El Mundo Nacional - Weekend - La Otra Crónica
PAUL NEWMAN LA AMARGURA DE LOS FANTASMAS DEL HOMBRE MÁS GUAPO DEL MUNDO
Inseguro, atormentado y convertido “en animal sexual” por Joan Woodward, su segunda esposa. Una biografía póstuma del actor muestra su cara más humana y desconocida. Él se negó a que se publicara en su día, pero sus hijos han dado el ‘ok’.
antes de que comenzara a brillar la estrella de su hijo en el cine.
“No tenía apoyo emocional de nadie”, le confesaba a Stern, entonces un joven perdido sin una vocación o perfil definido. “No era nadie de forma natural. No era un amante, ni un atleta, ni un estudiante, ni un líder”. Tampoco llevaba la actuación dentro. Tras servir en la Armada durante la Segunda Guerra Mundial incursionó en el teatro con poca convicción, admitiendo que nunca disfrutó de la actuación y que nunca sintió su trabajo como un éxito. Se limitaba a cumplir. “Nunca tuve la sensación de tener talento porque era un seguidor, sin crear nada”. En realidad admite que lo hizo por alejarse de la responsabilidad de continuar con el negocio familiar. “Estaba huyendo de algo”, indica.
Después se casó y tuvo hijos con Jackie Witte, también actriz, pese a no estar preparado para ello. Tuvieron tres, Scott entre ellos, el mayor y el primero en seguir los pasos de su padre como actor. Cuando éste falleció de una sobredosis accidental en 1978, el sentimiento de culpa se le hizo insoportable. “Muchas son las veces en que me he arrodillado pidiendo por el perdón de Scott”, arrepentido por no haber logrado conectar con su primogénito.
Se sentía culpable además por haber traicionado a su mujer. Su mundo cambió por completo al conocer a Woodward en una producción de Broadway en 1953, Picnic, pero igual sintió que su forma de abandonarla no fue la correcta. “Lo que hice no tuvo ninguna clase”, admitió.
Una vez en brazos de Woodward, una joven y prometedora actriz de Georgia, se transformó en otra persona, en una “criatura sexual”, como describe en el libro hablando en tercera persona. “Ella le enseñó, lo animó, se deleitó en lo experimental. Yo estaba en busca de lujuria”.
Sobre la mesa estuvo la posibilidad de no publicar el libro, respetando los deseos de su padre. Pero Lissy Newman y sus hermanas siguieron adelante. Sentían que había cosas que dejar en claro sobre su figura. “Tenemos la impresión que no se estaba cuidando su legado”, dijo Newman a The New York Times. “Más personas conocen a James Dean o Elizabeth Taylor. Nadie sabe quién es mi padre”.
Es un homenaje póstumo que comenzó con el documental de HBO, The Last Movie Stars, en el que Ethan Hawke reunió a un grupo de actores para leer las transcripciones de las conversaciones con Stern, con gente como George Clooney, Laura Dern o Sally Field.
Se sentía culpable por la muerte por sobredosis de su hijo mayor