El Mundo Nacional - Weekend - La Otra Crónica

PROSIGUE LA ‘CONSPIRANO­IA’ EN EL 25 ANIVERSARI­O DE LA MUERTE DE DIANA SPENCER

La repentina desaparici­ón de Lady Di no deja de interesar al mundo, insaciable de respuestas. Cinco lustros después, surgen documental­es que investigan el accidente en el que perdió la vida y se reavivan las teorías conspirato­rias.

- POR LOURDES GÓMEZ / Londres

“DIOS MÍO, QUÉ HA PASADO?”, fueron probableme­nte las últimas palabras que pronunció Diana, princesa de Gales, al despertar en un destrozado Mercedes en el pasadizo del puente del Alma, en París. Las escuchó el bombero Xavier Gourmelon, mientras prestaba los primeros auxilios a Lady Di en el lugar del siniestro, en la ribera del Sena y a corta distancia de la torre Eiffel. Ha pasado un cuarto de siglo desde el terrible accidente de la madrugada del 31 de agosto de 1997, que acabó con la vida de Diana y su pareja Dodi Al-Fayed, además de matar al conductor Henry Paul y dejar gravemente herido al guardaespa­ldas Trevor Rees-Jones. Pero el impacto de la tragedia y la memoria de la cautivador­a ex esposa y madre de un futuro rey británico es un río de dudas, conspiraci­ones y contradicc­iones que seguirá fluyendo sin jamás encontrar el mar.

“Quiero brindar un tributo personal a Diana”, anunció la Reina Isabel en un inusual mensaje a la nación, televisado en directo la víspera del funeral. “Era un ser humano excepciona­l y con talento. Nunca perdió la habilidad para sonreír y reír, para inspirar a los demás con su cariño y su amabilidad, en los momentos buenos y los malos “, clamó desde un salón del palacio de Buckingham con vistas al gentío y los miles de ramos de flores dedicados a la “reina de corazones” que rodeaban la verja y el monumento a Victoria.

Fue un discurso forzado por las circunstan­cias. Las masas estaban airadas por el silencio, la lejanía y la fría etiqueta de la familia real, que se aisló en su castillo y refugio veraniego escocés durante cuatro largos días desde el deceso de Diana. Isabel II se aferró a la tradición y arropó en Balmoral a sus nietos Guillermo y Enrique, de 15 y 12 años. “No es fácil expresar el sentimient­o de pérdida, ya que la conmoción viene a menudo acompañada de una combinació­n de otros sentimient­os: incredulid­ad, incomprens­ión, rabia… y preocupaci­ón por los que se quedan. Todos hemos sentido esas emociones en los últimos días y lo que os digo ahora, como vuestra reina y como abuela, lo digo de corazón”, justificó.

A Lady Di le retiraron el distintivo de alteza real al divorciars­e del príncipe Carlos, en 1996. El cisma con los Windsor se profundizó sin dañar la popularida­d de

la princesa ni agrietar la fascinació­n y obsesión mediática por sus movimiento­s, ya fuera en viajes humanitari­os a Angola y los campos minados de Bosnia, en visitas a centros de acogida de sin techo en Londres o abrazando a Dodi en Saint Tropez ese mismo agosto. La violenta muerte, con 36 años, levantó un tsunami de dolor, angustia y frustració­n que los británicos no habían exterioriz­ado abiertamen­te antes. “Creo que se pueden extraer lecciones de su vida y de la emotiva reacción a su muerte”, admitió la entonces septuagena­ria suegra.

Todavía se cuestiona si las expresione­s populares de disgusto fueron señales de la transforma­ción del carácter nacional o un “momento colectivo de locura”, un arrebato de histeria en que la sociedad “perdió su caracterís­tica serenidad”. “Diana fue durante 17 años la estrella de un convincent­e culebrón, que enganchó a una audiencia global. Su súbita muerte fue chocante, pero para muchos, no fue la muerte de una persona real, sino de un personaje muy querido. Se afligieron, pero luego pasaron a otro culebrón, a una nueva celebridad, a la siguiente heroína”, escribió Jonathan

Freedland, columnista del diario The Guardian.

La telenovela de Lady Di rara vez ha caído de la cartelera. Spencer, del chileno Pablo Larraín,

Diana, protagoniz­ada por Naomi Watts, y la interminab­le serie The

Crown, sobre las vicisitude­s del reinado de Isabel II, son algunos trabajos ficticios recientes que se han estrenado en cines y television­es de medio mundo. En el 25 aniversari­o dominan los documental­es que tratan de descifrar las claves de la fascinació­n por la “princesa del pueblo” y las causas del brutal accidente de carretera.

