Nuevos ministros/as: «Lealtad al Rey» con pin comunista
Último trámite en Zarzuela No hubo estridencias pero sí tensión en las promesas del Consejo de «ministras»
Una fina capa de nerviosismo y tensión flotaba sobre las sonrisas y el ambiente distendido que fueron la nota predominante durante la promesa de cargos del nuevo Gobierno de Pedro Sánchez en Zarzuela. Ante un ejemplar de la Constitución abierto por el título cuarto («Del Gobierno y de la Administración),
artículo 100 («Los demás miembros del Gobierno serán nombrados y separados por el Rey, a propuesta de su presidente»), todos los vicepresidentes y ministros –22 en total tanto del PSOE como de Unidas Podemos– fueron prometiendo sus cargos sin que se produjera ninguna fractura en la liturgia que la ocasión marcaba. Sobra decir que un Ejecutivo que hace del laicismo una de sus banderas ninguno de ellos ha utilizado la fórmula del juramento ni ha solicitado símbolos religiosos presentes en el momento de prometer ante el Rey.
La ideología de género hizo un previsible, pequeño y anecdótico acto de presencia ya que varios miembros del Gobierno prometieron guardar y hacer guardar las deliberaciones del consejo de «ministras» o de «ministras y ministros». También hubo otros pequeños gestos para marcar perfil propio que, como quedó dicho, no violentaron excesivamente el ritual acostumbrado. Concretamente, el flamante nuevo vicepresidente de Derechos Sociales y secretario general de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, y el titular de Consumo y coordinador federal de IU, Alberto Garzón se presentaron en Zarzuela sin corbata, como es habitual en sus comparecencias ante el Monarca
en el contexto e la ronda de consultas previas a la formación de Gobierno. Llamo la atención a los medios de comunicación presentes en Zarzuela que el líder de Izquierda Unida estuvo unos minutos antes de que diera comienzo la ceremonia en el Salón de Audiencias ensayando su papel.
Iglesias y Garzón han prometido guardar el secreto de las deliberaciones del «Consejo de Ministros y Ministras», pero también lo han dicho así varios ministros propuestos por Sánchez, como Arancha González (Exteriores), Luis Planas (Agricultura), Salvador Illa (Sanidad) y Carolina Darias (Política Territorial). Como ya hiciera en el anterior Ejecutivo de Sánchez, Calvo ha prometido su cargo haciendo referencia al Consejo de «Ministras», denominación que también ha utilizado Irene Montero.
En el apartado de las anécdotas hay que recordar un pequeño
tropezón de Carolina Darias, la ministra canaria de Transporte, que apunto estuvo en ser mucho más aparatoso de lo que finalmente fue. A buen seguro la ministra socialista recordará siempre la densidad de las alfombras de Zarzuela y sus casi funestas consecuencias. Pero quizá la anécdota más memorable fue la de Pedro Duque, ex minstro de Universidades repescado de nuevo por Sánchez para la cartera de Ciencia e Innovación. El astronauta español encaró la cita gallardía y, ante la sorpresa de los presentes, comenzó a recitar con seguridad las palabras de su promesa sin ni siquiera mirar la página con el texto que el personal de Zarzuela iba colocando entre ministro y ministro. Sin embargo, a mitad de párrafo Duque empezó a renquear y, finalmente en el ultimo momento le falló la memoria y tuvo que echar un vistazo a la «chuleta». El resultado, además de una moderada cura de humildad y una lección aprendida, fue que el nuevo ministro se olvido de insertar una frase de la preceptiva promesa. Aquí en España nos tomamos las cosas con más filosofía pero un incidente análogo en el juramento de Barack Hussain Obama como presidente de los Estados Unidos le obligó a repetir la ceremonia entera con magistrado del Tribunal Supremo incluido.
Otro detalle que no pasó desapercibido: Pablo Iglesias y Alberto Garzón llevaban un pin con un triángulo rojo invertido en recuerdo de los prisioneros políticos comunistas y socialdemócratas alemanes de campos de concentración nazis. ¿Acaso se sentían constreñidos por el Tercer Reich de alguna manera? Dificil de deducir. Por lo demás, la voz del nuevo ministro de Consumo no tembló al prometer «lealtad al Rey», al que suele referirse con la expresión «ciudadano Borbón». No ayer sin embargo: incluso incluyó una leve inclinación de cabeza al Monarca en el momento que cubría los escasos pasos que le separaba de la pequeña mesa en la que estaba colocada la Constitución. Ante tan señalada muestra de humildad institucional uno no pudo menos que recordar aquellos incendiarios mensajes en la cuenta de twitter del líder comunista en el que se hacía referencia a la «llegada a puerto de una fragata de la organización terrorista OTAN».
En total la ceremonia duró poco menos de media hora, desde la lectura de los decretos de nombramiento hasta la foto de familia, en la que se ha visto al Rey bromeando con Yolanda Díaz, probablemente sobre lo alto que es el jefe del Estado, ya que a ella le tocaba colocarse justo detrás. Los periodistas fueron está vez desalojados con más premura lo que imposibilitó que oídos indiscretos captaran retazos de la animada conversación que se creó entre los ministros después de la foto de familia. Después de un espontáneo aplauso tras del retrato fotográfico comenzaron efectivamente las conversaciones en las que se vio al Rey departiendo con los vicepresidentes Carmen Calvo y Pablo Iglesias, entre otros.
Cumplido el último trámite el Gobierno de Sánchez ha comenzado ya su andadura. El número total de ministros es 22 lo que le convierte en el segundo más numeroso de la democracia, por detrás del de Adolfo Suárez de abril de 1979. Aquel Ejecutivo, que llegó a tener 24 ministros en mayo de 1980 tras haber experimentado sucesivas remodelaciones que lo redujeron de nuevo a 22 en septiembre de ese año, por lo que el número de componentes del actual gabinete no es nuevo. Y, en efecto, hay precisamente paran las comparaciones entre un Consejo y otro.