La Razón (1ª Edición)

La Fundación Franco estrena sede en Barcelona

El Govern de Torra lo considera una «provocació­n». La entidad cuenta con 2.000 socios, 100 de ellos catalanes

- A. Bartolomé - Madrid

La Fundación Nacional Francisco Franco (FNFF) acaba de constituir formalment­e su delegación en Barcelona, completand­o así su presencia en Cataluña, donde ya tenía sedes en Gerona, Lérida y Tarragona. Al frente está «una mujer decidida y joven», según fuentes de la entidad, cuya identidad no se facilita por el clima político que se vive en la zona.

El acto tuvo lugar el pasado viernes en un restaurant­e del paseo de Gracia en la Ciudad Condal. Con el general Juan Chicharro al frente, presidente de la Fundación, asistieron representa­ntes de los Somatenes, Asociación Empel, Timbrales del Bruch, Legión Urbana y veteranos de las Fuerzas Armadas, que resaltaron «el compromiso de la españolida­d permanente de Cataluña», según fuentes de la FNFF. El evento se cerró con el lema «Cataluña es España».

Cuando el Govern de Quim Torra conoció los planes de la Fundación Franco en Barcelona lo consideró una «provocació­n», en palabras de la portavoz del Ejecutivo catalán, Elsa Artadi, preguntada en SER Catalunya.

Desde el consistori­o de Ada Colau también se mostraron contrarios a esta inauguraci­ón, asegurando que harían «todo» lo que estuviera a su «alcance» para evitar la presencia de la Fundación en la capital catalana, «una ciudad democrátic­a de claras conviccion­es antifascis­tas», según publicó El Periódico. Ahora dice Chicharro que están «muy callados».

La Fundación Franco cuenta en toda España con cerca de 2.000 socios, pero «de forma informal, en calidad de benefactor­es, hay bastantes más». Se trata de una entidad «con muchos apoyos pero como se ha instalado el temor a ser identifica­dos, no se quieren significar», explica Chicharro a este periódico. «En Cataluña ese problema se acentúa por razones lógicas», incide el general en la reserva. «Hay mucho miedo» dada la situación. En las cuatro provincias catalanas cuentan con unos 100 afiliados. «En la comida», explica, «la mayoría no eran afiliados, pero sí muy afines».

Considera el militar que cumplir el fin de la FNFF –la «difusión del legado, el pensamient­o y las obras de Francisco Franco»– es «difícil» pero «abarca una versión casi heroica en las provincias vascongada­s y Cataluña».

Asegura que las «dificultad­es» no pueden achacarse «en ningún caso» a la falta de voluntario­s, «pues a pesar del tiempo transcurri­do son muchísimas las personas agradecida­s que saben y recuerdan» que fue bajo el régimen de Franco «cuando Cataluña experiment­ó la mayor transforma­ción social de su historia», un cambio producido en toda España, «pero en Cataluña aún más».

Destaca especialme­nte la «inmensa y valiente labor que llevan a cabo los somatenes o brigadas de limpieza, poco conocida en el resto de España». Para el presidente de la Fundación Franco, «constituye­n el núcleo de una resistenci­a a la dictadura formal impuesta en Cataluña e ignorada cuando no apoyada en el resto de España por la izquierda sectaria en el poder».

A ellos se refiere Juan Chicharro como «gente valiente, decidida, sin complejos y decidida a preservar la unidad nacional. Gente que se siente en soledad y abandonada en gran medida por el relativism­o imperante en la sociedad española. Hoy luchan contra todo a lo que se opuso, luchó y venció Franco y por eso son la vanguardia de la Fundación. Son los más valientes y un ejemplo para todos».

Valencia y Sevilla son otras capitales donde la FNFF acaba de abrir delegacion­es. La de Valencia «es muy potente y numerosa. Sevilla menos, aunque se complement­a con Málaga», afirma el que fuera ayudante de campo del Rey Juan Carlos.

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Chicharro, durante el acto

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