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SE CASA CON ‘EL PIEZA’ QUE LE FALTABA PARA SU ‘REALITY’ DE HADAS
Su enlace con Íñigo Onieva culmina sus ambiciones personales. Las profesionales no le pueden ir mejor: publicidad, televisión y hasta protagonista de su propio documental en Netflix. Sus fans ya quieren la segunda parte.
HACE SOLO DIEZ DÍAS TAMARA FALCÓ aseguraba que Íñigo Onieva todavía no le había pedido matrimonio. “Y no voy a ser yo quien lo haga, porque soy muy antigua”. Pero la hija de Isabel Preysler y Carlos Falcó ya está comprometida, luce anillo con tres brillantes en forma de lágrima, se considera la mujer más feliz del mundo y elige fecha de boda, en junio de 2023.
La marquesa de Griñón siempre ha querido formar una familia tradicional y tener hijos. Pero era consciente de que a punto de cumplir 41 años, la maternidad tiene sus riesgos. No era cosa de esperar mucho más. Por otra parte, tampoco le conviene a una pareja que cada uno pase sus vacaciones por separado. Tamara se fue este verano a hacer meditación espiritual en un encuentro internacional, dentro de un monasterio de Bosnia-Herzegovina, una experiencia inolvidable: “Han sido unos días maravillosos de la mano de la Gospa (la Virgen en serbio). He llorado, reído, cantado y evidentemente rezado, Para todos los que estéis leyendo esto es que La Virgen os está invitando a venir…”, explicaba ella en sus redes sociales.
Mientras tanto, Onieva pasaba en Ibiza esos días, en una gran casa llena de amigos, entre ellos Mar Torres, la primera novia de Felipe Marichalar, gente divertida y disfrutona.
Tamara ha explicado en alguna ocasión que entre ella y su prometido hay un trato. Íñigo, que trabaja en el mundo de la hostelería y en el club de moda en la Gran Vía, consiente en ir a misa los domingos con su novia, y a cambio, Tamara va los sábados a la discoteca. No es la primera vez que corren rumores sobre las amistades femeninas de Onieva, un chico simpático y atractivo. “Pongo la mano en el fuego por él”, repite Tamara cuando le preguntan sobre posibles infidelidades. Ella considera que hay malas intenciones en las fotos donde aparece su novio junto a una chica en un barco, omitiendo que alrededor hay mucha más gente y se trata solo de un momento puntual. Desde que resultó vencedora de
MasterChef Celebrity en 2019, la vida de la cuarta hija de Isabel Preysler dio un vuelco espectacular. Llovieron las ofertas publicitarias y desplazó a su madre como imagen de Porcelanosa. Hizo colaboraciones como diseñadora con firmas de moda, como Pedro del Hierro. Consiguió un diploma de Cordon Bleu, el carísimo y prestigioso máster de cocina francesa. Ha rodado su propia serie para Netflix y tiene contrato fijo en el plató de El Hormiguero.
Últimamente, Tous le encargó una colección de joyas, en la que destacaba su versión de medallas de la Virgen. Todo ello traducido en ingresos espectaculares que le han permitido comprarse un ático en Puerta de Hierro, que lleva la firma del arquitecto Joaquín Torres. Tamara ha dejado de ser la niña pija, simpática y cercana, aunque algo atolondrada, para ser respetada como una mujer trabajadora y seria, que triunfa en lo que se propone.
Después de la muerte de su padre se ha asociado con su hermano Manolo Falcó para gestionar el palacio de El Rincón, la mansión que dejó a sus hijos el marqués de Griñón y que finalmente se han quedado como únicos propietarios, el mayor de los herederos y la joven marquesa, después de comprar su parte a los otros hijos y a la marquesa viuda, Esther Doña. Su rehabilitación es muy costosa, pero sus posibilidades para celebrar bodas y eventos, son enormes y muy rentables. También podría instalarse allí un restaurante, con Tamara como chef, en colaboración con su prometido, experto en marketing y gestión. A Isabel Preysler le parece mejor idea que lo sitúen en la calle Jorge Juan, la meca gastronómica de la capital, aunque hace tiempo que Tamara toma sus propias decisiones. “Yo quiero casarme en mi palacio”, aseguró la futura señora Onieva, en alguna ocasión. De confirmarse la fecha de la boda para la próxima primavera tendrían que empezar las obras de inmediato. Durante la celebración de un evento nupcial, el techo de uno de los baños se desplomó sobre el padre de la novia, aunque afortunadamente el señor no sufrió daños importantes. Otro derrumbe en el aparcamiento causó destrozos en el coche de Esther Doña. El Rincón es una bellísima ruina.
Antes de Íñigo Onieva tuvo otros romances más o menos serios, pero está claro que esta vez es la definitiva. Alberto Comenge, hijo de Mariluz Barreiros, no pasó de una relación fugaz y juvenil. Marco Noyer, el francés con el que vivió su romance en París, duró algo más pero la distancia enfrió los sentimientos. Luis Medina, hijo menor de Naty Abascal, no pasó de un tonteo de barra de discoteca. Quien realmente le gustó más que los anteriores fue Enrique Solís, el hijo de Carmen Tello y Miguel Solís, marqués de la Motilla. Pero el joven empresario sevillano llevaba mal la presión constante de la prensa, que seguía todos sus movimientos. La ruptura le dolió a Tamara, pero su repentina devoción religiosa compensó el disgusto.
La fiesta se celebrará en El Rincón, herencia de su padre
“Pongo la mano en el fuego por él”, defiende a su prometido