Irán captura un petrolero británico en el estrecho de Ormuz
Nuevo episodio de tensión en el Golfo La Guardia Revolucionaria iraní asegura haber consfiscado el buque «Stena Impero» por saltarse «las normas marítimas del Derecho Internacional»
La Guardia Revolucionaria de Irán capturó ayer el petrolero británico LR1 Stena Imperio por «no respetar el código marítimo internacional», según las autoridades iraníes. El ministerio británico ha pedido información del incidente.
La Guardia Revolucionaria de Irán informó ayer que había apresado un petrolero británico en el estrecho de Ormuz por una presunta violación del Derecho Internacional que no ha precisado, en el marco de la escalada de tensión entre ambos países y, en general, en la región. Se trata del «Stena Impero», que ha sido confiscado «a petición de la Organización Marítima y de Puertos de Hormozgán cuando atravesaba el estrecho de Ormuz por no respetar las normas marítimas del Derecho Internacional», según un comunicado de la Guardia Revolucionaria recogido por la cadena estatal iraní Press TV.
Stena Bulk y Northern Marine Management, propietaria y gestora del «Stena Impero», han confirmado que el buque británico fue interceptado en torno a las 16:00 de ayer por «pequeños barcos y un helicóptero» mientras navegaba por aguas internacionales en el estrecho de Ormuz. «Somos incapaces de contactar con la embarcación, que ahora mismo se dirige hacia Irán», indicaron en un comunicado.
Las empresas han detallado que en el «Stena Impero» viajan 23 tripulantes. «No se ha informado sobre heridos», aseguraron, subrayando que la seguridad de las personas a bordo es su «principal preocupación». Además, indicaron que están en «estrecho contacto» con las autoridades británicas. Un portavoz del Ministerio de Defensa de Reino Unido confirmó a Reuters que el Gobierno está buscando información sobre el incidente en Ormuz. De momento, se desconoce si este suceso está relacionado con el del jueves, cuando la Guardia Revolucionaria informó de que había interceptado un petrolero extranjero en el golfo Pérsico por presunto contrabando de combustible.
El pasado 4 de julio, un destacamento de los marines británicos apresó el superpetrolero «Grace 1», contratado por Irán, cuando navegaba cerca de Gibraltar ante la sospecha de que trasladaba un cargamento de crudo con destino a una refinería de Siria, lo que supondría un incumplimiento de las sanciones impuestas por la Unión Europea contra el Gobierno de Bachar al Asad, aliado fiel del régimen de los ayatolás.
Desde entonces, el «Grace 1» permanece bajo custodia de las autoridades británicas en el Peñón. La República Islámica ha pedido insistentemente a Londres la liberación del superpetrolero y ha advertido de que adoptará represalias contra los británicos y los estadounidenses por esta acción. De hecho, la captura del barco británico de ayer se puede entender como el cumplimiento de esa advertencia.
Teherán desmiente a Trump
También ayer, el portavoz de las Fuerzas Armadas iraníes, el general de brigada Abolfazl Shekarchi, negó las declaraciones del presidente de EE UU, Donald Trump, de que un buque estadounidense había abatido un «drone» del país persa. Trump aseguró el jueves que un proyectil disparado desde el buque de asalto anfibio estadounidense «USS Boxer» derribó a una aeronave no tripulada iraní cuando se encontraba a apenas un kilómetro de distancia.
Sin embargo, según Shekarchi, «todos los drones pertenecientes a la República Islámica de Irán en el Golfo Pérsico y en el estrecho de Ormuz, incluido el dron mencionado por Trump, están intactos».
El general de brigada explicó en declaraciones recogidas por la agencia oficial IRNA que los drones tenían una misión planeada de control y reconocimiento y todos volvieron a sus respectivas bases intactos: «No hay ningún informe sobre una confrontación entre el USS Boxer y los drones iraníes».
El general de brigada insistió en que su misión es «legítima», que las Fuerzas Armadas iraníes cumplen «los estándares internacionales» y que protegen la seguridad en el golfo Pérsico.
Estos incidentes se enmarcan en la escalada de tensión en el Golfo Pérsico con motivo del primer aniversario de la retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear firmado por Obama en 2015. Irán ha comenzado a incumplir gradualmente los compromisos adquiridos en este tratado internacional, volviendo al enriquecimiento de uranio, aunque lejos de los niveles necesarios para fabricar un arma atómica.