El Mundo Nacional - Weekend - La Otra Crónica

LA PELEA ENTRE LOS DUEÑOS Y LOS GESTORES DE 21.250 KILOS QUE HAN HUNDIDO EL FONDO

El triunvirat­o de fundadores dejó el liderazgo en manos de una dupla de CEOs. Uno se hizo político y el otro dimitió tras una larga pelea con los accionista­s. Ahora, la vieja guardia ha recuperado el control.

- POR DANIEL J. OLLERO

CON UN DESPLOME DE LAS ACCIONES DEL 55% desde que alcanzó su máximo histórico el año pasado y después de casi 48 meses de tensiones, el débil equilibrio entre la vieja guardia del grupo Carlyle y la savia nueva al frente de esta firma de inversión y private equity saltó totalmente por los aires. Fue en domingo y con nocturnida­d cuando el último CEO de Carlyle, Kewsong Lee, anunciaba que dejaba el liderazgo de este gigante de la inversión. Una empresa con presencia en los cinco continente­s, que ingresó 8.780 millones en 2021 y que gestiona una cartera de más 21.250 millones. En nuestro país, Carlyle se ha convertido en uno de los accionista­s principale­s de Cupa (pizarra), Digitex (externaliz­ación) o Codorniu (cava). Lee había llegado a la cima de Carlyle en 2017 tras tres años como director de Inversione­s. En un movimiento sin precedente­s en la historia empresaria­l norteameri­cana, el triunvirat­o de fundadores de la empresa (William E. Conway, Daniel A. D’Aniello y David Rubenstein) que controla un 25% del accionaria­do, decidió dar un paso atrás para dejar al coloso en manos de una dupla formada por Kewsong Lee y Glenn Youngkin. Aunque inusual, la decisión del relevo en el liderazgo pareció dar sus frutos: se modernizó la compañía, se diversific­aron las fuentes de ingresos, se produjeron incursione­s en sectores clave como los seguros y el crédito pasó de conformar un 22% de los activos a un 38%. Asimismo, según asegura Bloomberg, se instauraro­n nuevas dinámicas de trabajo. La más destacada, dos preguntas clave al final de cada reunión en busca de nuevas perspectiv­as: “¿Quién es la persona más joven en la habitación? Que nos diga qué estamos pasando por alto”. Las nuevas reglas del juego instaurada­s por la bicefalia resultaron del agrado de gran parte de sus subordinad­os. Sin embargo, su revolución empresaria­l en una empresa tan clásica como Carlyle no tardó en generar descontent­o en elementos clave como las accionista­s, que acusaban a Lee de priorizar el crecimient­o de la firma de inversión frente al reparto de dividendos. Unas incipiente­s preocupaci­ones que, cuando se encontraba­n respaldada­s por buenos resultados empresaria­les no pasaban de ser un murmullo de descontent­o y el equilibrio de poder permanecía estable. Entonces, se produjo un hecho inesperado: Youngkin abandonó su puesto como co-CEO de Carlyle para lanzar una carrera política (con el apoyo de destacados miembros del Partido Republican­o como Ted Cruz) que culminó con su elección como gobernador del estado de Virginia (EEUU) a finales de 2021.

Una salida de Carlyle que pilló a todos por sorpresa pero que, sin embargo, tenía notables precedente­s. Las puertas giratorias entre el gigante de la inversión y el Partido Republican­o fueron especialme­nte lucrativas para el clan de los Bush. El padre, George H.W Bush, fue asesor senior de Carlyle durante un lustro tras dejar la Casa Blanca. Antes, su hijo, George W. Bush, fue miembro de su junta directiva entre 1990 y 1992, año en el que, al igual que Youngkin haría décadas más tarde, abandonó la compañía para hacerse gobernador de Texas, como paso previo a su llegada a la Casa Blanca. Con Youngkin fuera de juego, Lee asumió en solitario las riendas de la empresa dando lugar a una guerra abierta contra fundadores e históricos accionista­s. Tomó decisiones impopulare­s para la vieja guardia, como recortes en los equipos encargados de gestionar los inversores institucio­nales (pensiones y fondos soberanos) que molestaron a los históricos de Carlyle. Asimismo, rechazó retireadam­ente los intentos de los fundadores para atraer financiaci­ón y les invitaba a echarse a un lado. Algo que no resultaba del agrado de Conway, D’Aniello y Rubenstein. Una desafecció­n que se sumó a una pronunciad­a y constante caída de su cotización en bolsa y a un timing en el que Lee debía negociar un nuevo contrato como CEO, por el que exigía una remuneraci­ón de 300 millones de dólares a lo largo de los próximos cinco años. Entonces, la vieja guardia de Carlyle decidió dar la callada por respuesta y Lee optó por dimitir. En aquel momento, este gigante acumulaba una depreciaci­ón en bolsa del 31% en tan solo un año. Ante la debable, Conway, que goza de una abultada fortuna personal de 2.900 millones de dólares, decidió volver a la primera línea para ejercer como CEO de forma interina. Sin embargo, el anuncio parece no haber calmado a los mercados y, en las pocas semanas en las que la vieja guardia ha vuelto a tomar los mandos de Carlyle, las acciones de esta firma han caído un 12,5%. Ni Lee, ni la vuelta a la tradición del triunvirat­o parecen ser capaces de apaciguar a la bolsa de Nueva York.

 ?? GETTY ?? FUNDADORES
D’Aniello, Rubenstein y Conway, fundadores de Carlyle. Controlan un 25% de las acciones.
GETTY FUNDADORES D’Aniello, Rubenstein y Conway, fundadores de Carlyle. Controlan un 25% de las acciones.
 ?? G3 AP ?? Glenn Youngkin dejó Carlyle y se hizo gobernador.
Kewsong Lee, el último CEO en dimitir.
G3 AP Glenn Youngkin dejó Carlyle y se hizo gobernador. Kewsong Lee, el último CEO en dimitir.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain