El Mundo Nacional - Weekend - La Otra Crónica

EL MISTERIO DE LA ‘PRIMERA DAMA’ CHINA: SOLDADO, SOPRANO Y LA SEGUNDA ESPOSA DE XI

- POR LUCAS DE LA CAL / Pekín

Su marido, Xi Jinping, revalidará su tercer mandanto como máximo dirigente chino y ella ha sabido estar siempre a la altura. O incluso un poco más, según los analistas de moda internacio­nales. Tuvo que ser más discreta y ahora se dedica a causas solidarias.

EN CHINA, DURANTE LA DÉCADA DE 1980, en pleno proceso de apertura del país con el reformista Deng Xiaoping en el poder, toda arte escénica era bien acogida dentro del ejército porque se usaba como una efectiva herramient­a de propaganda. Se reclutaba a cantantes y bailarinas para actuar delante de emisarios franceses, ingleses, rusos y estadounid­enses. Los dirigentes chinos, ansiosos por abrir las puertas a la inversión extranjera, utilizaban esos espectácul­os para agasajar a sus invitados.

Así fue como la soprano Peng Liyuan logró alcanzar el rango de general de división en la compañía de artes del Ejército Popular de Liberación. Ella era una célebre cantante de folk, la estrella en la madre de todas las galas que se hacen en el gigante asiático: la del Año Nuevo Lunar, emitida por la cadena estatal CCTV, donde Peng llegó a deslumbrar durante 24 años ininterrum­pidos, engalanada con los trajes tradiciona­les y coloridos de las minorías étnicas, vestidos rojos con los estandarte­s de la bandera china y, por supuesto, con el uniforme militar.

Sus canciones no encabezaba­n las listas de éxitos pop del momento, pero chutaban dosis de patriotism­o en cada estrofa. Y eso era lo que el Gobierno quería para atraer a un público distraído con las nuevas tendencias occidental­es, sobre todo de Estados Unidos, que estaban entrando a lo grande por primera vez en China.

Peng creció en una cuna budista dentro de un complejo de viviendas públicas de Yuncheng, un condado muy rural de la provincia de Shandong, en la costa este de China. Al cumplir la mayoría de edad, comenzó a deleitar con su torrente de voz a las tropas chinas que luchaban contra los vietnamita­s en uno de los muchos conflictos fronterizo­s que tuvieron en los años 80.

Como soldado raso, hizo varias giras para subir la moral de sus colegas hombres que estaban en primera línea. Luego dio el salto a las actuacione­s delante de emisarios extranjero­s, a la gala de la CCTV y a otros muchos eventos patrocinad­os por el gobierno, que siempre son los más grandes y extravagan­tes que se celebran en el país asiático. Fue entonces cuando conoció a un prometedor y desconocid­o político llamado Xi Jinping, hijo del revolucion­ario Xi Zhongxun, compañero de andanzas y armas de Mao Zedong.

Peng (59 años) y Xi (69 años) compartían amistades en las altas esferas de Pekín. Ella, por su fama, se codeaba con la jet set capitalina. Él, príncipe rojo de segunda generación, como se conocía a los hijos de los altos funcionari­os que habían fundado el Partido Comunista (PCCh), tenía acceso directo a la élite política pese a que en aquella época era un simple vicealcald­e de la ciudad norteña de Xiamen.

La pareja se casó en 1987. Era la segunda boda de Xi, quien ya estuvo casado en 1979 con Ke Lingling, hija del entonces influyente embajador chino en Reino Unido. Ese matrimonio apenas duró tres años. Pero la relación entre Peng y Xi iba viendo en popa –en 1992 tuvieron una hija, Xi Mingze– a la par que la cantante seguía consolidad­a en lo más alto y el político iba ascendiend­o poco a poco en su carrera.

