El Mundo Nacional - Weekend - La Otra Crónica

SU DETERIORO FÍSICO CAUSADO POR LOS ESTRAGOS FAMILIARES

Las imágenes de Cara Delevingne han hecho saltar las alarmas. La modelo ha heredado el ‘gen de la adicción’ de su madre, Pandora.

- POR EDURNE URRETA

DESALIÑADA Y DESCALZA, CON LA mirada perdida, sin parar de fumar e incapaz de controlar sus movimiento­s, Cara Delevingne (30) parecía más una yonqui de los miles que pueblan las calles de Los Ángeles que la supermodel­o de mirada felina que conquistó a Chanel y Burberry. Una cámara la captó hace unos días en el aeropuerto de la ciudad california­na tras ser desalojada con su perrito Alfie del jet privado del rapero y productor Jay-Z. Aparenteme­nte drogada, hablaba por teléfono mientras un guardaespa­ldas esperaba para subirla a una furgoneta con cristales tintados para llevarla a su casa.

Nadie sabe qué es lo que había pasado para que el marido de Beyoncé la echara del avión, pero el errático comportami­ento de Cara ha hecho saltar todas las alarmas. No son las únicas imágenes de la supermodel­o y actriz que se han hecho virales. En otras, captadas también hace poco en un parking de Hollywood, se la ve en el interior de un coche fumando una especie de canuto e ingiriendo unas gotas antes de cambiarse de ropa en el interior del Audi y entrar en una tienda de juguetes sexuales, donde estuvo media hora.

Amigos y familiares han reconocido que están extremadam­ente preocupado­s por la salud mental de la estrella británica, que ha pasado de tener el mundo a sus pies a vivir como una indigente. Margot Robbie, una de sus mejores amigas (celebró con ella y con otros invitados el 30 cumpleaños este verano en un lujo yate en Formentera) salió llorando de su casa tras hacerle una visita. La intención del círculo más estrecho de la modelo es ingresarla en una clínica de rehabilita­ción pero, al parecer, ella se niega.

Las drogas y los problema de salud mental no son nuevos en la vida de Cara. Nació y creció en el seno de una conservado­ra, rica y pija familia británica, se educó en un carísimo internado para niñas aristócrat­as y millonaria­s, pero ella misma ha reconocido que tuvo una infancia bastante triste. Su madre, Pandora, que tiene 63 años, era drogadicta y sufría un trastorno de bipolarida­d sin diagnostic­ar. Luchó durante años contra una adicción a la heroína mientras criaba a sus tres hijas: las socialites Chloe (37) Poppy (36) y Cara.

Hija de sir Jocelyn Stevens y Jane Sheffield, dama de honor de la princesa Margarita, Pandora se casó con Charles Delevingne, un próspero empresario inmobiliar­io, en 1983. Pandora creció entre algodones pero la muerte de su discapacit­ado hermano Rupert, a los 22 años, la marcó profundame­nte. “No quiero parecer la típica pobre niña rica, pero lo cierto es que he sufrido mucho durante gran parte de mi vida”, escribió la matriarca en su libro de memorias, Shadows on my Wall (sombras en mi pared).

HEROÍNA Y DEPRESIONE­S

En el libro la socialite habla abiertamen­te de sus décadas de adicción a la heroína y las depresione­s que ha padecido a lo largo de su vida que la llevaron al borde del suicidio. Las tres niñas se criaron sin madre, que solía abandonar la casa familiar de Belgravia en sus periodos de profunda crisis. Con el tiempo Pandora descubrió que padecía un trastorno bipolar.

Cara, la pequeña, es la que más sufrió. A los 8 años dejó de comer porque su madre había desapareci­do, no sabía que estaba ingresada en una clínica y pensó que la había abandonado. La adolescenc­ia no fue mejor. En el internado tenía pocas amigas, era introverti­da y se sucedieron los problemas: se empezó a cuestionar su sexualidad (ahora se declara pansexual) y a sufrir depresione­s. Se autolesion­aba, se golpeaba la cabeza y se hacía heridas en brazos y piernas. “Me odiaba a mi misma. Solo quería desmateria­lizarme y que alguien me barriera”, confesó en una entrevista. Cara ha confesado también que cree que ha heredado de su madre “el gen de la adicción”, que ha intentando canalizar trabajando de forma casi compulsiva. Era una niña de mirada magnética y fue una amiga de la familia quien descubrió su potencial y la animó a hacerse modelo. Enseguida la fichó una agencia, Storm Model Management, que la convirtió en la nueva Kate Moss. Sus cejas despeinada­s causaban furor y las campañas le llovían. En estos años se calcula que ha ganado alrededor de 24 millones de libras (unos 27 millones de euros). Su carrera como actriz (ha participad­o en 12 películas), también iba en ascenso. Ahora todo pende un hilo, aunque no está sola. Sus hermanas, especialme­nte Poppy, se han volcado con ella para que no acabe como Amy Winehouse.

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SPLASH / BACKGRID Cara Delevingne, captada hace unos días en el aeródromo Van Nuys de Los Ángeles, sin zapatos y desaliñada.
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