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FAMILIA ZOBEL EL RIQUÍSIMO CLAN FILIPINO QUE DIO UN GENIO COSMOPOLIT­A E HIZO SOTOGRANDE

Una exposición en el Museo del Prado dedicada al pintor Fernando Zóbel ha devuelto a la actualidad a una de las sagas más fascinante­s de Filipinas, donde controlan bancos y decenas de empresas. Ellos fundaron Sotogrande y trajeron el polo.

- POR EDURNE URRETA

SI PREGUNTAMO­S POR ALGUNA SAGA filipina famosa seguro que se nos vienen a la cabeza Isabel Preysler y su prole, los Marcos, –cómo olvidar a Imelda y sus zapatos– los Aquino… y poco más. Sin embargo, existe otro familión, mucho más rico y fascinante, con raíces españolas, multimillo­narias inversione­s y vastas propiedade­s en Filipinas y España, como Sotogrande, la urbanizaci­ón de ricos que fundaron en 1962 y donde siguen reinando los Zóbel de Ayala.

Una exposición en el Museo del Prado ha devuelto al primer plano a este discreto clan en el que figuran ilustres miembros. Uno de los más relevantes es el pintor y mecenas Fernando Zóbel, fundador del Museo Abstracto Español de Cuenca y del Museo Ateneo de Manila, a quien la pinacoteca le dedica un espacio con la muestra Zóbel. El futuro del pasado (hasta el 5 de marzo de 2023).

Cosmopolit­a y sumamente erudito, Zóbel nació en Manila en 1924 en el seno de esta prominente saga de oligarcas que se remonta al siglo XIX. Su educación fue exquisita: estudió en España y en Suiza y se graduó cum laude en Filosofía y Letras en la universida­d de Harvard con una tesis sobre el teatro de García Lorca. Tuvo que asumir tareas de dirección en las empresas familiares en Manila pero acabó instalándo­se en Madrid, donde desarrolló su carrera como pintor abstracto y coleccioni­sta y mecenas de otros artistas como Saura, Gustavo Torner o Gerardo Rueda.

Fernando es el Zóbel más conocido en España, pero no el único, porque la familia daría para una serie de televisión por la que pasarían multimillo­narios empresario­s, socialites, deportista­s, arqueólogo­s y políticos.

Los Zóbel aterrizaro­n en Filipinas hace nueve generacion­es buscando fortuna. El primero que lo logró a manos llenas fue Jacobo Zóbel Zangróniz. Provenía de una familia de farmacéuti­cos alemanes, se casó con otra rica heredera, Trinidad de Ayala Róxas, de raíces alavesas, emparentad­a con la Casa de Alba y pertenecie­nte a otra famosa saga empresaria­l filipina. Los Róxas se instalaron en el país asiático en el siglo XIX y fueron los constructo­res de los primeros puentes de acero de Filipinas. También fueron los dueños del primer avión privado del país, al que llamaron Prima Zobelina.

La alianza entre los Zóbel-Ayala-Róxas fue perfecta y generacion­es posteriore­s se encargaron de sellar esos lazos de dinero y sangre con nuevos matrimonio­s entre ellos.

JACOBO, EL ERUDITO

Jacobo era sumamente erudito: políglota (hablaba 11 idiomas), brillante numismátic­o (sus libros Estudio histórico de la moneda antigua española desde su origen hasta el Imperio Romano y Estudio histórico de la moneda antigua española siguen siendo referentes entre los expertos), arqueólogo y escritor.

También fue alcalde de Manila y un lince para los negocios: sus empresas fueron el origen del Grupo Ayala, que derivó años más tarde en el holding Ayala Corporatio­n, el conglomera­do más grande y antiguo de Filipinas que abarca todo tipo de inversione­s, desde banca (Banco de las Islas Filipinas) y telecomuni­caciones (Globe telecom) hasta bienes raíces, hoteles, alimentaci­ón y cerveza (son los dueños de San Miguel, la primera empresa cervecera en el sudeste asiático). En 2015 sus activos estaban cifrados en casi 49.000 millones de dólares.

El matrimonio tuvo cinco hijos, Fernando, Enrique, Alfonso, Margarita y Gloria. Ellos fueron los primeros Zóbel de Ayala de primera generación al convertir su apellido en compuesto con el

Enrique Zóbel de Ayala, padre de Fernando, fue un reputado hispanista y uno de los líderes de Falange Filipina

‘de’. También protagoniz­aron bodas de postín. De todos ellos fue Enrique quien más destacó. Hispanista y filántropo, fue uno de los líderes de la Falange Filipina

durante las décadas de 1930 y 1940, vicecónsul oficioso del bando franquista tras el estallido de la Guerra Civil y fundador del Premio Zóbel para promover las letras filipinas en castellano. Murió en 1943 en la Manila ocupada por los japoneses.

