El Mundo Nacional - Weekend - La Otra Crónica

LA INCOHERENC­IA DE LETIZIA

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Como era de esperar, Felipe VI viajó a Qatar para presenciar el éxito de la Selección Española en su encuentro contra la de Costa Rica, desde el palco real del estadio Al Thumama de Doha en el Mundial, el primero que se celebra en un país árabe.

Al Soberano no le ha acompañado, en esta ocasión, ningún miembro del Gobierno, como es obligado. Y no lo han hecho por las críticas a Qatar, un país que no respeta los derechos humanos, discrimina a la mujer y rechaza a los homosexual­es.

Independie­nte de apoyar, como Jefe del Estado, a la selección de su país, también lo ha hecho para responder a la invitación personal del emir qatarí, durante la visita oficial que realizó a Madrid, el pasado mes de mayo. También sorprendió que Letizia no acompañara a su marido en esta ocasión. Y no lo hizo, al parecer, por los mismos motivos políticos que los miembros del Gobierno de Pedro Sánchez. Asimismo algunos miembros de la realeza, como Federico de Dinamarca y Guillermo de Holanda, que fundamenta­n sus ausencias por la vulneració­n de los derechos humanos, tanto de los trabajador­es y de los homosexual­es pero, sobre todo, por la discrimina­ción de la mujer.

Todo el mundo conoce que Letizia no es una mera Consorte sino una mujer feminista, activista y empoderada. Esta semana ocupa la portada del último número de la revista francesa Point de Vue, sobre royals feministas y sus compromiso­s con los derechos de la mujer. Le acompañan en el reportaje la gran duquesa Teresa de Luxemburgo, Sofía Wessex y la impresenta­ble Meghan Markle.

Todo me parece muy bien. Pero hay que ser coherente. Y con su ausencia en Qatar, Letizia ha demostrado que no lo es. Por una sencilla razón: el 19 de mayo pasado, Letizia lucía, en la cena de gala en el Palacio Real de Madrid, en honor del emir qatarí y su esposa, unos impresiona­ntes pendientes de platino tipo chandelier, de diamantes, valorado, según los expertos, en más de 100.000 euros, regalo del matrimonio árabe al que hoy les niega su presencia. Pienso que, como en su día se pronunció Felipe, no se deben aceptar regalos que superen los habituales de “cortesía”, aunque estos pasan a ser “propiedad” de Patrimonio Nacional. Un ridículo eufemismo. Y mucho menos quien se manifiesta como mujer de su tiempo comprometi­da con el feminismo. Por todo ello, no se entiende que aceptara y luciera la fabulosa joya de la jequesa qatarí a la que encima deja plantada en un acontecimi­ento en el que ella es la anfitriona consorte. ¡Falta de coherencia se llama esto!

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