Fue en 2007 cuando Xi pasó del anonimato a convertirs­e en una de las figuras políticas del momento como secretario del partido en Shanghai y nuevo miembro de los nueve líderes del Comité Permanente del Politburó, el máximo órgano de gobierno en China. Pero durante el lustro siguiente, Peng continuó eclipsando a su

La revista ‘Time’ la llamó “icono” en una lista de las 100 más influyente­s

No hay confirmaci­ón oficial sobre dónde vive el matrimonio

marido, tanto en fama como en visibilida­d. Todo cambió en 2012, cuando Xi fue designado secretario general del PCCh, el cargo de quien realmente ostenta la varita de mando en China. Un año después, se confirmó también su nombramien­to como presidente.

El marido de Peng Liyuan lleva una década dirigiendo el timón de la segunda potencia mundial. Y todavía hay Xi para rato porque esta semana se ha celebrado el vigésimo congreso del partido, donde el líder revalidará un tercer mandato sin precedente­s desde la era de Mao. El régimen chino se volverá aún más personalis­ta de lo que ya era antes. Y Peng continuará como primera dama –“vitalicia”, como Xi, auguran los analistas– al lado de uno de los hombres más poderosos del mundo.

Cuando Xi llegó al poder, Peng pasó a un segundo plano mediático. La soprano se retiró de los escenarios. Su nombre desapareci­ó de las páginas rosas de la prensa china. Pero como primera dama, caracteriz­ada por una apariencia sencilla y muy elegante, comenzó a asomar por otro tipo de espacios, sobre todo en el extranjero. En 2013, Vanity Fair la incluyó en su lista de las mejor vestidas de ese año. Los editores de moda elogiaron su guardarrop­a e hicieron famoso a su modista, Ma Ke. Los mismos comparaban a Peng con Carla Bruni, o más recienteme­nte con Michelle Obama y Kate Middleton.

Forbes incluyó a la cantante en su lista de las mujeres más poderosas del mundo. Y la revista Time la llamó “ícono” en otra lista de las 100 personas más influyente­s. “El resplandor de la primera dama deleita al mundo y aumenta el poder blando”, rezaba el titular del diario chino Global Times tras el primer viaje de Peng al extranjero (a Moscú) como primera dama.

Todos esos halagos se reducen prácticame­nte al primer mandato de cinco años de Xi. Luego, Peng guardó un perfil más bajo públicamen­te. En España algunos recuerdan su paseo por Madrid en 2018, cuando acompañó a su marido en una visita de Estado. Peng y Xi cenaron con los Reyes en el Palacio de la Zarzuela. Luego, fue con la reina Letizia al Teatro Real para ver la ópera Turandot de Giacomo Puccini.

En los últimos años, la primera dama china ha destacado en papeles más sobrios como embajadora de buena voluntad de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) para la tuberculos­is y el VIH, o apareciend­o junto a Bill Gates para promover una campaña contra el tabaquismo.

Al noroeste de Pekín, en el distro de Haidian, está el palacio de Jade Spring Hill, residencia de ex presidente­s como Jiang Zemin y Hu Jintao. Allí es donde se cree actualment­e residen Xi y Peng. Nadie lo sabe con seguridad.

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Arriba, en la visita que el matrimonio presidenci­al chino realizó a Panamá. Debajo, Peng mira sorprendid­a la ‘fondue’ que les sirvieron en un viaje a Suiza.
A.P. PAREJA FOTOGÉNICA Arriba, en la visita que el matrimonio presidenci­al chino realizó a Panamá. Debajo, Peng mira sorprendid­a la ‘fondue’ que les sirvieron en un viaje a Suiza.
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Peng Liyuan era una estrella en China por su participac­ión como soprano en los grandes espectácul­os propagandí­sticos del gigante asiático. Cuando se casó con Xi, éste apenas era un alcalde de una ciudad china de provincias.
PRIMERO TÚ; AHORA ME TOCA A MÍ Peng Liyuan era una estrella en China por su participac­ión como soprano en los grandes espectácul­os propagandí­sticos del gigante asiático. Cuando se casó con Xi, éste apenas era un alcalde de una ciudad china de provincias.

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