Enrique se casó en dos ocasiones. La primera con su prima Consuelo de Ròxas, que murió siete años después y con quien tuvo tres hijos: Jacobo, Alfonso y Mercedes. Es esta rama familiar la fundadora de Sotogrande. A principios de los 60 el marido de Mercedes, el coronel norteameri­cano Joseph McMicking, quería levantar una zona de recreo veraniego para la élite y le echó el ojo a unos terrenos en la costa gaditana que reunían todos los requisitos para hacer sombra a la Marbella que empezaba también a surgir de la mano de Alfonso de Hohenlohe.

Tirando de contactos y de su amistad con personas muy cercanas a Franco, fue a ver al caudillo para expresarle su deseo de comprar varias fincas de la zona. En aquellos años en España no era posible que un extranjero comprara terrenos sin contar con el permiso de los militares pero Franco no puso pegas para que McMicking desarrolla­ra Sotogrande definiendo a la urbanizaci­ón como Centro de Interés Turístico Nacional. Fueron dos de sus sobrinos, Jaime y Enrique, quienes lo pusieron en marcha. Años después, en 1991, Enrique, que llevó el polo a tierras gaditanas, acabó en una silla de ruedas tras caerse de su caballo en un partido. Murió en 2004 a los 77 años.

Los Zóbel siguen siendo los reyes de Sotogrande. Suyo es el Santa María Polo Club y el torneo, uno de los cuatro grandes del mundo que gestiona la sociedad Ayala Polo Club. Allí pasan los veranos y han celebrado bodones varios de sus cachorros, como Paola Zóbel, nieta de Enrique, con el polista argentino Santiago Laborde. Ella ha echado raíces en Sotogrande, donde tiene uno de sus restaurant­es más famosos, el Cancha II, y se ha convertido en una de sus mejores embajadora­s.

Sus hermanas también son brillantes socialites que han debutado en Le Bal de París. Una de ellas es Rocío (20), la benjamina, que coincidió con las hijas de Julio Iglesias y se presentó del brazo de su novio, Martín Romuáldez Junior, sobrino nieto de Imelda Marcos. Rocío estudia fotografía en Nueva York y diseña bañadores.

Sus hermanas Natalia y Bianca también se dedican al diseño. Las dos son propietari­as de una firma de objetos y ropa super chic llamada Lani, con sede en Manila.

De la rama de Enrique Zóbel y Consuelo de Ròxas provienen también los actuales capos de Ayala Corporatio­n: Jaime (88), arquitecto graduado en Harvard, hijo único de Jacobo y Carmen Pfitz, ha cedido el timón a su primogénit­o Jaime II, tras jubilarse en 2006. Sus siete hijos controlan más de un tercio del conglomera­do y su fortuna está cifrada por Forbes en más de 2.300 millones de euros.

Para buscar la rama del pintor tenemos que volver a Enrique, el patriarca falangista, y su segunda mujer, Fermina Montojo Torrontegu­i, hija de un prominente almirante. Enrique se casó con ella en 1908, tras enviudar. Con ella tuvo cuatro hijos, tres chicas (Matilde, Consuelo y Gloria) y Fernando, el chico, el artista de la saga que prefirió los pinceles a los caballos.

Ayala Corporatio­n es el conglomera­do más grande y antiguo de Filipinas, con todo tipo de inversione­s

 ?? EM ?? Fernando Zóbel con su familia, en su casa en Manila, a finales de la década de 1930 (de izquierda a derecha, y de abajo arriba). Sentados en el suelo, en primera fila: Enrique Zóbel, María Victoria Zóbel y Fernando Zóbel. Sentados en butacas, en segunda fila: Angelita Olgado, esposa de Jacobo Zóbel; Fermina Montojo, madre de Fernando Zóbel; Consuelo Zóbel, esposa del general James D. Alger; Gloria Zóbel, esposa de Ricardo Padilla; Enrique Zóbel de Ayala,; Joseph R. McMicking y su esposa Mercedes Zóbel. De pie, en tercera fila: Matilde Zóbel, esposa del coronel Luis Albarracín; Jacobo Zóbel, y Alfonso Zóbel con su esposa Carmen Pfitz.
EM Fernando Zóbel con su familia, en su casa en Manila, a finales de la década de 1930 (de izquierda a derecha, y de abajo arriba). Sentados en el suelo, en primera fila: Enrique Zóbel, María Victoria Zóbel y Fernando Zóbel. Sentados en butacas, en segunda fila: Angelita Olgado, esposa de Jacobo Zóbel; Fermina Montojo, madre de Fernando Zóbel; Consuelo Zóbel, esposa del general James D. Alger; Gloria Zóbel, esposa de Ricardo Padilla; Enrique Zóbel de Ayala,; Joseph R. McMicking y su esposa Mercedes Zóbel. De pie, en tercera fila: Matilde Zóbel, esposa del coronel Luis Albarracín; Jacobo Zóbel, y Alfonso Zóbel con su esposa Carmen Pfitz.
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