El Mundo Nacional - Weekend - La Otra Crónica
LOS REYES DE SUECIA, EN SU VILLA DE SAINT-TROPEZ
Moviéndose en su propio yate, Polaris, y alojándose en su propia mansión, Villa Mirage. Así pasan parte de algunos veranos los reyes de Suecia, en la privilegiada Saint Tropez.
LOS SUECOS ESTÁN ACOSTUMBRADOS a ver a sus reyes a bordo de un yate surcando las aguas con las que el Mediterráneo baña las costas francesas de Saint-Tropez. Porque el monarca, Carlos Gustavo, heredó en la zona a finales de los 90 una mansión erigida frente al mar, Villa Mirage, que le legó su tío por parte de padre, el príncipe Bertil. Y allí pasan parte del verano. Él y su esposa, la reina Silvia, a veces acompañados del resto de la familia real, a veces en compañía de algunos amigos. Como en julio de 2004, fecha en la que fue tomada la instantánea de esta página (y otras similares). Los monarcas suecos y sus acompañantes fueron a comer a un beach club de esos exclusivos y privilegiados que existen en la costa Azul y como medio de transporte entre su chocita y el restaurante pues usaron su yate (sí, su yate), al que bautizaron como Polaris. Y en ese trayecto los fotógrafos captaron las imágenes.
La reina Silvia atusándose el pelo, relajada, mostrando su bikini multicolor (el mismo que lleva en las fotos de otros años, por cierto) mientras su marido, el rey Carlos Gustavo, caza al paparazzi con sus prismáticos. El príncipe Bertil, por cierto, el royal que dejó a su sobrino Carlos Gustavo la casita de Saint-Tropez, cerca estuvo de convertirse en rey de los suecos. Él estaba destino a ser solo hijo y hermano de rey. Pero la prematura muerte de su hermano Gustavo Adolfo, a los 47 años, en un accidente, generó que su nombre sonara como posible sucesor. Finalmente su padre falleció muchos años después cuando Carlos Gustavo pudo sentarse en el trono.
Y volviendo al chapuzón regio que nos ocupa... ¿Se imaginan a los Reyes Juan Carlos y Sofía (o a Felipe y Letizia) a estas alturas sobre la cubierta de su propio yate surcando las aguas mediterráneas para dirigirse a una villa de su propiedad, situada en un enclave tan privilegiado como Saint-Tropez? Nosotros tampoco.