El Mundo Nacional - Weekend - La Otra Crónica

NI SUS LÁGRIMAS POR LA REINA HACEN QUE LOS BRITÁNICOS LA QUIERAN

- POR C.D.

Pese a que se suponía que la duquesa de Sussex debía mantenerse en un segundo plano, no ha podido (o no ha querido) evitar que sus aparicione­s en los funerales de la reina Isabel fueran el principal foco de atención. Incluso se dice que se fingió acongojada.

“LA ÚNICA PERSONA POR LA QUE LLORÓ fue por ella misma, desde luego no fue por la reina Isabel”. La imagen la hemos visto todos ya: Meghan Markle, vestida de negro, enjugándos­e una lágrima de rímel en las puertas de la Abadía de Westminste­r tras el funeral de Estado de Isabel II el pasado lunes, mirando directamen­te (¿o no?) a la cámara. Una imagen por la que, como era de esperar, le han aplaudido, examinado y criticado: “¿Cómo no iba a llorar cuando llamó a su hija como ella?”, “¿Eran lágrimas de verdad o de cocodrilo?”, “¿Se llevaba bien con la reina tras airear sus trapos sucios en aquella entrevista con Oprah?”. Menos preguntas se han hecho sobre el estado emocional de Carlos III, que perdió a su madre y fue proclamado rey de Inglaterra en menos de 48 horas, que sobre el de Meghan, una forastera que llegó a formar parte de la familia real sólo para huir de ella dos años después, ante la frustració­n de la población británica.

En una entrevista concedida a GB News, el biógrafo de la realeza y autor del libro Venganza: Meghan, Harry y la guerra entre los Windsor, Tom Bower se hizo la pregunta que muchos británicos se plantearon en las horas posteriore­s al funeral: “¿Se emocionó realmente o fue lo propio de una actriz de Hollywood que pensó que derramar una lágrima sería un gesto apropiado?” Por lo visto, la opinión pública se decanta por lo segundo. “Que le den un Oscar ya”, escribió Mané, de Manchester, en su cuenta de Twitter. “¿No te secas las lágrimas en cuanto empiezan? No te quedas ahí parada y dejas que te corran por la cara”, se preguntó Melanie, de Sheffield. Otros incluso llegaron a comparar su comportami­ento con el de Amber Heard durante su juicio contra Johnny Depp.

La cuenta @RoyallyBlu­nt, sin embargo, fue un paso más allá y recuperó una antigua entrevista a Meghan, cuando aún protagoniz­aba Suits, en la que afirmó que puede empezar a llorar “al instante”.

-¿Puedes empezar a llorar?

-Sí, y lo puedo hacer súper bien además. Es una locura. Me dicen: “Meghan, una lágrima, ojo izquierdo, ¡ya!”. Y les contesto: “Dadme tres segundos”.

“¿Acaso sería casualidad que fuera el mismo ojo en esta ocasión?”, leyó el tuit de Gina, enfermera y madre de dos hijas, en respuesta al vídeo. No se sabe –y puede que nunca se sepa– si la reacción fue genuina o no, pero lo que sí es cierto es que la popularida­d de la duquesa de Sussex sigue cayendo en picado.

Según los resultados de un sondeo de YouGov publicado a principios de este mes, casi dos tercios (65%) de los británicos no empatizan con la situación de Meghan y su marido, el príncipe Harry, tras alejarse de La Firma, como se conoce a la familia real, para independiz­arse económicam­ente. A la pregunta, ¿Por lo que ha leído o escuchado de ellos, ¿cuánta simpatía, si es que tiene alguna, siente por la pareja?”, el 43% de los 2.627 adultos encuestado­s respondier­on que no sentían nada de simpatía”, y otro 22% afirmó “no sentir mucha simpatía”. ¿Por qué será?

Si se pregunta a los jóvenes, es una cuestión de racismo. Para los mayores, es una de tradicione­s y valores. “La familia real es una institució­n asentada en el privilegio heredado de los blancos y que la presencia de una mujer birracial amenazaba esa imagen”, recalca Zoë, de 25 años, en conversaci­ón con LOC. Por su parte, Mary, de 84, reconoce que “habrá quienes la achacarán única y exclusivam­ente por ser negra y estadounid­ense, pero a otros, yo incluida, nos parece mal que mienta y luego se haga la víctima cuando alguien expone la verdad”.

Una de esas falsedades a las que se refiere es la del protocolo real respecto a la prensa del que habló Meghan con la revista The Cut. La duquesa comentó que si se escolariza­ra a su hijo Archie en el Reino Unido,¡ “nunca podría ir a recogerle sin que hubiera 40 fotógrafos allí”. Richard Palmer, correspons­al real para The Express, se apresuró a recordar a sus lectores las estrictas normas de prensa que deben seguirse con los niños de la realeza, que “solo permiten la presencia de un único fotógrafo el primer día del curso escolar”.

Mary también quiso recordar los comentario­s de Meghan en su entrevista con Oprah sobre la concesión del título de príncipe a su hijo: “Alega que la decisión de no nombrarle príncipe se debe a que es mestizo, pero no quiso admitir que Archie no cumplía los requisitos en virtud de los protocolos establecid­os en 1917 por Jorge V”.

Aunque se muestra comprensiv­a con el maltrato que sufrió por parte de la prensa, Jane, de 53 años, quiere que Meghan se decida: “Se mudó a EEUU para tener privacidad, pero luego divulga detalles íntimos en público. No puede tenerlo todo”.

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