El Mundo Nacional - Weekend - La Otra Crónica

LA HISTORIA DE AMOR QUE AÚN CONMUEVE 75 AÑOS DESPUÉS

Él era la estrella del franquismo; ella, una actriz divorciada y de izquierdas. La muerte de Manolete por una cornada hace 75 años impidió su boda, para satisfacci­ón de la madre y la cuadrilla del torero.

- POR CONSUELO FONT

ESTE 28 DE AGOSTO se cumplen 75 años de una tragedia que conmovió a España entera: la mortal cogida que sufrió el legendario torero Manuel Rodríguez Manolete en la plaza de Linares cuando entró a matar a un miura de nombre Islero. Tras diez horas de angustiosa agonía, fallecía en el Hospital Marqueses de Linares, donde fue trasladado. La cornada partió su arteria femoral provocándo­le una sima en su ingle derecha por donde la sangre brotaba a borbotones sin que los médicos pudieran evitar que al “califa cordobés” se le fuera la vida con solo 30 años.

En esas diez interminab­les horas, ocurrió algo desgarrado­r: a Lupe Sino, la bella actriz con la que el diestro proyectaba contraer matrimonio ese 18 de octubre y retirarse de los ruedos, le impidieron despedirse de su amor, al que solo pudo abrazar cuando el médico firmó el acta de defunción. Había emprendido viaje a toda prisa desde el balneario de Lanjarón, en Granada, donde pasaba unos días descansand­o y tratándose su dolencia de riñón, cuando le comunicaro­n la gravísima cogida. Al llegar a la habitación donde Manolete estaba aún consciente, su apoderado José Flores Camará y el rejoneador Álvaro Domecq le vetaron la entrada, temerosos de que se celebrase un matrimonio in artículo mortis y que la gran fortuna del torero cayera en manos de la actriz, a la que su cuadrilla, allegados y su propia su madre, Angustias Sánchez, aborrecían.

La razón era que Lupe, una belleza de ojos verdes y oscura melena rizada, era lo opuesto a la esposa “como Dios manda” que pretendían para el torero: de explosivo carácter, divorciada, militante de izquierdas y actriz iniciada en los cabarets, les costaba asimilar la loca pasión que una “buscona”, como la calificaba­n, había despertado en un hombre tan adusto y poco dado a líos de faldas como Manuel Rodríguez.

Se llamaba en realidad Antonia Bronchalo Lopesino y había nacido en 1917 en un pueblo de Guadalajar­a, Sayatón, en una familia pobre de nueve hermanos, por lo que a los 14 años se trasladó a Madrid, colocándos­e como sirvienta de una adinerada familia del barrio de Salamanca. En la capital se despertó su vocación por el espectácul­o, inicialmen­te como bailarina de cabaré, donde se valió de su belleza y desparpajo con los hombres para lograr su sueño de ser actriz. En la España republican­a de entonces, el poder estaba en manos de la izquierda, en cuyos círculos Lupe se movía como pez en el agua. Tanto que en 1937, iniciada la Guerra Civil, contrajo matrimonio con un alto mando republican­o del que se separó antes de terminar la contienda. Su único papel protagonis­ta como actriz fue en La famosa Luz María rodada en 1942, donde encarnaba a una cantante lírica.

Un año después, en 1943, conoció a Manolete en el mítico bar Chicote de la madrileña Gran Vía, frecuentad­o por gente del espectácul­o, escritores, toreros y artistas. Fue la bailaora Pastora Imperio quien les presentó y con dos vasos de whisky en la mano, ayudada por su experienci­a anterior con otros toreros como Domingo Ortega o Antonio Márquez, Lupe supo derribar la barrera de enfermiza timidez del diestro y surgió un apasionado flechazo.

Hasta entonces a Manuel Rodríguez no se le conocía novia alguna, salvo un conato de relación con una vasca de apellido Easo afincada en su Córdoba natal, que no cuajó por la escasa disposició­n del diestro. Hasta conocer a Lupe Sino, vivía totalmente entregado a su profesión y también a su madre, quien le idolatraba por ser el único varón de sus ocho vástagos.

La presencia de “la víbora”, como apodaban a Lupe los allegados a Manolete, trastocó la vida del diestro, que vivió con ella cinco años muy felices: el torero pasaba su tiempo libre en la vivienda de Lupe en Madrid, en la calle Hilarión Eslava, y los veranos en Fuentelenc­ina, una localidad manchega donde se agenciaron un refugio y entre pozas, partidas de mus con los vecinos y veladas íntimas a la luz de la luna, Manolete encontró la paz que le negaba su exigente profesión. Tanto que esa temporada de 1947 decidió cortarse la coleta tras su boda con Lupe en otoño, a la que su madre juró no asistir.

La trágica muerte de Manolete destrozó también la existencia de Lupe Sino, que consciente de su “leyenda negra” en España, se marchó a México, donde rodó alguna película y conoció a un abogado también llamado Manuel Rodríguez, con el que contrajo un matrimonio que apenas superó el año. De regreso a España, en 1959, cuando circulaba en su descapotab­le por Madrid con el actor Arturo Fernández, entonces un guapo treintañer­o, sufrieron un accidente que probableme­nte desencaden­ó el derrame cerebral que causó la muerte de Lupe Sino el 13 de septiembre de 1959, con tan solo 42 años.

La familia del torero llamaba a Lupe “buscona” y “la víbora”

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Lupe no pudo entrar en la habitación donde agonizaba el torero. La familia temía que se casaran “in artículo mortis”.
GTRES FINAL TRÁGICO Lupe no pudo entrar en la habitación donde agonizaba el torero. La familia temía que se casaran “in artículo mortis”.

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