El Mundo Nacional - Weekend - La Otra Crónica
ISABEL PANTOJA Y NURIA ABAD: LAS MÁS BENEFICIADAS POR ENCARNA
La locutora facilitó la llegada de Pantoja a Madrid buscando una casa cerca de la suya en La Moraleja. Ese fue el primer gesto de cariño a la tonadillera. El día de su 36 cumpleaños, el 2 de agosto de 1992, le regaló un juego de collar y aretes de oro, brillantes y piedras de color valorado en más de un millón de pesetas. Pero esto solo era un pequeño detalle en comparación con todo lo que hizo por su Maribel. En 1993 le compró un piso en la calle O’Donnell número 28. Le abrió también la oficina de representación de la cantante bajo el nombre Pantomar SL. y puso al frente a María Navarro. La periodista también quiso construirle un cortijo a Isabel. La finca gaditana de La Garza, un proyecto valorado en 58 millones de pesetas que Encarna ya tenía atado pero que se truncó por su enfermedad. A Nuria Abad, su secretaria, también la colmó de atenciones. Nunca se desentendió de ella e incluso le dio acceso a una de sus cajas fuertes. Esto hacía enloquecer a Pantoja. En el libro se explica que la tonadillera intentó quemar ropa, fotos y prendas personales que pensaba que eran propiedad de Nuria Abad. Y con fuertes gritos, delante del servicio doméstico, vociferó: “No quiero ver en esta casa nada más… nada que sea de esa tipeja [por Nuria Abad]. Es una aprovechada, una sanguijuela que le está sacando los higadillos a Encarna”.