La «generala» que feminizará el Ejército
Margarita Roble continuará al frente del Ministerio de Defensa, al que llegó en junio de 2018. En este año y medio, el mandato de esta magistrada apenas ha vivido sobresaltos y podría decirse que, salvo contadas excepciones, ha tenido un perfil bajo. Su política ha tenido dos ejes principales: impulsar la presencia de la mujer en las Fuerzas Armadas (suyo fue el empeño por nombrar a la primera general) y dar un empujón a la modernización del armamento. Aunque en este último punto acaba de sufrir un batacazo con el contrato de los blindados 8x8.
Robles ha pasado bastante desapercibida en un Ministerio cuya política quiere que sea «de Estado», de consenso, y que impulse a la industria nacional. Siempre ha defendido que la inversión en Defensa trae seguridad y es un importante motor económico. De ahí que el Gobierno haya destinado desde junio de 2018 más de 16.000 millones a armamento, además de meter a España en el proyecto del futuro caza europeo con Francia y Alemania.
Su mayor «fracaso» en el área de los programas ha sido el 8x8 «Dragón». Tras muchos retrasos, el pasado mes el contrato para los primeros 348 blindados se declaró desierto y Robles se ha comprometido a darle «máxima prioridad». Pero la mayor «crisis» le llegó a los tres meses, cuando amagó con frenar la venta de 400 bombas a Arabia Saudí, lo que ponía en peligro un contrato de cinco corbetas de Navantia.
La Legislatura la arranca con varios frentes, uno de ellos nuevo: la crisis entre EE UU e Irán y el futuro de los 555 militares desplegados en Irak. Deberá renovar la cúpula militar, la dirección del CNI, buscar una solución a la salida de militares de 45 años y comenzar a preparar las sustituciones de ciertos materiales, como los cazas F-18 y F-5.
En el año y medio que lleva ha destinado más de 16.000 millones a armamento