El Mundo Nacional - Weekend - La Otra Crónica

LAURENS VAN DER POST EL POLÉMICO GURÚ DE CARLOS III QUE LE HIZO CREER EN PSEUDOTERA­PIAS

Convenció a Carlos III de los beneficios de las pseudotera­pias y la homeopatía, creencia que el rey conserva a día de hoy. Escritor aclamado en su día, es el padrino del príncipe Guillermo y embarazó en secreto a una niña de 14 años.

- POR MARTA CORBAL

EN EL AÑO 2005, CARLOS DE INGLATERRA hizo uso de su influencia para desarrolla­r un estudio que trataba de demostrar el dinero que se podía ahorrar el sistema público de salud gracias a la homeopatía. El príncipe británico no contaba entonces con la voz de Edzard Ernst, un médico que llevaba años investigan­do las terapias alternativ­as y que llegó a una clara conclusión sobre ellas: no eran efectivas, e incluso podían llegar a ser peligrosas. Pero el actual rey Carlos III no cedió ante sus refutacion­es e incluso puso una cruz al doctor, a quien trató de echar de la universida­d y a quien obligó a una jubilación forzosa por presiones de compañeros. En una entrevista reciente con XL Semanal, Ernst calificó al monarca de “enemigo de la Ilustració­n” y “vendedor de aceite de serpiente”. Esto último debido a la existencia de este ungüento entre los productos de su empresa Duchy Originals, fundada en 1990 y dedicada a la creación de remedios naturales. Actualment­e, Carlos III es un fiel creyente de pseudotera­pias como la acupuntura, la osteopatía, la iridología o la pulsología. Convicción que el médico achaca a su etapa de rebeldía universita­ria, en la que tejió una sólida amistad con un gurú y mentor popular en aquellos días llamado Laurens van der Post. ¿Pero quién era este hombre al que llegó a querer tanto que hasta incluso fue padrino del príncipe Guillermo? Nacido en Sudáfrica en 1906, en el confortabl­e seno de una familia de origen neerlandés, Laurens van der Post fue el menor de 13 hermanos y durante su juventud fue un gran luchador contra el apartheid sudafrican­o. Escritor, periodista, aventurero, héroe de guerra, conservaci­onista, educador, agricultor, filósofo y consejero político, por su biografía parece acumular más títulos que la familia real británica. No obstante, la obra Teller of Many Tales: The Lives of Laurens van der Post (2001) ofrece una visión global diametralm­ente opuesta sobre el magufo oficial del príncipe Carlos y de la primera ministra Margaret Thatcher. La de un hombre que encumbró su propia imagen hasta darle una altura histórica irreal. Famoso por novelas como El mundo perdido del Kalahari: En busca de los bosquimano­s (1958) o Feliz Navidad Mr Lawrence (1963), comenzó a calentar su pluma en diversos periódicos sudafrican­os, donde expresaba su repudia hacia las leyes de segregació­n racial. A través de sus relatos, Laurens van der Post describió una vida fascinante en la que pudo tener acceso a las aventuras más exóticas y a todo tipo de celebridad­es. Emigrado a Inglaterra en 1928, se casó ese mismo año con Marjorie Edith Wendt, una sudafrican­a de buena familia. Durante su etapa británica merodeó entre el círculo de Bloomsbury, al que pertenecía­n la escritora Virginia Woolf, el economista John Maynard Keynes y otros intelectua­les anglosajon­es. De su juventud, solía describir duras etapas de pobreza en las que él y su mujer apenas pudieron mantener

Carlos III vetó al doctor que critica la “medicina alternativ­a”

a su hijo. Además, el autor se enamoró de una joven actriz llamada Ingaret Giffard en uno de sus viajes a Sudáfrica, justo cuando su esposa estaba embarazada de un segundo bebé. Este nuevo amor, lejos de ilusionarl­e, le hace caer en una espiral de infidelida­des, afición a la bebida y tristeza. En 1940, con la Segunda Guerra Mundial en marcha, se alistó en el Ejército británico como voluntario del bando aliado. Esta etapa nutrió sus libros de grandes historias en las que se definió como un héroe de guerra, distinguid­o por haber concluido misiones en Indonesia, Etiopía y el África Oriental. En 1942 cayó prisionero en Japón y fue recluido en dos campos de concentrac­ión. Aunque esto último fue real, con el tiempo se conoció que ni su servicio militar fue brillante ni cosechó los éxitos que describe en sus obras. Por cada trazo de logro, el autor siempre se añadía otra capa de heroicidad hasta engrosar su biblioteca de anécdotas. De regreso a casa, Van der Post se comprometi­ó con una muchacha de 17 años llamada Fleur KohlerBake­r. A pesar de ello, se terminó casando con Ingaret Giffard, la actriz por la que ya había dejado a su primera mujer. Para mayor sorpresa, en 1950 le fue infiel a esta con la hermana de su ex prometida, una adolescent­e de 14 años llamada Bonny Kohler-Baker. A sus 46 años, abusó de esta muchacha y la dejó embarazada. Sin reconocer nunca a la hija que nació de dicho acto. Carismátic­o, mujeriego y fantasioso, van der Post se hizo muy popular a nivel televisivo en los 50. La BBC confiaba en él como experto en la cultura bosquimana gracias a una niñera que lo cuidó durante su infancia. Historia que resultó ser falsa, pero que le sirvió para grabar exitosos documental­es sobre dicha temática. No fue su única mentira con beneficios. El escritor afirmaba ser amigo del psicólogo Carl Jung, al que solo conoció brevemente. Con quien sí intimó fue con Margaret Thatcher, con quien compartía su repudia hacia el comunismo. Murió en 1996. En una Sudáfrica más justa y sin apartheid, donde la frontera entre blancos y negros está tan difuminada como la realidad y la ficción en sus autobiogra­fías.

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GTRES La familia real británica posa con el recién nacido Guillermo y su padrino, Van der Post.

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