La Razón (1ª Edición)

Fin de la era Valverde, llega Setién

El Barcelona, líder de la Liga, prescinde de su entrenador con unas formas más que discutible­s, buscando su sustituto de forma pública antes de comunicarl­e su adiós. Quique Setién será el sustituto

- FRANCISCO MARTÍNEZ ‐

ElEl de Ernesto Valverde podría decirse que ha sido un despido televisado. El técnico extremeño-vasco deja de dirigir al Barcelona, como estaba cantado desde hace días, y su sustituto será Quique Setién, un «alumno» de Johan Cruyff con el que se busca intentar recuperar el estilo de juego. El fin de semana ha sido esperpénti­co, principalm­ente en las formas y discutible también en el fondo. Abidal, el director deportivo, y Jordi Grau, el director general, viajaron a Doha a la vista de todos para negociar con Xavi. El propio ex futbolista lo admitió antes de decir que «no». Y la búsqueda de relevo continuó. La falta de discreción ha sido evidente, lo que ponía a Valverde en una situación de debilidad flagrante ante sus jugadores. De poco ha servido que públicamen­te pesos pesados como Messi o Luis Suádefinir­se rez salieran después de la derrota con el Atlético en la Supercopa a dar la cara por su técnico: «Él no es responsabl­e», dijeron ambos. Cuatro días después lo han despedido.

Pese al papelón en el que le puso la directiva, el «Txingurri» acudió ayer a la Ciudad Deportiva. Fue una jornada larga. Llegó tres horas antes del entrenamie­nto y se reunió con el presidente,

Josep Maria Bartomeu. El máximo mandatario ha sido uno de los grandes valedores de Valverde, por el que dio la cara en los peores momentos. Porque su despedida también podría

como la crónica de una muerte anunciada. Desde la eliminació­n en las semifinale­s de la Champions a manos del Liverpool después de haber vencido 3-0 en el partido de ida, la figura del preparador quedó más que tocada. Salvó esa «bola de partido» después de otra tarde de perros en la que estuvo más fuera que dentro. El presidente salió públicamen­te a decir que continuaba y que confiaban en él. En realidad, fue una historia repetida, porque había pasado algo similar después de la eliminació­n en la misma competició­n y en circunstan­cias similares un año antes ante la Roma. Aquello se consideró un accidente. Pero el accidente se repitió. Si se apostó por él en esas circunstan­cias suena extraño el despido ahora a mitad de temporada por la eliminació­n en la Supercopa ante el Atlético de Madrid en el que, quitando los incomprens­ibles diez minutos finales, fue de los

mejores partidos del curso. Pero esa derrota sólo fue la gota que colmó el vaso. Las miradas de recelo que ya existían por lo de la Champions aumentaron todavía más después del Clásico en el Camp Nou, que acabó 0-0.

Valverde dirigió el entrenamie­nto, al que acudió Andrés Iniesta, que está de visita en la Ciudad Condal. La leyenda del club ha sido uno de los que ha criticado la manera en la que se está gestionand­o la marcha del entrenador. «Las formas han sido un poco feas», aseguró en Onda Cero. Reunión con Bartomeu, entrenamie­nto y marcha a casa del «Txingurri» mientras la Junta Directiva se reunía para decidir su despido. Estuvieron toda la tarde en busca de una decisión sobre su sustituto y el elegido fue Quique Setién, un hombre que ya había sonado el verano pasado y que siempre ha mostrado, tanto con palabras como por sus planteamie­ntos en el césped, admiración por el clásico juego de posesión del Barcelona y por Leo Messi.

Valverde ha ganado dos Ligas, una Copa del Rey y una Supercopa de España. Y se marcha dejando al equipo líder del campeonato doméstico, con los mismos puntos que el Real Madrid, y clasificad­o para octavos de la Liga de Campeones en un grupo complicado con el Inter y el Borussia. Su rival será el Nápoles. Por eso también pueda ser dis- cutible la decisión en sí, aunque la verdad es que el técnico no ha tenido muchos fieles desde que llegó al club para sustituir a Luis Enrique. No terminó de convencer la forma de jugar del equipo en general, por eso se ha pensado en la figura de Setién. Montó un grupo rocoso que ganaba, que en la Liga ha tenido un dominio pocas veces visto, pero dejando cierta sensación de aburrimien­to en los aficionado­s. Las debacles de Roma y Liverpool terminaron de convertirl­o en sospechoso. Esta temporada, además, el equipo ha perdido la seguridad defensiva, y es extraño encontrar partidos en los que no encaje goles, pese a las buenas actuacione­s de Ter Stegen.

El problema para el club no está sólo en los banquillos. También tiene que decidir antes del 31 de enero si ficha un delantero para ocupar el puesto de Luis Suárez, que estará de baja los cuatro próximos meses. Aunque uno de los planteamie­ntos más utilizados por Quique Setién es jugar con «falso 9», como en los tiempos de Guardiola, labor que podrían desempeñar Messi o Griezmann.

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EFE Ernesto Valverde abandona las instalacio­nes del club después de entrenar por última vez al Barcelona y de reunirse con el presidente Bartomeu
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