El Mundo Nacional - Weekend - La Otra Crónica
CUANDO EL REY PIDIÓ SU CABEZA...
... y también la mía. Fue en el año 2008. En aquel tiempo yo colaboraba en un programa de Telecinco, programa para el que me contrató personalmente el gran Paolo Vasile. Fueron unos años felices en los que conocí y traté a personas tan importantes en la cadena como Manuel Villanueva, ese gallego de Marín, director general de Contenidos de Mediaset y uno de los directivos más reconocidos y de mayor trayectoria de la industria audiovisual española, autor de un delicioso libro titulado Palabra de vino. “¿Cómo puede un hombre del renacimiento trabajar en un mundo como el de la televisión?”, preguntaba Juan Pedro Valentín en el prólogo de la obra.
Durante años intervine en programas como el primer y mejor Sálvame en el que compartí plató y “puti trono” (lo denominábamos así por los dos grandes y dorados butacones en los que nos sentábamos) con mi amiga Pilar Eyre. También Día a día y ¡Qué tiempo tan feliz! con mi querida María Teresa Campos, programa sustituido después de su cancelación por ¡Viva la vida! con Emma García, con quien también colaboré y sigo colaborando hoy al igual que en La Noria, con Jordi González, y Hormigas Blancas.
En mi paso por la cadena de Paolo Vasile conocí y traté a personas como Eduardo Blanco, Emilio Pineda, Raúl García y al histriónico Jorge Javier Vázquez, con quien colaboré en algunos programas de Sálvame y al que regresé recientemente para una entrevista advirtiendo que no era “ni rojo ni maricón”, condiciones que, según él, había que reunir para participar en su programa.
Difícil igualmente olvidar a la académica de la lengua Belén Estaban, que se permitió el lujo de debatir conmigo “sin mal rollo ni nada, con mucha educación. No le voy a faltar al respeto en ningún momento”, como declaró en un histórico programa, en el que la princesa del pueblo acabó montando en cólera ante mi intervención sosegada y no recibir la respuesta que deseaba. “Yo no he visto a nadie tan educado que solo sepa meterse con una persona como yo, que se gana la vida hablando de su vida. Y usted no sabe nada de mi vida”. Y se despachó de lo lindo ante mi respetuoso silencio.