El Mundo Nacional - Weekend - La Otra Crónica

30 AÑOS DEL THYSSEN SAPOS, CELOS Y RESQUEMORE­S ENTRE LA REINA SOFÍA Y TITA

En el aniversari­o del desembarco de la colección del barón en Madrid, LOC recuerda la intrahisto­ria de la creación del museo. La aspereza entre la mujer del Rey Juan Carlos y Carmen Cervera nunca se limó.

- POR CONSUELO FONT

EL 8 DE OCTUBRE DE 1992 UN acontecimi­ento social congregó en Madrid a los Reyes, ministros del Gobierno encabezado­s por el presidente Felipe González y la flor y nata del mundo económico, social y cultural, un apabullant­e despliegue de who is who que respondía a la inauguraci­ón del Museo Thyssen Bornemisza en el palacio de Villahermo­sa. Rafael Moneo lo reconstruy­ó para albergar las 800 obras de Rubens, Rembrandt, El Greco, Picasso o Cezanne entre otros maestros, que un año después adquirió el Gobierno, e integraban la colección privada del barón, la más importante del mundo, por la que hasta Margaret Thatcher peleó para llevar a Inglaterra. Las negociacio­nes para traerla a España se iniciaron en 1986, un año después de la boda de Heini con Carmen Cervera, (79) quien, muy ufana, siempre recuerda: “La colección la traje yo, que nadie lo dude”. Aquella noche Tita, protagonis­ta de la velada, lució un vistoso traje de noche en tonos verdes sobre el que destacaba el diamante estrella de la paz regalo del barón, dress code de gran gala, que la Reina Sofía sorpresiva­mente no secundó, optando por una sobria falda negra a media pierna y una blusa blanca que contrastab­a con los oropeles de la anfitriona. Los que conocen a la Reina no dudan de que fue un gesto para remarcar el abismo que la separaba de Tita Cervera, a quien redimió de su azaroso pasado sentimenta­l un multimillo­nario aristócrat­a y coleccioni­sta de arte, el barón Thyssen, 27 años mayor, que conoció en Cerdeña en 1981. Despechado por cuatro matrimonio­s fallidos con “bellas sin alma” encontró en Carmen, con la que se casó en 1985 en su castillo ingles de Daylesford, la estabilida­d y el cariño que le negaron sus esposas anteriores, aupándola a la cima de la jet set internacio­nal y adoptando, además, a su hijo Borja. “Se ha especulado mucho sobre el enfrentami­ento de la Reina con Tita, pero no creo que fuera algo personal, simplement­e no era el prototipo de mujer que le agradaba y menos por su fama de seductora. La Reina no estaba dispuesta a rendirle pleitesía, además considerab­a que el dueño de la colección era el barón”, aseguran a LOC fuentes cercanas a la Emérita. Prevención que no compartía Don Juan Carlos, que tenía buena sintonía con Heini y con Tita, a la que ponía por las nubes, cosa que, según Luis María Anson, hacía “poca gracia” a su esposa. De hecho cuando en 1988 los Thyssen inauguraro­n su mansión de La Moraleja con una gran fiesta, el Rey acudió solo conduciend­o su porsche. La relación venía por Don Juan, gran amigo del barón, a quien había conocido antes de llegar Tita a su vida en Suiza, patria adoptiva del aristócrat­a y donde vivía exiliada la Reina Victoria Eugenia. El conde de Barcelona fue invitado a su mansión de Jamaica, compartier­on vacaciones en el Caribe y cuando recalaba en Marbella los barones se deshacían en atenciones con él. Don Juan fue quien presentó a Heini a su yerno Luis Gómez Acebo, marido de la Infanta Pilar, con quien pronto congenió, convirtién­dose en artífice en la sombra de la venida de la colección a España. Era un águila para los negocios, además de experto en arte, y presidía la fundación de amigos del museo del Prado, señuelo que utilizó al proponer a Thyssen como sede de su colección el palacio de Villahermo­sa, frente al Prado. La Infanta Pilar, campechana como Don Juan Carlos, también hizo migas con Tita, que la nombró consejera de la Fundación Thyssen por designació­n expresa. Ambas parejas intimaron tanto que Gómez Acebo fue elegido como padrino de bautismo de Borja. Muerto de cáncer el duque de Badajoz en 1991 y el barón en 2002, sus esposas conservaro­n la amistad, pese a que la duquesa de Badajoz redujo su vida social tras enviudar. “Era mi amiga y confi

dente, siempre me daba buenos consejos. Almorzábam­os juntas de vez en cuando para recordar viejos tiempos, y como era muy religiosa y yo también, en ocasiones íbamos a misa”, declaró la baronesa con ocasión del funeral de Doña Pilar, fallecida el 8 de enero de 2020. Dada su amistad, extrañó la ausencia de Tita en la fiesta por el 80 cumpleaños de Doña Pilar, que celebró en julio de 2016 en su chalet de Calviá, algo que la rumorologí­a atribuye a la presencia de Doña Sofía, que acudió con Don Juan Carlos y el Rey Felipe.

SIN INVITACIÓN DE BODA

De ser así, fue un sapo más que se tragó la baronesa, que tampoco fue invitada a la boda del Príncipe Felipe con Doña Letizia, y cuyos intentos de intimar con los monarcas se estrellaro­n con el muro impuesto por Doña Sofía, que se limitó a cumplir con las citas institucio­nales, como el X aniversari­o del Museo Thyssen. Se dice que los barones por aquello de la vecindad pretendier­on adquirir el palacio de Maricel en Mallorca, contiguo a Marivent, e incluso Pilar Eyre cita que barones y monarcas coincidier­on una noche en el restaurant­e Flanigan de Portals, pero se saludaron de lejos. El mayor disgusto para Tita fue ese soñado título de nobleza que nunca consiguió y que, tras la gesta de convencer a su marido para traer su colección a España, parecía merecer sobradamen­te. Con el tiempo, probableme­nte aumentó su decepción, como demuestra una anécdota ocurrida una Navidad en que los barones, al felicitar las fiestas al Monarca, mencionaro­n el regalo que habían mandado. Don Juan Carlos nada sabía e

El mayor disgusto de Tita fue ese título de nobleza que no consiguió

imaginando algo valioso, quizá un cuadro de firma, removió Roma con Santiago en Zarzuela, pero nadie sabía del obsequio, que por fin apareció: era un simple libro. Pese a todo, Carmen Cervera siempre se deshizo en elogios hacia Don Juan Carlos, incluso tras su abdicación, pese a las polémicas que le han rodeado, le ha defendido a tumba abierta, como demostró en su entrevista con Jordi Evole en 2019. “Ha sido un gran Rey, pero la prensa solo se queda con lo malo”, aseguró. Alabó también la labor de Don Felipe y Doña Letizia, pero no mencionó a la Reina Sofía, silencio que resultó muy significat­ivo.

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AGENCIAS Despechado por cuatro matrimonio­s fallidos, el barón encontró en Tita, con quien se casó en 1985, cariño y estabilida­d, aupándola a la cima de la ‘jet set’ internacio­nal y adoptando a su hijo Borja.
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EM Tita no era del agrado de la Reina Sofía pero lo disimulaba. En la imagen, en la inauguraci­ón de una exposición.

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