El fontanero fiel repite cartera
José Luis Ábalos (Torrent, 1959) no es Camilo José Cela. Pero a su dilatada carrera política de casi 40 años, le ajusta como un guante de seda aquella frase que tanto repetía el que fuera premio Nobel: el que resiste, gana. Ahora, repetirá como ministro de Fomento –que ahora será de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana con el «rebranding», que dirían los modernos, que se le va a dar al departamento–, aunque no abandonará su cargo de secretario de Organización del PSOE, desde el que, como «fontanero» en jefe socialista, ha sido clave en todos los hitos que han jalonado la llegada de Sánchez a La Moncloa.
Tanto trabajo, lealtad y confianza se vieron recompensados en el primer Gobierno de Sánchez con la cartera de Fomento. En realidad, en el sector se comenta que, más que Ábalos, el que ha llevado el día a día del ministerio ha sido el hasta ahora número dos, Pedro Saura, embarcado como ha estado el ministro en apagar incendios del partido y negociar alianzas de forma casi permanente, especialmente desde el mes de abril. Pero dejar a Ábalos sin una cartera hubiera sido un desprecio de Sánchez hacia alguien tan fiel y a quien le hacía especial ilusión ser ministro.
Al frente de su cartera, Ábalos tendrá que afrontar importantes retos como despejar de una vez por todas si la red de autopistas del Estado será gratuita o de pago; solventar el espinoso asunto de la indemnización a pagar a los fondos de inversión por la reversión de las radiales quebradas; culminar la liberalización del transporte ferroviario de pasajeros; encontrar una solución al incremento de los precios de la vivienda; o decidir si, finalmente, accede a los deseos del sector aéreo, con Iberia a la cabeza, y lleva la T-4 hasta el aeropuerto de Madrid-barajas.
Deberá cumplir con el acuerdo pactado con Podemos para frenar el precio de los alquileres