El Mundo Nacional - Weekend - La Otra Crónica
UNA VISITA ¿EVOCADORA?
En 1961 los entonces Príncipes Juan Carlos de Borbón y Sofía de Grecia coinciden, el 8 de junio, en Londres, en el Hotel Claridge’s, con motivo de la boda de los duques de Kent, el príncipe Eduardo de Gran Bretaña y la aristócrata Katharine Worsley, que tanto significaría en sus vidas en común. Contemplando la fotografía de aquella ceremonia en la emblemática catedral de York observo que, en la segunda fila de invitados, aparecen junto al conde de Barcelona, el Príncipe Juan Carlos, el príncipe Constantino y... la princesa Sofía. En la primera, la reina Isabel, su esposo, el príncipe Felipe de Edimburgo, el príncipe heredero hoy Carlos III, la reina
madre y la Reina de España, Victoria Eugenia.
Aquel día, el príncipe Constantino telefoneó a su madre, la reina Federica, para decirle que a Juanito parecía gustarle Sofía. Don Juan Carlos siempre lo ha negado. “Si yo no hablaba inglés y mucho menos griego y Sofía tampoco español. ¿Cómo me iba a entender con ella?”. Pero Federica, que era la mayor celestina de las monarquías, partidaria de las uniones matrimoniales endogámicas (no olvidemos el intento del Agamenón, aquel barco lleno de príncipes y princesas para que se casaran entre ellos) vio la oportunidad de casar a su hija Sofía, a quien el heredero Harald de Noruega había dejado plantada, con el Borbón. Aunque carecía de fortuna, era un príncipe. Y se puso manos a la obra, invitando a Juanito a Corfú, “un lugar ideal para enamorarse”.