TRISTE Y DRAMÁTICO CUMPLEAÑOS

Elocuente y triste la viñeta de Gallego y Rey en las páginas de EL MUNDO de este jueves, a propósito del 84 cumpleaños de la Reina Doña Sofía. Se da la dramática circunstancia de que este aniversario coincide con el escandaloso anuncio de la publicación de las memorias, en formato podcast, de la sociópata narcisista Corinna Larsen, la ex amante de su todavía marido. No ha sido el primer cumpleaños dramático de su vida matrimonial. Todavía recuerdo el que vivió, en compañía de su gran y única amiga Tatiana Radziwill, y a lomos de una mula cabalgando por los Andes peruanos mientras Don Juan Carlos presenciaba una corrida desde una barrera en la plaza de toros de Las Ventas. Una pelea por una infidelidad pública la obligó a celebrar su cumpleaños lejos de su marido.

Y es que todas las relaciones extraconyugales han producido, lógicamente, mucho sufrimiento a Doña Sofía, aunque nunca trascendía, ya que se desarrollaba en la intimidad protegida del Rey. Hasta que el escándalo Corinna estalló públicamente. Ninguna de las numerosas infidelidades que han jalonado su vida matrimonial ha debido de llenarle de más sufrimiento y humillación que cuando vio a la falsa princesa en la portada de su revista de cabecera, el ¡Hola! de toda su vida. Ese día se convertía, a nivel mundial, en la sufridora y engañada esposa que ya lo era a nivel nacional. Ya no bastaba con mirar para otro lado arrastrando su desamor. Esa fotografía, elevada a la categoría de portada, supuso una humillación terriblemente dolorosa. Tenía todo el sabor de una venganza a pesar de que ella había aceptado la situación, comportándose como si nada pasara cuando, ya entonces, pasaba tanto pero evitando cualquier escándalo, sin perder la dignidad y sin preguntar nada. Asumía que los matrimonios reales han sido y son tan felices y desgraciados como los del resto de los mortales. Y, aunque nacida griega, no acepta las tragedias que han asolado su vida.

Desde que contrajo matrimonio, en mayo de 1962, Doña Sofía ha sido una mujer que ha reído y llorado como todo el mundo. También ha amado y ha perdido, sufriendo intensamente como esposa y como madre.

Es indiscutible que entre Don Juan Carlos y Doña Sofía quizá ha existido, alguna vez, amor. Aunque el recuerdo de aquel gozo, ya no sea gozo, mientras el recuerdo del dolor será siempre dolor, que decía Lord Byron.