«NO ES ESTO, NO ES ESTO»

Esta frase resumía el sentir de un desengañado Ortega alertando ya de la deriva radical en los debates de la Constitución de la II República. Como entonces, ahora me preocupa especialmente la degradación de la imagen de la res pública ante la sociedad. Si el programa de la coalición gubernamental resulta un antídoto para el optimismo laico, la estructura del gobierno es motivo de indignación. No debemos olvidar que los partidos y actores políticos del actual Gobierno son los mismos que en su día plantearon una moción de censura, con la coartada de la «regeneración democrática» y la lucha contra la corrupción política. Sin embargo, desde entonces la ejemplaridad ha brillado por su ausencia, culminando con el espectáculo de la formación de Gobierno, constituido con más ministerios que cuando no existían las autonomías y había una profunda centralización estatal. A nivel social, la memoria histórica está más viva que nunca debido al paralelismo de los acontecimientos actuales, con los que nos llevaron a la trágica II República. Es el Frente Popular de 1935 en versión actualizada, con análogas situaciones protagonizadas por los sucesores políticos –PSOE, comunistas y ERC– de los que las provocaron entonces. A quienes esto les parezca exagerado, les invito a reflexionar y estudiar nuestra Historia, con el deseo que no tengan que repetir el orteguiano «No es esto, no es esto».