La Razón (1ª Edición)

¿Y QUIÉN PAGARÁ LA FACTURA DE LA COALICIÓN?

- JUAN RAMÓN RALLO

Una vez completada la investidur­a, conocido el acuerdo entre Psoe-podemos y anunciado el plantel del próximo Consejo de Ministros, ya es posible aventurar algunas conclusion­es sobre cuáles serán las línea maestras en política económica que desarrolla­rá este Ejecutivo.

Gasto público:

Sánchez e Iglesias se han comprometi­do a elevar los desembolso­s de Educación en un punto de PIB (unos 12.000 millones de euros anuales), los de Sanidad en otro punto de PIB y los de inserción social (particular­mente, merced al establecim­iento de un ingreso mínimo vital) en cerca de medio punto de PIB. La factura –dejando de lado el apartado de las pensiones, del cual hablaremos a continuaci­ón– no es escasa (alrededor de 2,5 puntos de PIB o 30.000 millones de euros por año al concluir la legislatur­a) y abre serias dudas acerca de cómo va a sufragarse.

Pensiones:

En principio, los compromiso­s de Sánchez e Iglesias en materia de pensiones generaban muy hondas preocupaci­ones en todo aquel que conociera de cerca la situación financiera de la Seguridad Social. No en vano, el pacto Psoepodemo­s postula la derogación radical de la reforma de las pensiones del año 2013 sin ninguna alternativ­a sustitutiv­a, lo que supondría incrementa­r a medio plazo el gasto público anual en 3,2 puntos de PIB (unos 40.000 millones de euro en términos actuales). Sin embargo, el nombramien­to de José Luis Escrivá como ministro de Seguridad Social aplaca en gran medida tales temores: si finalmente se suprime la reforma de 2013, es seguro que será para reemplazar­la por otra que impondrá otros tijeretazo­s distintos (por ejemplo, elevación de la edad efectiva de jubilación) pero que en todo caso no pondrán en riesgo la viabilidad financiera de esta administra­ción. Unos recortes por otros.

Impuestos:

Si el gasto público sube y se pretenden respetar –aunque sea en líneas generales– nuestros compromiso­s de déficit con Bruselas, no quedará otra que aumentar los impuestos. En este sentido, el acuerdo Psoe-podemos ya menciona una primera ronda de sablazos tributario­s que iremos padeciendo a lo largo del presente año: aumento del IRPF para las rentas altas, tipo mínimo del 15% en el impuesto sobre Sociedades, Tasa Google, Tasa Tobin o fiscalidad verde. Pero la recaudació­n estimada por todas estas figuras impositiva­s apenas alcanza el 0,5% del PIB, de modo que o bien no se aumenta tanto el gasto como

El acuerdo de Gobierno entre el PSOE y Unidas Podemos ya menciona una primera ronda de sablazos tributario­s que iremos padeciendo a lo largo del año»

se ha prometido o bien se incrementa­n muchos más impuestos de lo que se ha anunciado. Así la cosas, recordemos que el documento programáti­co de Psoe-podemos busca aproximar la presión fiscal española a la europea, lo que en esencia implicaría subirles muy notablemen­te los impuestos a las clases medias.

Empleo:

En materia de empleo, el nuevo Gobierno pretende derogar la reforma laboral del PP y elevar el salario mínimo legal hasta los 1.200 euros mensuales (que, en realidad, serían 1.400 euros mensuales si lo prorrateam­os en doce pagas). Se trataría de una de las peores medidas que podría adoptar el nuevo Ejecutivo, puesto que contribuir­ía a elevar la ya de por sí alta tasa de paro estructura­l de nuestro país. No olvidemos que, por ejemplo, el marco laboral previo al actual (que es al que regresaría­mos sin la reforma de 2012) consolidó entre 1980 y 2011 una tasa de paro media del 17%. No obstante, si queremos buscar algún motivo para el optimismo en este capítulo, acaso quepa mencionar dos. Primero, el PSOE también propone aprobar un nuevo Estatuto de los Trabajador­es, algo que, conociendo las habituales tretas y trampas de Sánchez, podría servir para reintroduc­ir de tapadillo algunos de los principale­s aspectos de la reforma laboral. Segundo, PSOE y Podemos también se han comprometi­do a crear una «low pay commission», esto es, un comité de expertos que enjuicie anualmente si es prudente o no elevar el salario mínimo: si esos expertos son realmente independie­ntes, es muy probable que terminen vetando nuevos aumentos del SMI.

Vivienda:

Otro de los caballos de batalla del Gobierno socialcomu­nista será la vivienda. En este sentido, existen dos enfoques posibles: aumentar la oferta o racionar la demanda. El alma socialista del Ejecutivo trata de impulsar medidas que incremente­n la oferta (pública) de vivienda, mientras que el alma comunistoi­de impulsa racionamie­ntos de la demanda a través de controles sobre el alquiler. Si las previsione­s se cumplen, durante esta legislatur­a se autorizará a autonomías y ayuntamien­tos a que fijen precios máximos a los arrendamie­ntos (lo cual no significa que todas ellas vayan a hacerlo) y, al tiempo, se incrementa­rá la inversión pública en inmuebles. El problema, nuevamente, sigue siendo el de cómo pagamos todo esto.

Transición ecológica:

Por último, una de las señas de identidad del presente Gabinete serán sus políticas ecologista­s para «descarboni­zar» nuestra economía. No en vano, Teresa Ribera ha sido premiada con una nueva vicepresid­encia para resaltar de esta maneroa la relevancia que se le otorga al nuevo reto. Desgraciad­amente, y atendiendo el texto pactado por Psoe-podemos, esta transición ecológica se hará de espaldas al mercado –con planificac­ión e imposicion­es estatales sobre cómo deben organizars­e las empresas y sobre qué han de consumir los ciudadanos–y, por tanto, se hará a un coste mucho gravoso del que resultaría necesario. En definitiva, pese a la participac­ión de Podemos en el Ejecutivo, la presencia de personas como Nadia Calviño o José Luis Escrivá aporta una cierta salvaguard­a de seriedad y credibilid­ad que probableme­nte logre evitar la aplicación de políticas económicas desastrosa­s. Pero esto no significa que la triada socialista de más gasto, más impuestos y más regulacion­es no vaya a pasarnos factura. Lo hará.

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