The Princess, realizado por Ed Perkins para Sky, recorre los altibajos del matrimonio Gales y su relación con los fotógrafos a través exclusivam­ente de imágenes

de archivo y comentario­s contemporá­neos.

Por otra parte, Investigan­do a

Diana, muerte en París, coproducci­ón de Channel 4 y Discovery Plus, disecciona la inmediata investigac­ión de la Brigada Criminal de Francia y las posteriore­s pesquisas de Scotland Yard, más centradas en teorías conspirati­vas del presunto asesinato de la madre del futuro rey cuando escapaba de los paparazzi con su novio musulmán. “Al mundo entero le costó aceptar que la princesa de Gales murió en un accidente mundano”, declara la inspectora jefa, Martine Monteuil. El parte indica que el chófer sobrepasab­a el límite de alcoholemi­a y conducía con exceso de velocidad cuando el vehículo chocó con el pilar del puente, rebotó contra las paredes del túnel y volcó antes de impactar en el asfalto.

La serie trata de saciar la “insaciable demanda de respuestas” y “acallar teorías conspirati­vas que todavía oscurecen la verdad”, según explica el productor ejecutivo Henry Singer. Es un objetivo difícil de conseguir. La reconstruc­ción de ambas investigac­iones aporta datos técnicos, pero deja al descubiert­o lagunas sobre el misterioso Fiat 1 blanco o el resplandor de luz que pudo cegar al chófer del Mercedes, según rememora un testigo.

Una encuesta del tabloide Daily

Express, efectuada en el décimo aniversari­o de la tragedia, concluyó que el 89% de sus lectores creía que Lady Di fue asesinada. El 25% de los consultado­s ese mismo año por Channel 4 aceptaba la versión de Mohammed alFayed de que los servicios de seguridad británicos tramaron la muerte de su hijo Dodi. Y el 40% de los que habían leído que no fue un accidente lo considerab­an una realidad “posible” según un estudio de Ipsos del pasado diciembre. Los dos capítulos finales de Investigat­ing Diana se emiten este domingo y lunes, pero los anteriores contienen material que podría dar fuelle a las teorías conspirati­vas. Entre los testimonio­s sorprende una nota del abogado Victor Mishcon sobre el temor de su famosa clienta a sufrir un desenlace fatal y premeditad­o. El documento resume una conversaci­ón en que la célebre divorciada afirma estar al corriente de “esfuerzos, si no son para deshacerse de ella en algún accidente de coche..., al menos para que fuera dañada tanto que le declararía­n desequilib­rada” mental. El programa alega que Scotland Yard tardó seis años en transmitir a sus homólogos franceses la revelación de Lord Mishcon.

También Guillermo y Enrique estuvieron en la oscuridad sobre los temores de su difunta madre. “Recordamos su amor, fortaleza y personalid­ad, las cualidades que la convirtier­on en una fuerza positiva en todo el mundo”, declararon los hermanos en un excepciona­l acto público conjunto, en julio de 2021, cuando la “reina de corazones” hubiera cumplido 60 años.

Aún a día de hoy, varias encuestas sostienen que la mayoría de los ingleses cree que Lady Di fue asesinada

 ?? AFP ?? Lady Di era una madre cariñosa volcada por completo en sus hijos y en las obras benéficas. Tenía sólo 36 años cuando perdió la vida en el puente del Alma de París, sus hijos quedaron huérfanos de ella cuando apenas tenían 15 y 13 años. Arriba, en una imagen de los tres, junto al príncipe Carlos de Inglaterra, en el que se palpa la evidente complicida­d que tenían madre e hijos.
AFP Lady Di era una madre cariñosa volcada por completo en sus hijos y en las obras benéficas. Tenía sólo 36 años cuando perdió la vida en el puente del Alma de París, sus hijos quedaron huérfanos de ella cuando apenas tenían 15 y 13 años. Arriba, en una imagen de los tres, junto al príncipe Carlos de Inglaterra, en el que se palpa la evidente complicida­d que tenían madre e hijos.
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FOTOS: AGENCIAS En el sentido de las agujas del reloj, los príncipes Guillermo y Enrique de Inglaterra en el funeral de su madre, hace 25 años en Londres; tiempo después del fallecimie­nto de ésta, en Balmoral juinto a su padre, donde se refugiaron un tiempo a superar el duelo; los hermanos, jugando al polo en su adolescenc­ia y de nuevo ellos con sus esposas cuando su relación ya se había enfriado.
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El Mercedes tras el accidente.

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