El Mundo Nacional - Weekend - La Otra Crónica

LAS RIQUÍSIMAS FAMILIAS FRANCESAS DE LA ÚLTIMA CHICA BOND

Por parte de padre, la fortuna llega de la industria del cine y por la de su madre del mundo textil y las petroleras. Ella dice que sus orígenes nunca la ayudaron en su carrera y asume su lado burgués. “No intento jugar el rol de pobre”, asegura.

- POR RAQUEL VILLAÉCIJA / París

LLEVA APELLIDO COMPUESTO y con guion y la fortuna de su familia se forja sobre la fortuna ya heredada. La paterna domina la industria del cine en Francia: Gaumont y Pathé, las dos principale­s productora­s y distribuid­oras. La materna tenía poder dentro del textil y la industria petrolera. Por eso, una vez, cuando en una entrevista a Madame Figaro aseguró que venía “de la escuela de la vida”, provocó un aluvión de críticas. Su nombre completo es Léa Hélène Seydoux-Fornier de Clausonne (París 1985) y es una de las actrices más mediáticas del panorama francés.

Es una de las dos protagonis­tas de La vida de Adèle (2013), el filme que la lanzó a la fama, aunque ya había trabajado con Quentin Tarantino o Ridley Scott. La vida de Adèle ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes y la convirtió en una de las estrellas del panorama galo. Esto la catapultó, rodó dos películas de James Bond y después trabajó con el griego Yorgos Lanthimos o con David Cronenberg, entre otros directores. Ahora estrena La Bestia, de Bertrand Bonello.

Léa proviene de dos de las familias más poderosas del mundo de los negocios en Francia: de la parte de su padre, el apellido Seydoux está ligado a su abuelo, Henri-Jérôme, uno de los todopodero­sos de la industria del cine. Su madre, Valérie Schlumberg­er, fue diseñadora, modelo y actriz y vivió mucho tiempo en Dakar (Senegal), donde se dedicó a las actividade­s de cooperació­n en África.

Su abuelo es, además de uno de los hombres más ricos de Francia, presidente de Pathé, y su tío abuelo es dueño de Gaumont. La actriz, sin embargo, siempre se ha desvincula­do de esta influencia familiar, y confesó una vez: “Mi abuelo nunca manifestó el mínimo interés ni movió un dedo por mi carrera. Jamás le he pedido nada”.

En la misma entrevista describió lo caótico que fue el rodaje de La vida de Adèle, el trabajo que le dio la fama: “Fue horrible”, señaló. El director, Abdellatif Kechiche, arremetió contra ella: “Si no hubiera nacido entre algodones jamás hubiera dicho eso”.

El apellido siempre le ha perseguido. Si se tira de árbol genealógic­o, hay muchos más ilustres: escritores, gente del cine e incluso del mundo del fútbol. Su abuelo, Jérôme, es accionista mayoritari­o del Olympique de Lyon; Nicolas, su tío, además de presidente de Gaumont, es dueño del Lille.

Cuando sus padres se separaron Léa tuvo una infancia un poco atípica. Vivió parte de ella con su madre en África, llevando una vida un tanto bohemia. En algunas entrevista­s ha manifestad­o que su niñez no fue precisamen­te una época feliz. A pesar sus orígenes, no tiene títulos universita­rios, dejó pronto los estudios, aunque habría podido ingresar en los mejores centros. Ella ha contado alguna vez que en esa “vida bohemia con familia reconstitu­ida y padres poco ausentes” siempre tuvo la sensación de “ser un poco huérfana”.

TIMIDEZ EXCESIVA

“Mi abuelo nunca manifestó el mínimo interés ni movió un dedo por mi carrera. Jamás le he pedido nada”

En varias entrevista­s ha argumentad­o que, por todo ese entramado familiar, ha tenido una timidez excesiva y dificultad­es de integració­n, y que el teatro le ayudó a superarlo. Estudió canto en el conservato­rio de París y luego empezó en el cine. “Al principio este trabajo no me atraía especialme­nte. Es el único que he encontrado que me conviene. Tengo una forma de narcisismo pero no un deseo excesivo de ser vista, toda mi ambivalenc­ia está ahí. No tengo tantas ganas de ser actriz”, dijo a Elle.

Su tío, Michel Seydoux, ha financiado la adaptación de Dune, dirigida por Denis Villeneuve, donde ella es protagonis­ta. “Soy una actriz que se integra en los papeles, puedo desaparece­r detrás de mis personajes. Si no fuera así, estaría indefensa”, dijo a Marie Claire.

Algunos consideran que Seydoux sigue la estela de actrices como Marion Cotillard. Ya es un icono nacional. A pesar de, como ella ha asegurado, no estar obsesionad­a con ser actriz, ha rodado con los directores más afamados. En 2010 trabajó con Ridley Scott, en Robin de los bosques, donde compartió cartel con Russel Crowe o Cate Blanchett. También lo hizo con Woody Allen en Medianoche en París y fue la chica Bond en Spectre y Sin tiempo para morir.

Sin embargo, el lastre del apellido siempre la ha pesado: “No me siento perseguida ni víctima de mi éxito, nunca he esperado a que me dieran permiso para vivir. Entiendo que la gente pueda pensar eso de mí (...) Asumo mi lado burgués, y no intento jugar el rol de pobre”, confesó en Elle.

El actor Vincent Cassel, con quien ha trabajado, defendió en las páginas de Vogue Francia su arte y su profesiona­lidad. “Es ridículo vincularla a sus orígenes. El deseo que despierta Léa se lo debe a ella misma, a los directores no les importa de quién sea nieta. Hay mucha envidia”.

 ?? GTRES ?? Léa Seydoux en el estreno de ‘Dune: Parte Dos’ en febrero.
GTRES Léa Seydoux en el estreno de ‘Dune: Parte Dos’ en febrero.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain