. Vivía en la 1ª calle y la escuela estaba en la 5ª. Ese era mi mundo. Los libros y los cómics que leía me permitían expandir mi horizonte”, contó el autor en un coloquio con Stephen King.

Por aquel entonces, Martin era un chaval flaco con tupé a lo Elvis y rostro pizpireto que supo hacer virtud de su necesidad económica. “Siempre he sido escritor. Vendía historias manuscrita­s a mis compañeros por un centavo, aunque pronto subí el precio a cinco, el precio de una chocolatin­a. Sin embargo, mi carrera profesiona­l como escritor infantil acabó de forma abrupta cuando uno de los niños, que era mi cliente, empezó a tener pesadillas y su madre vino a hablar con mi madre y se acabó”, recuerda. “Era mi forma de dar respuesta a mis ansias de aventura”.

Un anhelo que vio cumplido cuando se mudó a la Northweste­rn University para estudiar periodismo en plena era Woodstock. Allí se convirtió en un joven melenudo, se empapó del espíritu hippie, desarrolló su humor vacilón, publicó su primera novela –The Hero, de ambientaci­ón postapocal­íptica– y se licenció summa cum laude.

Entonces El Tío Sam le llamó a filas en plena guerra de Vietnam y George se convirtió en objetor de conciencia. Una decisión vital que marcaría el universo de JdT a la hora de describir la crudeza, la muerte y las desgracias provocadas por la guerra.

Tras acabar la universida­d descubrió a los dos amores de su vida en unos meses: Gale Bunwick y Parris McBride. A Gale la conoció en 1974 en una feria de cómics.

En 1975, ennoviado pero no casado, George conoció a su actual mujer durante otra convención literaria. “Estábamos de fiesta en la sauna de mujeres. Ella entró, una cosa llevó a la otra y nos pusimos a jugar a peleas a caballito en la piscina”, recuerda. Sin embargo, tuvo la sensación de que Parris se sentía atraída por su amigo Joe. “Afortunada­mente Joe estaba casado, así que me la vendió por dos cabras y un pez embarazado. A pesar de mi compra, unos meses después de conocer a Parris, seguí adelante y me casé con Gale, ups”, cuenta burlón.

Durante este tiempo, se convirtió en profesor universita­rio y en guionista de Hollywood, donde trabajó en Más allá de la realidad. Allí acabó de rebote tras el fracaso editorial de su novela The Armageddon Rag de 1983.

Sin embargo, su primer matrimonio no duró tanto. El casamiento se vio afectado por el estrés laboral y en 1979 se divorciaro­n. “La canción de nuestra boda fue Un puente sobre aguas turbulenta­s de Simon y Garfunkel. Tal vez fue una pista”.

Dos años después de la ruptura, en 1981, retomó el contacto con Parris. “Ella trabajaba de camarera en un restaurant­e lésbico-feminista”, recuerda. El autor la invitó de visita y no volverían a separarse.

Ambos comparten ideología, amor por la fantasía y la ciencia ficción, por los disfraces, los sombreros y por los gatos. Sin embargo, no se casarían hasta 2011, en una ceremonia medieval a la que pareja e invitados acudieron disfrazado­s y en la que posaron con hachas.

Además, Parris también fue testigo

Conoció a sus dos mujeres en el lapso de unos meses a mediados de los 70

del nacimiento de George R.R Martin como autor de éxito cuando en 1996 publicó la primera entrega de la saga de Juego de Tronos. Un volumen para el que la editorial había previsto la venta de tan solo 5.000 ejemplares.

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GTRES George R.R. Martin (centro) escoltado por las actrices Rosie Leslie (Ygritte en Juego de Tronos) y Emilia Clark (Daenerys en la serie).

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